lunes, marzo 26, 2012

Del "macetero" a la "alcancía" por Francisco Vidal.


EL MERCURIO.
Hace cincuenta años gobernaba en Chile la derecha. El Presidente Jorge Alessandri, en 1958, había superado por un estrecho margen de votos a Salvador Allende y tenía una considerable fuerza parlamentaria sustentada en los partidos Conservador y Liberal. América Latina se remecía por el triunfo de la revolución cubana y había consenso en la necesidad -en Chile- de hacer reformas estructurales con el objeto de consolidar y expandir el entonces modelo de sustitución de importaciones, ampliando el mercado interno para su reproducción.
Por otra parte, los Estados Unidos con Kennedy a la cabeza y ante el impacto de la revolución cubana en la región, propiciaba reformas estructurales en la sociedad y economía latinoamericana para contrarrestar el impacto de dicha revolución y sostener las democracias existentes. La principal reforma estructural que demandaba la sociedad y economía chilena era la agraria, no sólo en la lógica de aumentar la productividad y dignificar al campesino, sino además incorporar a este sector al modelo económico vigente. La derecha fue incapaz de enfrentar el desafío. Mandó un proyecto transformado en ley de reforma agraria absolutamente insuficiente, que no respondió al cambio estructural que la sociedad demandaba. Tanto es así que en la historia de Chile este proyecto y esta ley quedó con la denominación de "la reforma del macetero", haciendo alusión a la insignificancia de la transformación propuesta.

Cincuenta años después la derecha está nuevamente en La Moneda, y ante las nuevas demandas de la sociedad chilena, que se expresan masivamente tanto en la calle como en las encuestas, reivindicando un país con más igualdad y menos abusos, la derecha vuelve a "no dar el ancho". Los contenidos de la reforma tributaria de este Gobierno, que hemos conocido a través de entrevistas y declaraciones tanto del Presidente de la República como del ministro de Hacienda, expresan esta nueva frustración. La sociedad demanda más y mejor educación. Para eso se requiere un aumento del gasto de gran envergadura. La propuesta que conocemos no responde a esa necesidad.
Lo que sabemos es que esta reforma pretende recaudar entre US$ 700 millones y US$ 900 millones por una parte, y rebajar los impuestos a las personas en los tramos superiores. Las necesidades en educación -completamente detectadas y diagnosticadas- alcanzan a alrededor de US$ 7 mil millones, es decir la propuesta del Gobierno cubre entre el 10 y el 15% de la necesidad. Se requiere cobertura completa para la educación preescolar, lo que significa US$ 1.250 millones; duplicar la subvención escolar general requiere de US$ 4.100 millones y darles gratuidad en la educación superior a los estudiantes provenientes de colegios subvencionados, tanto municipales como particulares, requiere US$ 2 mil millones. Queda clara la insuficiencia. En materia de impuestos a las personas se llega al absurdo que la propuesta del Ejecutivo implica aumentarles los ingresos al 10% más rico de la población, considerando que en el año tributario 2011 el 88,5% de los contribuyentes quedaron exentos de pagos de impuestos por tener ingresos iguales o inferiores a $520 mil mensuales. El Gobierno, con esta medida, en vez de cerrar, aumenta la brecha de la desigualdad.
Por otra parte, el debate ideológico y político en esta materia está lleno de confusiones e ideologismos. Libertad y Desarrollo, "el brazo armado intelectual" de la derecha y la UDI, sostiene que todo aumento de impuesto afecta el crecimiento, el empleo y la inversión. En esta materia se les olvida que el Presidente Aylwin realizó una profunda reforma tributaria, cuyo resultado fue el aumento del crecimiento, del empleo y la inversión, y además una reducción significativa de los niveles de pobreza. Asimismo, los gremios empresariales reiteran el discurso y los contenidos de Libertad y Desarrollo, pero no son capaces de responder por qué los grandes empresarios en Chile no están dispuestos a pagar acá -en materia tributaria- lo que hacen en otros países, como Argentina, Perú y Brasil, donde el impuesto a las empresas es de un 35%, de un 30% y de un 34%, respectivamente.
En definitiva, la historia y el presente nos enseñan que la derecha es incapaz de enfrentar los desafíos que la sociedad demanda, tanto hace 50 años como hoy. Finalmente, si la reforma tributaria prospera, quedará en la historia de Chile como la "reforma de la alcancía", replicando la antigua "reforma del macetero".
LA HISTORIA Y EL PRESENTE NOS ENSEÑAN QUE LA DERECHA ES INCAPAZ DE ENFRENTAR LOS DESAFÍOS QUE LA SOCIEDAD DEMANDA, TANTO HACE 50 AÑOS COMO HOY.