Carta de renuncia al PDC de Tomás Jocelyn-Holt
Señor
Ignacio Walker Prieto
Presidente
Partido Demócrata Cristiano
Presente
Te escribo para informarte que hoy presentaré mi renuncia al partido ante el SERVEL. La ley exige que la recolección de firmas para una postulación presidencial se haga como independiente. Habría preferido esperar a la próxima Junta Nacional pero ustedes la han postergado hasta abril y el esfuerzo que demanda es tal que la demora en recolectarlas afecta las posibilidades de hacerlo bien.
No guardo rencor alguno con el partido ni con sus valores" Me formé en la Democracia Crístiana y siento que ha cumplido un rol clave en Chile y sobretodo en lo que definió las pasiones de mi generación, la recuperación de la democracia. Así dejo mi militancia pero no abandono mi historia.
Distinto es mi juicio sobre la Concertación. Siento que su manejo produce un vacío en un momento crucial considerando el impacto por la casi duplicación del padrón electoral. El empecinamiento por mirar a Chile desde alianzas políticas centradas en el pasado Ie impide poder armar una mayoría qué concite respaldo y la credibilidad de una apuesta por una nueva legitimidad. Muchos han advertido esto y se han ido. Demonizar a esas personas solo ha redundado en frustración y en un grupo humano lleno de querellas y recriminaciones, poco atractivo para jóvenes que recién votarán por primera vez y que prefieren escuchar cualquier cosa menos una vuelta al pasado.
La nominación de Chile Primero no es incompatible con ser DC a menos que también lo sea el que otros camaradas proclamen figuras fuera del partido. Por lo demás, a diferencia de otros, no me autoproclamé y que un militante DC concite apoyo fuera de su grey debería ser valorado.
Pero hoy algunos parecen más preocupados por quienes partimos que por sumar gente a lo que queda de nuestra convivencia. Como si una nueva mayoría pudiera armarse vendiendo la idea de que sobra gente y que estas renuncias son solo marginales y solitarias.
La rigidez política actual no me permite tener esta discusión con la coalición sin sacrificar mi militancia en la DC. Hay que llevarla a un público más amplio sin las pasiones cultivadas por dos coaliciones que necesitan del odio mutuo para subsistir. Nadie creerá que la decencia y calidad perdida de la política chilena se recompondrá con promesas de refundación desde lo m i s m o .
En esto no estoy solo. El partido ha perdido la mitad de su electorado histórico en tan solo 14 años. Esto ha ocurrido sin divisiones traumáticas como las del MAPU y la Izquierda Cristiana en los 60, pero en la desorientación y perplejidad de una élite que ha visto pasar once presidentes en ese lapso, la mayoría sin siquiera completar un período. Muchos camaradas tienen la misma ansiedad y si bien mantienen lealtad formal al partido no son inmunes a una realidad que cualquiera logra entender. Del mismo modo que Chile tiene una dispersión liberal, su cultura socialcristiana se ha disgregado generando dudas sobre su rol y vigencia. Los años han pasado negándola y creyendo que la apelación histórica es suficiente para contener la fuga. Pero ahí está.
No estoy dispuesto a quedarme con los brazos cruzados. El Chile de los años venideros es uno que viene diverso y cuya variedad es precisamente la fuente de su potencial. El talento político se probará en como convertir esa dispersión en una oportunidad. Cómo abrazamos el cambio para motivar otras actitudes y disposiciones, más que alimentar prejuicios y temores. Esto no se puede hacer desde la trinchera de gente que dice "te lo dije" y espera el fracaso ajeno sino con la flexibilidad de chilenos en la frontera que invitan a mirarse con otra confianza. Tal vez me explique mejor si digo. . .para que nazca un mundo nuevo tiene que morir eI añejo.
No dudes que esto lo haré apelando a mis camaradas de siempre. No prescindiré de mi familia política por 30 años. Estoy convencido que es algo que muchos verán con simpatía pero que obviamente cuestiona la lógica de decisiones partidarias que suponen que nuestro mundo solo responde a órdenes y orgánicas. Chile ya no es así. No me alimenta ningún mesianismo pero tampoco temo esas profecías que algunos tiran en estos casos para vaticinar mi fracaso apelando a lo que ha ocurrido antes. La inercia no despertará la pasión que Chile necesita y la simbología del pasado no calmará sus ansiedades por el porvenir . Si algo aprendí en la DC es que nacimos a la vida política para romper esquemas y abri nuevos surcos para Chile. Eso es precisamente lo que haré ahora.
Tomás Jocelyn-Holt
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