lunes, enero 10, 2011

Nuestros valores y la reforma educacional.Carlos Anríquez

Ante el debate público y la tramitación parlamentaria del proyecto que el Gobierno  llama Ley de Calidad y Equidad de la Educación, creo que sería conveniente presentar un conjunto de ideas que orienten seriamente los valores matrices del humanismo cristiano sobre el tema, con miras a que esta coyuntura se pueda transformar en una oportunidad para construir una mejor educación y un mejor país desde ella. Aquí solo hago un recuento de mis ideas personales, pero que creo son compartidas por muchos.
 
 1) El profesor, eje y actor principal de la educación: ninguna reforma resultará sin él.
Ninguna reforma educativa tendrá éxito si no considera al profesor como eje y primer actor del proceso educativo. Sin profesores no hay educación. Sin profesores motivados, respetados y preparados no hay educación de calidad. Denunciamos la vergonzosa omisión que el proyecto gubernamental presenta de esta base fundamental de la reforma. En tal proyecto no hay ninguna mención expresa y explícita a la centralidad del profesional de la educación, más bien su aspiración solo es fortalecer instancias que naturalmente están al servicio de la acción del profesor en el aula, como son el sostenedor y los directivos y muy poco o nada respecto de cómo se apoyará a los docentes que realizan la parte pesada del trabajo: el aula.
 2) Remuneración condigna a la trascendente función del profesor.
La remuneración docente además de una retribución apropiada para los profesionales de la educación y el exigente trabajo que ellos desempeñan, debe ser un incentivo real para los profesores en ejercicio. La remuneración docente debe ajustarse a las condiciones del resto de los profesionales a mediano y largo plazo, lo que también significará un fuerte atractivo para los estudiantes que deciden su carrera futura.
Nos duele decir que hasta ahora no ha habido voluntad política para elevar hasta un nivel competitivo la remuneración docente. Solicitamos a la directiva del Partido y a los parlamentarios que condicionen todo acuerdo sobre la reforma, a una obligatoria mejora de efecto inmediato de las remuneraciones de todos los profesores chilenos, para llevarlos nuevamente al sitial de respeto y prestigio que nunca debieron perder. Es imperativo resolver esta situación, porque si se sigue mal remunerando a los profesores, la educación en Chile seguirá siendo precaria y no es lo que queremos ni como profesores ni como padres. Esto conllevará ciertamente la necesidad de aumentar de manera importante el gasto público en educación.
3) Carrera docente efectiva para una educación de calidad.
Los profesores en servicio deben tener la primera prioridad para ocupar cargos directivos y técnico-profesionales en los establecimientos educativos. El proyecto del gobierno destruye la carrera docente e instaura un régimen que derivará en compadrazgo, nepotismo y despojo político de las instituciones educacionales. Estimo que se debería exigir a todos los parlamentarios de la Concertación que esta propuesta sea rechazada de plano y reemplazada por un capítulo que asegure una carrera docente en la que primen la competencia, la formación y la antigüedad como factores para el ascenso y nombramiento, acompañados por incrementos efectivos de remuneraciones. También debería instarse a todos los profesores de Chile a exigir lo mismo a los parlamentarios de sus distritos y circunscripciones, de modo que no se imponga un modelo de gestión feudal privada en un servicio tan sensible como la educación pública.
4) Evaluación docente única, seria, responsable y adecuada a la complejidad de la tarea del profesor.
Solo una evaluación docente que considere las complejidades propias de la profesión docente servirá a la calidad de la educación. Es posible introducir mejoras en la actualmente existente, pero es inaceptable introducir una que el gobierno llama “complementaria” que será sin duda usada para eliminar sin control ni respeto, a colegas aun cuando sean bien evaluados en la que el estatuto docente y su respectivo reglamento establecen.
A diferencia de otros funcionarios del Estado, las calificaciones docentes deben ser un proceso que incluya factores didácticos, competencias en los contenidos y aplicación al aula, llevadas por una comisión externa al establecimiento.
5) Formación inicial de excelencia, centrada en la enseñanza del currículum en el aula,  para asegurar una educación de calidad hacia el futuro.
Los centros formadores deben cumplir altos estándares de formación académica y práctica y con estudiantes evaluados al momento del egreso con pruebas nacionales también altamente exigentes. Los centros que no logren pasar estas pruebas, deberían cerrar en un plazo razonable para permitir cumplir sus compromisos con los estudiantes bajo la supervisión del Consejo Nacional de Educación.
La propuesta del gobierno es pobre e insuficiente y se concentra solo en los incentivos económicos, modelo que sin duda alguna, introducirá elementos de conflicto al interior del equipo docente destruyendo las buenas relaciones interpersonales en los establecimientos. Esta propuesta constituye una grave distorsión a la justicia remunerativa es un retroceso en el intento de alinear las mejoras remunerativas  con la carrera docente.
 6) Una pedagogía que asegure las mejores condiciones de desempeño docente y que respete la diversidad en el aula.
En Chile hoy convivimos personas de los más diversos orígenes, culturas, creencias y condiciones y esta diversidad se refleja en el aula. Frente a esto, es imperativo realizar cambios en las relaciones técnicas del proceso docente, especialmente el tamaño de los cursos y las relaciones entre horas aula y horas de colaboración. Aparte de constituir una humanización la actividad del profesor, especialmente en los establecimientos con mayor riesgo, la reducción de los tamaños máximos de los cursos y el aumento   las horas de colaboración facilitará una educación más personalizada para los estudiantes. 
 7)  Una política clara de apoyo a la familia.
 Es responsabilidad del Estado proveer elementos de apoyo a las familias de los estudiantes, lo que es particularmente necesario en los sectores de riesgo y establecimientos municipales. La escuela tiene el desafío de reencantar a las familias para que estas participen de manera más cercana en la educación de sus hijos. Los profesores necesitamos un apoyo decidido en esta tarea.
 8)  No al cierre de establecimientos.
Hemos sido testigos de cierres y fusiones inconsultas de establecimientos educacionales en el sector municipalizado. Estas medidas no pueden ni justificarse ni menos ejecutarse si no ha habido un trabajo previo, focalizado en los establecimientos que tengan reducción significativa de matrícula, destinado a mejorar sus procesos educativos y captar matrícula. Las autoridades cuentan con varios recursos previos a esta drástica medida y es un imperativo ético y práctico aplicarlos antes de cerrar un establecimiento educativo.
 9) Exigimos ser escuchados.
Más allá de todas las legítimas diferencias que podamos tener en el debate interno, es imperativo que se preste atención a nuestras demandas y planteamientos, en un momento trascendente para la educación chilena: somos profesores, nos hemos jugado por nuestros alumnos y por nuestra Patria. Nuestra voz y pensamiento tienen valor.