Presidenciales 2013: El Chile de los ciudadanos y el Chile de los candidatos. Diario30
Abraham
Lincoln (1860) bien decía que “el sentir de las personas lo es todo. Con el
sentir público nada puede fallar; sin él, nada puede funcionar. Aquel que logre
sintonizar con el sentir ciudadano llega más lejos que aquel otro que solo
inaugura estatuas o ejecuta decisiones de mayor o menor dificultad”.
El
problema de un tiempo a esta parte para la mayoría de la clase política,
incluida la prole de candidatos aspirantes a la Moneda, es su incapacidad para
interpretar este sentir público. Existe
una verdadera disociación entre las agendas y tiempos que manejan políticos,
politólogos, medios y la ciudadanía. Los primeros y como vía fácil para marcar
diferencias, han decidido encapricharse, primero, con ciertas discusiones
político-constitucionales (presidencialismo versus parlamentarismo u/o
asambleísmo; sistema electoral binominal versus proporcional; inscripción
automática y voto voluntario versus obligatorio).
Otra
forma express para separar aguas y destacar en la cuña de 10 segundos del
noticiero es convertirse en un ávido polemista y especialista de aquellos temas
definidos como “valóricos” y asociados a las llamadas libertades negativas
(antes, la legalización de la marihuana o las uniones civiles homosexuales,
ahora, el aborto terapéutico y eugenésico). El estado llano, en tanto, los ciudadanos comunes y mortales, a través
de su única forma de expresión más o menos periódica, la encuestas, manifiestan
otras preocupaciones.
Si
tomamos como muestra la CEP de diciembre de 2011[1], los chilenos privilegian
una solución al problema de la pobreza e
indigencia (25%) por sobre una discusión del sistema binominal (sólo un 2%). Y
con justa razón. Si se analiza última Encuesta de Caracterización
Socioeconómica (2009), alrededor de un 15 % de chilenos continúa viviendo en
situación de pobreza y otro 3,7% en condiciones de extrema pobreza. Incluso
más. Ese año la tasa de pobreza aumentó 1,4 puntos porcentuales respecto de la
medición 2006, mientras que los indigentes se incrementaron en 0,5 puntos en
igual período. Para que hablar de la brecha de ingreso entre el 20% más rico de
chilenos y el 20% más pobre. Ahora se multiplica por 14[2]. Si se toman cifras
actuales de crecimiento económico, la pobreza hacia 2015 (incluida la indigencia)
debería situarse en torno a un 11% del total de la población[3]. Cifras igual
de dramáticas e importantes que las registradas a la fecha. Por lo tanto, una
gran mayoría de ciudadanos entiende que el crecimiento per se ya no es la
panacea. Así se vislumbra en la misma CEP (publicada en medio de un clima de
crecimiento económico estable). Los chilenos (sobre todo los más postergados)
entienden que su desarrollo personal y familiar a mediano y largo plazo, pasa
fundamentalmente por mejorar el acceso a una educación de calidad (53% de
menciones) y no tanto por una mejoría circunstancial de sus sueldos (25%) o una
restricción presupuestaria momentánea a raíz de un alza en el IPC (16%).
¿Dónde
está entonces la gran reforma a la calidad de la educación?. Todavía no existe.
La única agenda de los candidatos y políticos al respecto es su mejor o peor
posicionamiento frente al movimiento estudiantil y la transaca entorno a la ley
anual de presupuestos.
Por
otra parte, un 40% de chilenos manifiesta majaderamente la urgencia de
perfeccionar las garantías de oportunidad, acceso, calidad y protección
financiera en salud. Sin embargo, todo pretensión de un Estado que proteja a
sus ciudadanos frente a un sinnúmero de enfermedades, queda en el mero discurso
ante un desmantelamiento progresivo del sistema público y el fortalecimiento de
uno privado cada vez más caro (y en muchos casos poco transparente)[4].
No
es de extrañarse entonces que un 55% de los encuestados en la CEP piense que el
país está estancado. Y que se lo atribuyan al sistema político en su conjunto,
entregando sólo un 7% de aprobación a los partidos, un 13% al Congreso o un 22%
al gobierno. O que desaprueben por igual a oficialismo (55%) y Concertación
(54%).
¿Por
qué esta disociación de agendas?:
En
lo medular los políticos y candidatos creen que una agenda propia ( o de su
entorno directo y grupo de asesores) ideada para capturar atención de los
medios y de su círculo cercano (intelectual, político o de clase), es
suficientemente representativa de los intereses de una mayoría de chilenos.
Pero
no lo es. Esencialmente por que su interés primario radica en satisfacer un ego
personal a partir de victorias retóricas y tácticas de corto plazo, obtener un reconocimiento interpares y
hablar-polemizar con una cierta elite (a la que se busca cautivar o minimizar a
través de una pléyade de canales como El
Mercurio, La Tercera o El Mostrador) y no con el estado llano chilensis (en
aquellos medios populares y menos glamorosos como La Cuarta o canales locales).
Veamos
algunos casos ilustradores. En la Concertación, la agenda de algunos líderes
socialistas y PPD parece circunscribirse a un progresismo falso,
inexistente, que prescinde de un
discurso de las libertades desde el terreno de la protección y la justicia, y
cae en un conservadurismo libertario (ese de un Estado que no joda, que me deje
hacer lo que quiera, el de la agenda corta-mediática de la legalización del
aborto que incluso delimita los sentidos de pertenencia y alianza política y
califica de intolerante aquello que no comulga con su particular definición de
progresismo).
Ahí
tenemos a Lagos Weber (a propósito de negación de Ena Von Baer al aborto
terapéutico porque la mujer sólo “prestaría el cuerpo”. “Ena no lo vende ni lo
arrienda solo lo presta. Se convenció que el lucro no era bueno”[5]); a Fulvio
Rossi (“No sé que hago en una coalición donde hay espíritus tan
conservadores”[6]); o a Carolina Tohá (“Si hoy se aprueba aborto terapéutico
avanzamos como sociedad. Si se rechaza es porque todavía los conservadores
administran los valores”[7]). En el caso de ésta última, su disociación con un
progresismo más profundo y auténticamente ciudadano, logra su máxima expresión
al criticar a Piñera por plantear que la prioridad del gobierno “serán las
reformas sociales y no las políticas”[8] .
No
es raro entonces que un última CEP, un 59% de votantes de centro y otro 53 % de
independientes que eventualmente podrían votar por alguno de los abanderados
concertacionistas rechacen la labor de esta coalición. El problema mayor de
esta oposición sin embargo, es con su propio electorado, donde las cifras son
poco auspiciosas (rechazo alcanza un 47%).
La
falta de liderazgos creíbles y competentes que sinteticen agenda social de una
mayoría de chilenos, se revela no sólo con cifras anteriores sino también al
evaluar las preferencias del soberano hacia los mismos líderes-conductores
progresistas con ínfulas presidenciales y con activa presencia en el debate
público local. De los líderes de oposición resaltados por encuestados en la CEP
(Carolina Tohá, Ricardo Lagos Weber, Ricardo Lagos, Andrés Velasco o Marco
Enríquez-Ominami), ninguno logra más allá del 2% de las menciones.
Bachelet
en tanto, absolutamente ausente del devenir político local, sigue logrando
diferencias escalofriantes (desde diciembre de 2010, un 38%de los electores la
considera la figura más importante de la oposición). De todas estas figuras, la
ex presidenta al parecer es la única progresista que da ciertas garantías de
liderazgo protector y socialmente reformista (jugado por una agenda que
equipare oportunidades de desarrollo para todos los chilenos).
Al
otro lado del charco la cosa no anda mejor. La disociación entre la agenda del
oficialismo y los votantes se cristaliza en la figura del defensor de palacio y
carta presidenciable, Rodrigo Hinzpeter. Su discurso revela una obcecación
patológica con una agenda social enfocada en el control de la delincuencia
antes que en la prevención de sus causas (pobreza y acceso limitado a educación
de calidad). Existiría un convencimiento por parte del Ministro del Interior
que una concepción conservadora de la delincuencia (sustentada en los
principios de orden y respeto a la autoridad) es compartida por el resto de la
sociedad (cuando sólo responde a una concepción ideológica de una pequeña elite
de derecha).
Nada
más lejano. Por ejemplo, el que un 61% de los consultados en la CEP rechace que
los estudiantes se tomen los colegios y universidades, y otro 79% que marchen
por lugares no autorizados, no quiere decir que estén en desacuerdo con agenda
de estudiantes, con las marchas y con prioridad de una reforma a la educación.
De hecho, un 62% de esos mismos encuestados está de acuerdo con que los
estudiantes organicen marchas para protestar por una mejora del sistema educativo.
Es
decir, los chilenos conciben el orden no como un fin en si mismo, sino como un
medio para avanzar en la conquista de una serie de reivindicaciones sociales
dentro de un marco de estabilidad institucional
y social.
Las
encuestas en este caso tampoco mienten. El declive en las opciones
presidenciales de Hinzpeter y la baja en la aprobación del gobierno sólo se
profundizan con cada zarpazo a la independencia del poder judicial o estado de
sitio pensado para controlar posibles aysenasos. El gobierno obtiene sus peores
cifras de aprobación en materia de educación (7%), pobreza (8%) y delincuencia
(8%). Hinzpeter en tanto, sólo obtiene un 3% de preferencias (frente a un 20%
de Golborne o 5% de Allamand).
Lo
anterior no quiere decir que muchas de las discusiones propiciadas por
políticos y medios no sean pertinentes o importantes. El problema es que las
grandes REFORMAS VALÓRICAS, aquellas destinadas a combatir rezago social,
elitismo y falta de libertad y autonomía en un sentido positivo, lamentablemente
no se abordan. He ahí el desafío y clave de éxito para cualquiera de los
aspirantes a la Moneda. Quien logre posicionar un discurso valórico que
sintetice responsabilidad/estabilidad y justicia social/reforma al sistema de
oportunidades, habrá dado un paso importante en la conquista presidencial.
[1]
Ver esta y sucesivas cifras de aprobación ciudadana en Encuesta de Centro de
Estudio Públicos noviembre-diciembre 2011 en: http://www.cepchile.cl
[2]
Ver CASEN 2009: http://www.ministeriodesarrollosocial.gob.cl/casen2009/
[3]
Arturo León, “20Perspectivas de reducción de la pobreza en Chile: calibrando la
meta para el año 2015″. Ver:
http://www.eclac.cl/cgi-bin/getProd.asp?xml=/dds/noticias/paginas/5/10745/P10745.xml&xsl=/dds/tpl/p18f.xsl&base=/tpl/top-bottom.xsl
[5]
Ricardo Lagos Weber vía Twitter. Ver:
http://www.cambio21.cl/cambio21/site/artic/20120314/pags/20120314153208.html
[6]
En ADN Contigo | Marzo 14 de 2012.
[7]
Carolina Tohá vía Twitter. EL 13 de marzo a las 1:02 pm. Ver:
https://twitter.com/#!/Carolina_Toha/statuses/179537907000946688
[8]
El Dínamo, 30 de enero de 2012. Ver:
https://www.eldinamo.cl/2012/01/30/toha-y-cambio-del-binominal-todos-nuestros-votos-tienen-que-estar-disponibles-para-esa-reforma/+&cd=9&hl=es&ct=clnk&gl=es
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