UN NUEVO REGIMEN POLITICO PARA CHILE. Ignacio Walker / Carlos Larrain.
Estimados
camaradas:
Adjunto
declaración conjunta de DC y RN en que nos comprometemos a introducir cambios para un nuevo régimen político en
Chile, incluido el cambio del sistema electoral binominal por uno de
representación proporcional y sistema semi presidencial con Jefe de Gobierno,
ambos aspectos centrales de nuestro Congreso Partidario.
UN
NUEVO REGIMEN POLITICO PARA CHILE
A)
Nuestra realidad y el desafío:
1.-
A pesar de una transición valorada en el mundo entero, y de los avances
sociales y económicos evidentes, es fácilmente constatable que existe una
desafección y crítica ciudadana con el sistema, que puede continuar creciendo
con una baja de la participación ciudadana y una conflictividad social que
puede transformarse en crónica. Dado el nuevo sistema de voto voluntario,
existe un riesgo de baja participación, si es que no hay modificaciones
sustanciales que convoquen al electorado.
2.-
La democracia siempre requiere de su
perfeccionamiento y profundización. En la lógica de proceso, se necesita un
cambio de nuestro régimen político. Ya ha transcurrido casi un cuarto de siglo
del retorno del sistema democrático y la necesidad de una evaluación con un
propósito definido es indispensable.
3.-La
distancia respecto de la política tiene distintas causas. En este texto nos
referiremos a las del sistema político y,
dentro de estas, a las más centrales.
4.-El
presidencialismo exacerbado se encuentra en proceso de agotamiento. El
presidencialismo norteamericano que influyó en el nuestro, está dotado de
contrapesos. En Chile no existen esos contrapesos. La centralidad de ese poder
presidencial, cuando se debilita, repercute en todo el sistema. Por eso se
requiere descentralizar y democratizar más el poder.
5.-El
presidencialismo le otorga un fuerte rol al Ejecutivo, pero el Congreso carece
de un rol que sea percibido como real e importante por la ciudadanía. A su vez,
los partidos padecen del mismo problema; pueden nominar e inscribir candidatos,
pero en el hecho y el derecho carecen de algún otro rol efectivo. Se requiere
que la "sana y buena" política de Aristóteles tenga un rol. De tal
modo que esta pueda responder a las inquietudes de la ciudadanía.
6.-Una
de las características de la globalización y la postmodernidad, es el aumento
de la diversidad y la fragmentación: las así llamadas "tribus", las
redes, las modas singularizadas, las comunidades y otras formas de asociación
voluntaria, son parte de esta caracterización de la sociedad contemporánea.
Los
partidos políticos constituyen cauces de opinión que, entre otras funciones,
jerarquizan los problemas para que sean abordados, pero en el proceso fuerzan
una homogeneización interna que, en el pasado, fue facilitada por una fuerte
carga ideológica. Trabajar dentro de un
partido resulta, en los tiempos que corren, un gravamen excesivo para una
mentalidad difusa en todos los ámbitos, que busca gratificación instantánea en
la vida personal y realización pronta de enfoques muchas veces estrechos. El
deterioro de ciertos niveles de la educación general y la parcelación del
conocimiento son factores que van en la misma dirección. También incide para mal la distorsión que
provoca la llamada "política de las cosas" que ha sido ejercida por
mucho tiempo y por gobiernos de distintos signos. Esta noción socava
gradualmente la idea de pertenencia a un grupo social con el cual todo
ciudadano está obligado.
Hay
que asegurar la gobernabilidad del país y eso significa participación.
7.-El
régimen político chileno, además de ser excesivamente presidencial, se muestra
como muy cerrado y es percibido como favorable a las dirigencias
políticas. Un sistema así visto, favorece que las falencias y debilidades se
desarrollen aun cuando en las elecciones se produce un alto porcentaje de
renovación periódica de los elegidos, al menos en la Cámara de Diputados. Es
necesario favorecer decididamente una política de calidad, que valore la ética
de la responsabilidad, en que toda autoridad
tenga un contrapoder contralor y en que se eliminen decididamente todas
aquellas situaciones que distancian a la ciudadanía de la política y las
instituciones.
8.-La
historia es parte de la cultura de nuestros pueblos. Pero la vida de las
sociedades actuales está mucho más marcada por el presente y el futuro. Los
hechos de nuestra historia política reciente no han sido vividos por parte
importante de nuestra sociedad. La
historia no es suficiente para sustentar
un sistema. Ni siquiera la buena historia. El sistema político debe ser capaz
de responder al presente y los desafíos de futuro.
9.-El
avance de Chile ha tenido como uno de sus fundamentos la fortaleza de sus
instituciones, junto a una política reconocida como de calidad. Ha sido
tradicional la valoración de nuestro sistema de partidos. Sin embargo, esta
fortaleza, que al final de cuentas es el sustento de nuestra democracia, está
en proceso de deterioro.
Abrirse
a la realidad es una cualidad central del trabajo político a menos que, al modo
totalitario, se pretenda forzarla, con efectos fácilmente predecibles. Por eso quienes suscribimos esta declaración
afirmamos que es necesario un sistema electoral que, recogiendo la diversidad,
sea capaz de responder a las necesidades de la gobernabilidad. De lo contrario,
existe un claro riesgo de frustrar expectativas de mayor y mejor
participación.
10.
Los demócratas deben asumir su responsabilidad. Los demócratas tienen el deber
de conducir el proceso político. Nadie puede quedarse en una condición de
espectador. Los chilenos sabemos que los procesos no son irreversibles. El
desafío es el fortalecimiento y
perfeccionamiento de nuestra democracia,
sistema indispensable para lograr el desarrollo del país y de nuestra
sociedad. La participación y representación de la voluntad ciudadana y la
estabilidad democrática, son parte
de una tarea de primera responsabilidad.
La tarea es esencialmente patriótica.
B)
La magnitud de la tarea. La Reforma Política en Chile.
Dejamos
expreso testimonio que el actual sistema electoral en materia parlamentaria ha
significado, para algunos, un aporte a la gobernabilidad y se ha comportado de
una manera razonablemente proporcional mientras que, para otros, no ha
permitido representar democráticamente la voluntad ciudadana.
Sin
perjuicio de las diferentes valoraciones de quienes suscriben este documento,
es evidente que subsisten graves problemas de inequidad social y económica y de
expectativas insatisfechas que inducen actitudes colectivas en grupos que se
consideran extraños al sistema. Por
ello, quienes suscribimos este documento, estamos convencidos que es necesario
abrir cauces de participación que cristalicen el sistema político en una forma
comprometida con la necesidad de sustentar un gobierno, del signo que sea, que
así nutrido dirija el Estado en una sintonía virtuosa del Parlamento con
quienes ejerzan el Poder Ejecutivo.
Chile
necesita de más y mejor democracia y eso se traduce en un nuevo régimen
político de carácter semipresidencial.
Diversos estudios de especialistas y comisiones especiales de la Cámara de
Diputados han arribado a ese consenso. Un régimen semipresidencial que separe
la institución de la Presidencia (Jefe de Estado) de la de Jefe de Gobierno
(Primer Ministro).
Ello
implica un Presidente electo por voto universal, con atribuciones exclusivas en
las relaciones internacionales, la defensa nacional, y la tuición de una
administración pública moderna y profesional, con funciones de moderación y
arbitraje político, con facultad de disolver el Congreso una vez en su mandato,
y un Jefe de Gobierno propuesto por el Presidente de la República quien deberá
contar con la aprobación mayoritaria del Congreso Nacional. Este Primer
Ministro se constituirá en el Jefe de
Gobierno.
El cambio de régimen político aquí propuesto,
además de las reformas que establezcan lo anteriormente descrito, implica las
siguientes reformas:
1.-
Potenciar y Democratizar el Gobierno Regional y Municipal. El desarrollo de
Chile, la democratización del poder, la participación ciudadana y los cauces
para la diversidad, requieren descentralizar. Esto implica las siguientes medidas concretas:
a)
Elección directa del Presidente del Gobierno Regional.
b)
Elección directa de los consejeros
regionales.
c)
Fortalecer las facultades de los Gobiernos Regionales, e incrementar sus
recursos.
d)
La creación de los Gobiernos Metropolitanos, donde las ciudades ya han
adquirido ese carácter.
e)
Fortalecer el rol fiscalizador de los concejales en los Municipios.
f)
Implementar una norma de responsabilidad fiscal. Todo esto en el marco de un
estado nacional y unitario.
2.-
Cambio del actual sistema electoral. El nuevo régimen político y la nueva
realidad requieren de un nuevo sistema,
que responda a la crisis de representación, que incluya la diversidad,
posibilite la generación de acuerdos para sustentar Gobiernos mayoritarios, que
evite la fragmentación excesiva y establezca la existencia de una Oposición con
derechos y obligaciones.
Esto
conduce a un sistema electoral proporcional corregido, que permita ampliar
sustancialmente la representatividad. Alentaremos, junto a otras fuerzas
políticas, el estudio de la fórmula que resulte más adecuada para dichos
fines.
3.-
Potenciar la calidad de la política. Aquí las tareas son varias, entre otras:
transparencia y rol de los partidos;
financiamiento público de estos; prohibición de las reelecciones indefinidas en
todos los cargos de elección popular; primarias simultáneas y vinculantes; y la
obligación de que los partidos sean plenamente democráticos en su práctica
interna. Todo este cambio puede ser el
resultado de un proceso y de un conjunto de reformas. Lo importante es no detenerse,
sino que avanzar en la construcción de los consensos y las amplias mayorías que
cada una de estas reformas requieren. Todo esto marcado por la exigencia de
oportunidad y rapidez.
El
país requiere de estos cambios, el Presidente de la República, el Parlamento y
los partidos políticos deben asumir su responsabilidad. Ahora es el momento
adecuado para ello, pues la demora sólo acentuará el diagnóstico y sus
peligros. Hemos dialogado y consensuado estos contenidos, lo hemos hecho
teniendo en vista el Bien Común de Chile y su pueblo.
Carlos Larraín
Ignacio Walker
Presidente de
Presidente del
Renovación Nacional Partido
Demócrata Cristiano
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