¿Ministros, Candidatos o Buitres?. Juan Claudio Reyes S.
Conozco a Andrés Allamand desde hace 40 años y, pese a estar siempre en opciones políticas distintas, reconozco en el un político serio, profesional y dedicado.
Por ello resulta chocante verlo en la función, ya transformada en costumbre, entre los “ministros -candidatos” , catapultada por la tragedia de los mineros, de aparecer entrometido en cuanta tragedia ocurra en el país, aprovechando el morbo que ello genera, para capturar algunos minutos de televisión.
Pareciera ser que la experiencia de Golborne, transformado en estrella del gabinete, luego de ser un secundario ministro, marca hoy la pauta de los ministros que aspiran a ser candidatos presidenciales.
Allamand con la tragedia de Juan Fernández; Longueira en el aluvión de San Pedro de Atacama y, ahora, de nuevo Allamand en la tragedia aérea del sur, pone en marcha, cada vez que un accidente significativo ocurre, todo un aparataje comunicacional, tendiente a “posicionar” al “ministro-candidato” en la opinión pública.
¿Tiene alguna importancia fundamental para la defensa del país la caída de un avión particular, con 7 pasajeros a bordo, tragedia que, desgraciadamente ocurre con mayor frecuencia de la deseada?
Si esto no es así, ¿qué hace allí el Ministro de la Defensa Nacional? Solo “roba cámaras”
A menos que alguien demuestre que el y solo el es capaz de dirigir las maniobras de búsqueda de las víctimas.
Por cierto ello no es así. Su función, en esta tragedia y las que vendrán, es ponerse al frente de las cámaras y, con cara compungida, alimentar el morbo masivo, que le permita ganar algún punto miserable en alguna encuesta de dudosa reputación.
Ello es coherente, en todo caso, con la idea, desarrollada por los estrategas comunicacionales de la derecha de que, a falta de ideas convocantes para las grandes mayorías, se debe apelar a la emocionalidad mas primitiva, como mecanismo de adhesión popular
Así conquistaron el gobierno, por vía democrática, después de 50 años. Anunciando, con plena convicción de su imposibilidad nque lograrían, al término de su mandato, el término de la delincuencia; el fin de la pobreza; mayor autonomía regional o duplicación de la subvención escolar. Es decir, la política del “todo vale” con tal de alcanzar el poder.
Es una lástima que tengamos que seguir esperando, probablemente por mucho tiempo mas, una derecha que aporte con ideas al debate nacional por la construcción de un país mejor
Sus principales líderes, en vez de reflexionar acerca de cuestiones sustantivas, parecen mas bien estar al acecho de alguna nueva tragedia, que mas que lamentarla, llega como una ayuda a sus intereses mas bastardos: la utilización del dolor de otros en propio beneficio.
Por cierto, en relación a la peor tragedia de los últimos años, el terremoto del 27 de febrero del 2010, los ministros parecen mas bien escapar. Ello no ayuda a mejorar en las encuestas, pues revela toda la ineficiencia del gobierno del que forman parte, manteniendo a decenas de miles de familias viviendo en las peores condiciones, pese a los intentos por ocultar la verdad con cifras falsas.
Cada cual es libre de adoptar la conducta que le resulte mas apropiada, pero no es lo mismo ser ministro, candidato o buitre.
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