lunes, enero 23, 2012

Un gran acuerdo de vanguardia. Gonzalo Wielandt


El acuerdo político-programático entre la democracia cristiana y renovación nacional es un símbolo de esperanza política, no sólo para el cambio efectivo del régimen político y democratización institucional, sino que también de reposicionamiento de la democracia cristiana en el centro político. No hay mejor alternativa que el acuerdo entre aquellos que en estos momentos pueden ser actores relevantes para representar el sentido común de Chile y por ende la búsqueda del bien común. Con este acuerdo político ha triunfado la inspiración cristiana de nuestro partido y su vocación nacional y popular, ya que establece cimientos para una mayoría y unidad política y social pluralista que conduzca un frente social y cultural de centro como eje de la política chilena. Eso es ser partido de vanguardia, ya que superando la dicotomía pinochetista del sí y el no y de la concertación y la alianza, la democracia cristiana y renovación nacional han sido capaces de ir más de allá de la derecha y de la izquierda, promoviendo una acuerdo político y programático de valor histórico para el humanismo cristiano.


La democracia cristiana tiene que alzarse como el partido del bien común. No hay otra alternativa. No hay más espacio para el fetichismo y naturalismo político de suponer que el servicio a la patria está supeditado a la cosificación de una coalición política, sino que cada coalición debe responder al llamado de la historia para forjar nuevos caminos revolucionarios y comunitarios tendientes al bienestar del pueblo de Chile y su democracia. Es por ello que el valor que adquiere este acuerdo, más allá de las presiones de los extremos, da cuenta de una dignificación y recuperación de la buena política para Chile, la democracia cristiana y el centro político.

El deber de cada militante de la democracia cristiana en estos momentos es ponerse al servicio del bien común y trabajar para que Chile se encamine en un nuevo proceso de democratización que dignifique a su pueblo. No hay trabajo político más hermoso que trabajar por la dignidad del pueblo. La democracia cristiana y renovación nacional han dado un gran paso para un futuro de esperanza de un acuerdo nacional por la democracia.