Chile: El paraíso de las elites. Universidad de Chile. Facultad de Ciencias Sociales
Pese al crecimiento del país, el modelo chileno vuelve a reproducir la desigualdad, propiciando la formación de circuitos segmentados y la impermeabilidad de la elite. Estas son algunas de las reflexiones de académicos de la Facultad de Ciencias Sociales, que realizaron un análisis de la historia de la desigualdad en las últimas décadas, de las políticas públicas adoptadas para medir y paliar la pobreza, así como de las mediciones realizadas en la última encuesta Casen 2009 y los resultados parciales difundidos."Si uno ve la trayectoria de los datos, desde 2000 hay una disminución creciente de los índices de pobreza e indigencia. Esta es la única encuesta que muestra un aumento dentro de todo el período. Cuando uno ve las cifras con una perspectiva de largo plazo y advierte el cambio, se pregunta qué ocurrió. Y uno de los elementos claves que ocurrieron fue la crisis de 2008, entre otros factores. Entonces, se dice que hay un aumento, pero se orienta la explicación del mismo a la falla de las políticas sociales y, más allá de las críticas que uno pueda hacer a éstas, claramente sin esas políticas se observa que el impacto hubiera sido más negativo", comentóCatalina Arteaga, académica especializada en temas de pobreza, respecto de los motivos que dispararon la polémica sobre el retroceso de Chile en este sentido.
Actualmente, esta investigadora se encuentra desarrollando un proyecto Fondecyt denominado"Mediaciones subjetivas en tácticas de enfrentamiento del riesgo, de miembros no jefes de hogar, pertenecientes a familias vulnerables urbanas de la Región Metropolitana", junto aSonia Pérez, académica del Departamento de Psicología.
"Lo que a mí y a nosotros como equipo de la Universidad de Chile nos interesa, es comprender el sentido de las acciones y los factores estructurales y sociales que posibilitan o limitan a los sujetos a elaborar acciones para enfrentar contextos de vulnerabilidad. Ello supone hacer estudios de otro tipo, que complementen los que aportan datos tan macro y tan agregados. Teniendo en cuenta que Chile es un país tan desigual, tan diverso y heterogéneo en términos sociales, es muy importante focalizar las diferencias por grupo", enfatizó Arteaga.
Multidimensionalidad de la pobreza
En este sentido, Arteaga apunta que la indigencia aumenta más fuertemente para las mujeres que para los hombres: "El mayor porcentaje de jefaturas femeninas se da en los hogares indigentes. Hay elementos que uno puede observar que marcan en Chile las desigualdades como la edad, el género, rural/urbano, lo étnico. Son las que van marcando las diferencias en las cifras.
En este sentido, hay un debate a nivel mundial sobre cómo mejorar la medición de la pobreza. "Hay una discusión que se está dando ahora en la academia y en los organismos que asesoran a los gobiernos en políticas públicas de varios países que tiene que ver con lamultidimensionalidad de la pobreza. Es decir, la necesidad de incluir otros indicadores más subjetivos, más socioculturales, para observar el fenómeno de la pobreza.
En el marco de esta discusión sobre la multidimensionalidad de la pobreza, el equipo de trabajo dirigido por Arteaga ha sido contactado, a través de la Prof. Pérez, por la Universidad de Oxford para pedir apoyo en la lectura e interpretación de los datos que están elaborando.
Una de las hipótesis que se maneja al interior del proyecto "Mediaciones subjetivas en tácticas de enfrentamiento del riesgo..." es por qué hay grupo de sujetos que, más allá de que reciban ingresos y haya disponibilidad por parte del Estado, no acceden en general a estos beneficios. "Hay factores objetivos como no vivir cerca de la municipalidad, por ejemplo, que limitan la posibilidad de acceder; o no contar con la información. Pero también hay disposiciones más subjetivas o que se han construido socioculturalmente que hacen que estos sujetos tengan limitaciones para acceder o para sentir que tienen derecho a acceder. El estigma del pobre claramente limita dicho acceso, por ejemplo. Estamos tratando de ver esas limitaciones objetivas y subjetivas y cómo los sujetos interpretan esas barreras y son capaces de traspasar o no esos límites", explicó Arteaga.
Asimismo, la investigadora afirmó que la política pública en general supone un modelo de individuo y familia que no tiene mucha relación con la realidad y considera que va a desarrollar determinadas acciones, como frente a una pérdida de empleo buscar ayuda o dejar de gastar. "Nosotros vemos que en ocasiones ocurre lo contrario, como el sobreendeudamiento para mantener el status, en una sociedad donde culturalmente se vive con vergüenza no poder pertenecer a un determinado segmento o caer en pobreza", expresó la académica.
La pobreza tiene más de un foco
Para el académico del Departamento de Antropología de FACSO, Prof. Andrés Aedo, quien investiga temas en relación a la antropología económica y la estratificación socio-económica, la reacción del Estado ante los resultados de la Casen 2009, no debería implicar solamente un aumento en la inyección de recursos. "No bastaría con agregar recursos monetarios, en estricto rigor, se trata de cambiar estructuras sociales (...) si se trata de sólo dinero, sólo subsidio, no creo que se alcancen nuevas metas para superar la pobreza", afirmó el profesor Aedo.
Para el antropólogo, se trata de un trabajo complejo y no fácil de llevar a cabo, pues se trata de cambiar un contexto social que vaya garantizando elementos que permitan sacar a las personas de su situación de pobreza.
Como instrumento de medición, considera que la encuesta actual tiene aspectos positivos, sin embargo, le agregaría preguntas que aborden más aspectos sobre la pobreza. "Por ejemplo, que midan redes sociales. La pobreza es todo un universo, una forma de vida, implica varias dimensiones como bajos niveles educacionales, bajas oportunidades, existen conductas de riesgo. Hay un conjunto de situaciones que enfrentan las personas, que implican pobreza y el entrar o salir de ella".
En esta postura coincide la Prof. Arteaga quien, a pesar de las modificaciones que puedan realizarse al cuestionario de la encuesta, considera que hay que continuar complementándola para dar cuenta de los aspectos que no han sido sondeados. "Hay que pensar en cómo seguir en este debate que se inició en el gobierno de Michelle Bachelet, sobre cómo incorporar otras dimensiones en el ámbito de la economía que tienen que ver con otras variables como el género, el empleo informal, el trabajo no remunerado. Dentro de eso, preguntas que tengan que ver con por qué la gente está como está, por qué no accede a ciertos beneficios o reproduce ciertas conductas", concluyó.
Y reiteró: "Aparte de las mediciones y de los cambios en las mediciones, están los complementos con otros estudios cualitativos o estudios de casos. Si uno no entra al detalle, sobre todo en un país tan desigual como el nuestro, es poco lo que se puede aportar en términos más específicos. Es necesario entrar en estas diferenciaciones".
Y reiteró: "Aparte de las mediciones y de los cambios en las mediciones, están los complementos con otros estudios cualitativos o estudios de casos. Si uno no entra al detalle, sobre todo en un país tan desigual como el nuestro, es poco lo que se puede aportar en términos más específicos. Es necesario entrar en estas diferenciaciones".
Chile: "El paraíso de las elites"
Carlos Ruiz, académico del Dpto. de Sociología y Sub-director del Centro de Investigación en Estructura Social, CIES, realizó un análisis de las políticas públicas que se adoptaron para medir y paliar la pobreza, así como de los parámetros que han regido la desigualdad en los últimos 30 años. El objetivo es poner en contexto las cifras de la encuesta Casen que, a su parecer, han sido entregadas "a cuenta gotas".
El profesor Carlos Ruiz afirmó que en nuestro país "toda la vida hemos sido desiguales". Sin embargo, lo que ha cambiado es el patrón de desigualdad, ligado a un modelo de sociedad y de crecimiento distinto al que teníamos históricamente. "Antes teníamos un patrón de desigualdad que iba describiendo la distribución del ingreso en forma gradual. Iba subiendo de los sectores bajos, sectores obreros, medios, altos, empresariales. Y ahora tienes una suerte de homogeneidad hacia abajo muy fuerte que al final de la curva, recién se dispara. Porque en el fondo lo que implica la desigualdad es un crecimiento de la concentración del ingreso enorme en sectores muy pequeños de la sociedad, que están muy por encima de las capas medias incluso".
Observando el trasfondo de la situación, el académico agregó que "no se trata solamente de medir cuántos pobres hay, sino que hay que entrar en el debate de cuáles son los mecanismos que producen y reproducen esa pobreza. Y aquí la discusión está invertida hace mucho tiempo. Se están preguntando '¿Por qué crecieron los pobres?' Y se responden: 'Crecieron porque se focalizó mal el gasto social'. Pero la discusión de fondo es echada completamente por tierra. Es decir, hay una naturalización de la política del gasto social focalizado".
Miguel Kast, padre del actual ministro MIDEPLAN, Felipe Kast, planteó en la segunda mitad de los años setenta la política del gasto social focalizado, en el marco de lo que era ODEPLAN en ese tiempo. "Eso implicó la negación de los derechos sociales universales, los cuales sólo se le asignan a los que ellos consideran pobres. Ese enfoque supone que lo que tiene que detectar la encuesta es dónde están 'los verdaderos pobres' y el Estado se ocupa de esos sectores catalogados vulnerables. Pero implicó una transformación muy fuerte de las políticas tradicionales de carácter social del Estado chileno, un giro en muchos temas sociales como la salud, las pensiones, etc. Sin embargo, cuando se llegó a la democracia no se cuestionó y se mantuvo el gasto social focalizado. Es decir, se naturalizó esa situación, que respondía una transformación brutal", explicó el sociólogo.
De allí su cuestionamiento al hecho de que sólo se esté planteando la discusión sobre si el gasto social focalizado está bien o mal asignado, sin observar más allá de esto. Ruiz discute el hecho de fondo, el cual implica una regresión histórica en el acceso a derechos básicos. Algo que -afirma- actualmente no está bajo tela de juicio a la hora de analizar las cifras dadas por la encuesta Casen.
Mucho para unos pocos
Ruiz describe que en nuestro país existe un sector exclusivo de la sociedad chilena que concentra una gran cantidad de ingresos y que se reproduce de manera "endogámica", lo cual causa un nivel de movilidad social relativamente bajo de la sociedad chilena, puesto que no es posible -según Ruiz- escalar mientras esté ascendiendo otro. Y lo ejemplifica a través de ciertos comportamientos de estos sectores sociales: "Hay colegios en los que, aunque tengas la plata para entrar, no vas a poder acceder porque solo se entra con recomendaciones y esas recomendaciones responden a una elite. Lo mismo pasa en los negocios que no están sometidos a criterios de competencia, como Chiletabacos, que concentra el 98% del mercado de los cigarrillos".
Esto qué implica: "Que Chile es el paraíso de las elites. El nivel de concentración te está explicando una elite económica cuyas condiciones de reproducción social y económica no están sometidas ni siquiera a un nivel de competencia de mercado", indicó el académico.
La desigualdad existente remite, de acuerdo a Ruiz, "a la desigualdad de poder que hay en determinados grupos, en las condiciones de organización y formación de capacidad para incidir en los organismos que determinan las orientaciones sobre el modelo de crecimiento. Entonces, en ningún modo se está discutiendo el origen de todo esto, sino sólo sus fenómenos de expresión", reiteró.
Se reproduce la desigualdad
En el caso de la educación superior, por ejemplo, el panorama "no tiene igual en ninguna otra parte de América Latina", observó el investigador. Los resultados Casen en este ámbito muestran que quienes terminan una carrera universitaria ganan tres veces más que los que tienen enseñanza media. Además, que entre 2006 y 2009, la población pasó de tener 10,2 a tener 10,4 años de escolaridad, dejando a Chile a la vanguardia en Latinoamérica.
Sin embargo, para Ruiz "hay que tener cuidado de celebrar esto y olvidarse del fondo, porque esto genera nuevas problemáticas", advirtió. Es decir, los promedios son engañosos cuando se comienza a discriminar por sectores sociales. A partir de un estudio de estructuración social que están realizando en el CIES, se puede ver que los sectores medios asalariados vienen creciendo sostenidamente desde 1990, llegando a casi el 30% de la población. Mientras que el porcentaje de la población que es profesional en estos sectores también es altísimo. "Si bien desde todos los niveles se está accediendo a la educación, en los más altos el ingreso es mucho más rápido. Lo que sucede es que de algún modo esto vuelve a reproducir la desigualdad".
Para Ruiz, todos acceden a los beneficios del crecimiento de Chile, pero el crecimiento se distribuye de manera "dispar". Esta desigualdad provoca la formación de "circuitos segmentados" que se identifican a través de sus estilos, lenguajes, íconos, gustos, etc. y que "prácticamente no tienen comunicación entre sí". Algo que, en el fondo, "vuelve a rubricar el problema del aislamiento y la impermeabilidad de la elite", concluyó.
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