lunes, enero 10, 2011

LASC LECCIONES DEL CASO RAVINET. Andres Rojo

El exabrupto protagonizado por el ministro de Defensa Jaime Ravinet al comienzo de la semana es un hecho que deja varias lecciones que se deben considerar, con independencia de que el Gobierno haya tenido éxito en tapar el suceso que, en rigor, debería haberle costado la renuncia al Secretario de Estado.


            La frase exacta dada a conocer por El Mostrador fue “A futuro las Fuerzas Armadas serán renuentes a prestar colaboración a las autoridades civiles ante catástrofes de la naturaleza, al verse obligadas a exhibir su material de guerra o equipamiento militar para acudir a prestar auxilio a la población civil, sean en forma transitoria o permanente, como su Consejo lo está haciendo con los puentes mecanos”, dicha en el contexto de una presentación ante el Consejo para la Transparencia para pedir que no se obligara a informar de las razones para elegir una opción de puente mecano tras el terremoto que costaba cerca de dos millones de dólares adicionales.

            Ravinet asume en este documento una suerte de vocería de las Fuerzas Armadas -que fue rápidamente descartada por estas, que se dieron cuenta con criterio que lo ocurrido era un acto de deliberación explícitamente prohibido por la Constitución, ya que cuestionaba las políticas de transparencia implementadas por este y el anterior Gobierno.

            El Ministro de Defensa contraviene además todas las normas legales que asignan a las Fuerzas Armadas la responsabilidad de asistir al Gobierno en las tareas que se le asignen.   Su rol no es sólo la guerra, sino también ayudar al orden interno, no tomando partido en la contienda política, sino prestando ayuda en situaciones de emergencia.

            Por otra parte, un ministro que es desautorizado por sus propios colegas de gabinete y por su superior jerárquico -el Presidente de la República- tiene el deber moral de renunciar.

            Además de los cuestionamientos constitucionales y legales, Jaime Ravinet cometió un acto de clara torpeza, una imprudencia política notoria, ya que al oponerse a transparentar una compra sospechosa de coimas implica a la propia autoridad en la sospecha.

            Hay dos lecciones adicionales que llaman la atención: Por un lado, que salvo Andrés Zaldívar que se percató de la gravedad de la situación, los partidos opositores desaprovecharon una clarísima oportunidad para intervenir en el asunto y, de paso, tomar revancha de un personero, que habiendo sido históricamente parte de la Concertación, aceptó cambiarse de bando para formar parte del Gobierno de Sebastián Piñera.   Se habló de una citación a la Comisión de Defensa de la Cámara, pero hasta que no se concrete no es un hecho político real, y conociendo el funcionamiento de nuestro Congreso ya es un asunto que quedó para marzo.

            Por último, y quizás lo más grave, es que sólo El Mostrador se ocupó del asunto y los demás medios de comunicación se limitaron a hacer una simple mención sobre la existencia de una polémica, sin ahondar ni en los dichos de Ravinet, sus implicancias jurídicas y mucho menos en el hecho de que se hubiera comprado un puente mecano a un precio dos millones de dólares superior al de la competencia.