Acuerdo RN-DC “diálogo mantenido en silencio”. Leonel Sánchez Jorquera
Desmenuzando
el acuerdo “Un nuevo régimen político para Chile” nos encontramos con un texto
abundante en señales políticas que la prensa no ha considerado, pues se queda
en las rimbombantes declaraciones – que parecen verdaderos fuegos artificiales
– más que en los contenidos políticos implícitos y explícitos del texto.
Se
podría agradecer y hasta felicitar que RN por fin suscriba que están por un
“cambio del actual sistema electoral”. “El nuevo régimen político y la nueva
realidad requieren de un nuevo sistema, que responda a la crisis de
representación, que incluya la diversidad, posibilite la generación de acuerdos
para sustentar Gobiernos mayoritarios, que evite la fragmentación excesiva y
establezca la existencia de una Oposición con derechos y obligaciones. Esto
conduce a un sistema electoral proporcional corregido, que permita ampliar
sustancialmente la representatividad” (Acuerdo RN-DC).
El
problema de dicha declaración es que el señor Larraín puede incluir bajo el
concepto de “sistema electoral proporcional corregido” cualquier cosa, como por
ejemplo, mantener el sistema binominal, con sus distritos y cupos, aumentando
la cantidad de diputados a elegir a nivel nacional mediante una cifra
repartidora que refleje la proporcionalidad de las fuerzas políticas en su
resultado electoral de todo el país.
Es
decir, se eligen 120 diputados por sistema binominal y 30 diputados por
proporcionalidad nacional y tenemos ¡un sistema electoral proporcional
corregido!
En
definitiva, RN firma un acuerdo dejándose las llaves para reformularlo en las
implementaciones concretas, lo cual demuestra la gran habilidad política de uno
de los firmantes, el señor Carlos Larraín.
Pero
el texto tiene otras declaraciones.
¿Qué
quiere decir? “La historia es parte de la cultura de nuestros pueblos. Pero la
vida de las sociedades actuales está mucho más marcada por el presente y el
futuro. Los hechos de nuestra historia política reciente no han sido vividos
por parte importante de nuestra sociedad. La historia no es suficiente para
sustentar un sistema. Ni siquiera la buena historia” (sic). (Acuerdo RN-DC)
¿Para
qué colocar este párrafo?
¿Es
el fundamento para generar nuevas alianzas políticas con un sector de la
derecha?
Uno
de los posibles efectos políticos del acuerdo es el aislamiento político de la
UDI, que en parte se estaría logrando, pero llevado a su extremo significaría
la salida de la UDI del gobierno – ahora o después de las municipales –
situación que tiende a generar a un gran sector de los actores políticos una
espontánea alegría. Pero ¿El Gobierno y RN estarían dispuestos a quedarse solos
gobernando?
Sabemos
que un cambio del sistema político chileno impulsado por el gobierno de Piñera
que termine con el binominal, entre otras cosas, es imposible con la UDI siendo
parte de dicho gobierno.
El
señor Larraín cuando pone su firma en el documento, imaginamos tiene plena
conciencia que puede romper la alianza de gobierno, de hecho está trizada.
Entonces,
es de toda racionalidad suponer que debe tener un plan alternativo a dicha
consecuencia política. En parte, se nos deja ver en el propio documento al
señalar que “la vida de las sociedades actuales está mucho más marcada por el
presente y el futuro” más aún Larraín y Walker nos notifican “la historia no es
suficiente para sustentar un sistema. Ni siquiera la buena historia”
A
buen entendedor…
El
acuerdo tiene contradicciones ontológicas que lo hacen digno de ser una pieza para
el estudio de la paradoja en política.
En
efecto, ejes del documento y de la presentación en sociedad o puesta en escena
– ambos elementos forman parte del acuerdo, uno más literal, otro más simbólico
– dicen relación con la trasparencia en política y la critica al
presidencialismo exacerbado.
Pues
bien, el acuerdo fue logrado en “un largo trabajo de diálogo que se había
mantenido en silencio” e impuesto, por lo menos en el caso del PDC, sin el
conocimiento y debate de los órganos de conducción política.
Tenemos
un acuerdo político fruto del exacerbado presidencialismo de los partidos y
generado en un silencioso diálogo que pretende terminar con un sistema
presidencialista y trasparentar la política chilena. Lo que está detrás es el
arraigo de una cultura oligarca en el desarrollo de la política chilena por
parte de los actores que tienen el poder.
Finalmente,
importancia tiene el verdadero lavado de imagen que contiene el documento para
con la figura de Carlos Larraín al señalar en el último punto dedicado a
“nuestra realidad y el desafío” que “los demócratas deben asumir su
responsabilidad. Los demócratas tienen el deber de conducir el proceso
político” terminando con una proclama de que “hemos dialogado y consensuado
estos contenidos, lo hemos hecho teniendo en vista el bien común de Chile y su
pueblo”.
¿Será
el único precio – dicho eufemísticamente – exigido por el señor Larraín para
firmar?
¿Habrá
exigido garantías o resguardos frente a la crisis de gobierno que puede
originar el acuerdo RN-DC?
Como
señalan los periodistas, estamos frente a una “noticia en desarrollo”
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home