Doble estándar . Mariano Fernandez . Carta al Mercurio
Señor Director:
En la edición de “El Mercurio” del 10 de abril y bajo el título “Incongruencias de la Concertación”, el columnista Hernán Felipe Errázuriz las emprende contra los gobiernos que terminaron con la dictadura militar chilena, a la que él representó en diversas funciones, promoviendo un evidente doble estándar en materia de derechos humanos, condenando severamente a Cuba y eximiendo a China, entre otras razones, por ser “el principal socio comercial de Chile”.
En el periodismo las interpretaciones son libres, pero se debe ser riguroso en los hechos:
1. Como es bien sabido, la democracia llegó a Chile mediante una lucha sin concesiones a favor de la libertad y el respeto a los derechos humanos. Este es un principio fundamental que ha inspirado los 20 años de gobierno de la Concertación de Partidos por la Democracia y también su política exterior.
2. No por presión comunista, sino por convicción política sobre nuestra necesaria inserción en América Latina, es que reanudamos relaciones con Cuba en 1996. A la sazón, tan sólo otros dos países no mantenían relaciones con la isla. Sin perjuicio de ello, en los 20 años de gobiernos de la Concertación hemos condenado las violaciones a los derechos humanos en Cuba, así como el bloqueo de Estados Unidos a ese país. Esto consta en los votos de Chile relativos a estos asuntos en los organismos internacionales.....3. Efectivamente, participé en la Asamblea General de la OEA que levantó las sanciones impuestas a Cuba en 1996 por pertenecer al eje “chino-soviético”. El acuerdo fue unánime, incluido el voto de Estados Unidos, y no se trató de “un fallido intento para el regreso de Cuba a la OEA”, sino un claro acuerdo al que todos los estados miembros concurrimos. Si Cuba desea reincorporarse deberá cumplir “con las prácticas, los propósitos y principios de la OEA”, incluidos los de la Carta Democrática Interamericana, legitimada definitivamente después del golpe de Estado en Honduras.
4. Como Errázuriz es riguroso en el doble estándar, silencia que las relaciones diplomáticas con la República Popular China fueron establecidas por el gobierno de la Unidad Popular en 1970, con las consiguientes protestas de la derecha, pero tampoco nada dice de la China actual en materia de derechos humanos, asunto que también ha condenado sistemáticamente la Concertación en cada ocasión que le ha correspondido a Chile pronunciarse internacionalmente sobre ellos. Más aún, luego de una áspera discusión que sostuve en Beijing con el ministro de RR.EE. de China, Qiang Chi Chen, en 1998, acordamos un grupo mixto sobre derechos humanos cuyo primer representante chileno fue la directora jurídica de la Cancillería, la conocida jurista Carmen Hertz.
5. En lo que sí estoy de acuerdo con Errázuriz es que con ocasión de visitas de Estado no se invita a un Mandatario extranjero para agraviarlo. Pero él no está de acuerdo consigo mismo porque sostuvo lo contrario cuando la Presidenta Bachelet realizó la visita de Estado a Cuba hace algo más de un año. Más aún, he sostenido y sostengo que en esas ocasiones los jefes de Estado deben cumplir el programa oficial previsto, pues tampoco se trata de agraviar al anfitrión. Sin embargo, temas delicados como los asuntos relativos a los derechos humanos se conversan en privado, como me consta que ha ocurrido en las reuniones de los gobernantes chilenos con los jefes de Estado o de gobierno de China y de Cuba. En estas materias tenemos diferencias gigantescas. [+/-] Seguir Leyendo...
En la edición de “El Mercurio” del 10 de abril y bajo el título “Incongruencias de la Concertación”, el columnista Hernán Felipe Errázuriz las emprende contra los gobiernos que terminaron con la dictadura militar chilena, a la que él representó en diversas funciones, promoviendo un evidente doble estándar en materia de derechos humanos, condenando severamente a Cuba y eximiendo a China, entre otras razones, por ser “el principal socio comercial de Chile”.
En el periodismo las interpretaciones son libres, pero se debe ser riguroso en los hechos:
1. Como es bien sabido, la democracia llegó a Chile mediante una lucha sin concesiones a favor de la libertad y el respeto a los derechos humanos. Este es un principio fundamental que ha inspirado los 20 años de gobierno de la Concertación de Partidos por la Democracia y también su política exterior.
2. No por presión comunista, sino por convicción política sobre nuestra necesaria inserción en América Latina, es que reanudamos relaciones con Cuba en 1996. A la sazón, tan sólo otros dos países no mantenían relaciones con la isla. Sin perjuicio de ello, en los 20 años de gobiernos de la Concertación hemos condenado las violaciones a los derechos humanos en Cuba, así como el bloqueo de Estados Unidos a ese país. Esto consta en los votos de Chile relativos a estos asuntos en los organismos internacionales.....3. Efectivamente, participé en la Asamblea General de la OEA que levantó las sanciones impuestas a Cuba en 1996 por pertenecer al eje “chino-soviético”. El acuerdo fue unánime, incluido el voto de Estados Unidos, y no se trató de “un fallido intento para el regreso de Cuba a la OEA”, sino un claro acuerdo al que todos los estados miembros concurrimos. Si Cuba desea reincorporarse deberá cumplir “con las prácticas, los propósitos y principios de la OEA”, incluidos los de la Carta Democrática Interamericana, legitimada definitivamente después del golpe de Estado en Honduras.
4. Como Errázuriz es riguroso en el doble estándar, silencia que las relaciones diplomáticas con la República Popular China fueron establecidas por el gobierno de la Unidad Popular en 1970, con las consiguientes protestas de la derecha, pero tampoco nada dice de la China actual en materia de derechos humanos, asunto que también ha condenado sistemáticamente la Concertación en cada ocasión que le ha correspondido a Chile pronunciarse internacionalmente sobre ellos. Más aún, luego de una áspera discusión que sostuve en Beijing con el ministro de RR.EE. de China, Qiang Chi Chen, en 1998, acordamos un grupo mixto sobre derechos humanos cuyo primer representante chileno fue la directora jurídica de la Cancillería, la conocida jurista Carmen Hertz.
5. En lo que sí estoy de acuerdo con Errázuriz es que con ocasión de visitas de Estado no se invita a un Mandatario extranjero para agraviarlo. Pero él no está de acuerdo consigo mismo porque sostuvo lo contrario cuando la Presidenta Bachelet realizó la visita de Estado a Cuba hace algo más de un año. Más aún, he sostenido y sostengo que en esas ocasiones los jefes de Estado deben cumplir el programa oficial previsto, pues tampoco se trata de agraviar al anfitrión. Sin embargo, temas delicados como los asuntos relativos a los derechos humanos se conversan en privado, como me consta que ha ocurrido en las reuniones de los gobernantes chilenos con los jefes de Estado o de gobierno de China y de Cuba. En estas materias tenemos diferencias gigantescas. [+/-] Seguir Leyendo...
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