miércoles, febrero 01, 2012

Carta de renuncia al PDC de Tomás Jocelyn-Holt


Señor
Ignacio Walker Prieto
Presidente
Partido Demócrata Cristiano
Presente

Te escribo para informarte  que hoy  presentaré  mi renuncia al partido  ante el SERVEL. La ley exige  que  la  recolección  de  firmas  para  una  postulación  presidencial  se  haga  como independiente.  Habría  preferido  esperar a la  próxima  Junta Nacional  pero  ustedes la  han postergado hasta abril y el esfuerzo que demanda es tal que la demora en recolectarlas afecta las posibilidades de hacerlo bien.
No  guardo  rencor  alguno  con  el  partido  ni  con  sus valores" Me  formé  en  la  Democracia Crístiana y  siento que ha  cumplido  un  rol  clave en Chile  y  sobretodo en lo que definió  las pasiones de mi  generación, la recuperación de la democracia. Así  dejo mi  militancia  pero no abandono mi historia.

Distinto  es mi  juicio  sobre la  Concertación. Siento que  su manejo produce  un  vacío en  un momento  crucial  considerando el  impacto  por  la  casi duplicación  del  padrón  electoral. El empecinamiento por  mirar  a Chile  desde alianzas políticas centradas en el pasado Ie impide poder armar una mayoría qué concite respaldo y la credibilidad  de una apuesta por una nueva legitimidad.  Muchos  han  advertido  esto y  se han  ido.  Demonizar  a  esas personas solo  ha redundado  en frustración  y  en un  grupo  humano  lleno  de querellas y recriminaciones, poco atractivo para jóvenes que recién votarán por  primera  vez y  que prefieren escuchar cualquier cosa menos una vuelta al pasado.
La nominación de Chile Primero no es incompatible con ser DC a menos que también lo sea el que otros camaradas proclamen figuras fuera del partido. Por lo  demás, a diferencia de otros, no me autoproclamé y que un militante DC concite apoyo fuera de su grey debería ser valorado.
Pero hoy algunos parecen más preocupados por quienes partimos que por sumar gente a lo que queda de nuestra convivencia. Como si una nueva mayoría pudiera armarse vendiendo la idea de que sobra gente y que estas renuncias son solo marginales y solitarias.
La  rigidez política actual no me permite  tener esta discusión con la coalición sin sacrificar mi militancia  en la DC. Hay  que llevarla a un  público más amplio  sin las pasiones cultivadas por dos coaliciones que necesitan del  odio  mutuo  para subsistir. Nadie  creerá que la  decencia y calidad perdida  de la política  chilena se recompondrá  con promesas de refundación  desde lo m i s m o .
En esto no estoy solo. El partido  ha perdido  la mitad  de su electorado histórico en tan solo 14 años. Esto ha ocurrido  sin divisiones traumáticas como las del MAPU  y la Izquierda  Cristiana  en  los  60,  pero  en  la  desorientación y  perplejidad  de  una  élite  que  ha  visto  pasar  once presidentes en ese lapso, la  mayoría  sin  siquiera  completar un  período. Muchos  camaradas tienen la misma ansiedad y  si bien mantienen lealtad formal  al partido  no son inmunes a una realidad que cualquiera logra entender. Del mismo modo que Chile tiene una dispersión liberal, su cultura  socialcristiana se ha disgregado generando dudas sobre su rol  y  vigencia. Los años han pasado negándola y creyendo que la apelación histórica es suficiente para contener la fuga. Pero ahí está.
No estoy dispuesto a quedarme con los brazos cruzados. El Chile de los años venideros es uno que viene diverso y cuya variedad es precisamente la fuente de su potencial. El talento político se probará en como convertir  esa dispersión en una oportunidad.  Cómo abrazamos el cambio para motivar  otras actitudes y disposiciones, más que alimentar prejuicios y temores. Esto no se puede hacer desde la trinchera de gente que dice "te lo dije" y espera el fracaso ajeno sino con la flexibilidad  de chilenos en la  frontera  que invitan  a mirarse con otra  confianza. Tal  vez me explique mejor  si  digo. . .para que nazca un mundo nuevo tiene que morir  eI  añejo.
No dudes que esto lo haré apelando a mis camaradas de siempre.  No prescindiré de mi  familia política por  30 años. Estoy convencido que es algo que muchos verán con simpatía pero que obviamente cuestiona la lógica de decisiones partidarias que suponen que nuestro mundo  solo responde a órdenes y  orgánicas. Chile ya no es así. No me alimenta ningún  mesianismo pero tampoco  temo  esas profecías que  algunos  tiran  en  estos casos para  vaticinar  mi  fracaso apelando a lo que ha ocurrido  antes. La inercia no despertará la pasión que Chile necesita y la simbología del  pasado no calmará sus ansiedades por  el  porvenir . Si  algo aprendí  en la DC es que nacimos a la vida política para romper esquemas y  abri nuevos surcos para Chile. Eso es precisamente lo que haré ahora.
Tomás Jocelyn-Holt