jueves, septiembre 02, 2010

Sí, es posible. Claudio Orrego

Ha sido un largo camino de aprendizaje político. Como pocas veces lo habíamos hecho, recorrimos nuestro país y salimos a escuchar a las bases del partido. Al igual como día a día escuchamos a los vecinos en nuestras comunas y distritos, tuvimos largas jornadas con los militantes DC en los más apartados lugares de Chile. Nos enfrentamos a dudas y desconfianzas, así como esperanza y coincidencia con nuestras ideas.


Cuando planteamos hace años el tema de la renovación, no lo hicimos con el carné de identidad en la mano. Ya no somos tan jóvenes y lo sabemos. Si bien el promedio de edad de la lista del MAR es 40 años, la clave de nuestro mensaje es otro. La renovación de la política supone ideas nuevas, fraternidad y cercanía en el trabajo, más democracia al interior de los partidos y, no menos importante, apertura a independientes y el mundo social.

Es muy distinto no tener “huevos”, como alguna vez se nos dijo injusta e irónicamente, a querer actuar en y desde las instituciones para cambiarlas y desde ahí luchar por un Chile más justo. Somos DC y concursamos lealmente por liderar nuestro partido. No creemos en caudillismos ni en aventuras personales. Creemos en la acción comunitaria, la política como el arte noble de liderar y servir, en la pasión por la justicia como motor de la historia y en el amor al prójimo como brújula ética de nuestro actuar.

Ha sido un largo camino, lleno de derrotas e incomprensiones. Lo intentamos en 2002 y luego en 2008. Resistimos los cantos de sirena para concurrir a consensos tan fáciles como artificiales. Luchamos para que los militantes pudieran votar y para que alcaldes y concejales fueran parte del proceso. Hoy estamos alegres y esperanzados. Casi el 60% de nuestras bases nos han dado un mandato de renovación, tan ambicioso como motivante. Con todo, no queremos que la alegría de hoy nos nuble respecto de la tremenda responsabilidad que tenemos con el mañana. Las cifras son importantes, porque representan la voluntad de la mayoría del partido. Pero al final del camino serán sólo un dato irrelevante si no hacemos las cosas bien, si hacemos más de lo mismo o si no cumplimos con lo que muchos, dentro y fuera de la DC, esperan de nosotros.

Como siempre, la mejor noticia ha pasado desapercibida. A pesar del terremoto geológico y político de este año, la DC ha dado una gran muestra de espíritu cívico y democrático. Cerca de 24 mil militantes votaron en una jornada ejemplar, con resultados claros e inapelables el mismo día. Ganadores y perdedores se han comprometido a seguir trabajando juntos, luego de una campaña con debates francos y fraternos. Para quienes todavía titubean ante la plena democracia partidaria, la DC ha demostrado que es posible. Felicitaciones a la mesa y a los equipos de Mariano Fernández y Leonel Sánchez por esta gran lección.

Así como ayer escuchamos a nuestras bases, ahora tenemos la ambición de recorrer Chile escuchándolos a todos. Especial dedicación tendremos por los jóvenes (inscritos o no) y aquellos compatriotas que dejaron de votar, hastiados por nuestros vicios y faltas. Queremos escuchar a los trabajadores, a la clase media y a todos quienes ya no creen en nadie… pero les gustaría volver a creer.
Trabajaremos por una DC unida, sin divisiones ni lotes. Deseamos un partido fuerte, que recupere el protagonismo que ha tenido en la historia de Chile. Queremos hacernos cargo de los temas laborales, de la mejor distribución de los ingresos, de la inclusión de las minorías, de la pobreza, de la justicia social, de la educación y de nuestro medio ambiente. Como dijera Ignacio Walker la noche del triunfo, le decimos a la derecha que se prepare. Vamos a disputarle voto a voto la confianza mayoritaria del país. Enfrentaremos juntos como partido todos los procesos políticos que están por venir, muy especialmente las municipales, que están a la vuelta de la esquina.

Con orgullo, humildad y entusiasmo… volvemos a decir: “La renovación sí es posible”.