lunes, abril 12, 2010

EMPATE A NADA. Andres Rojo

A un mes del cambio de Gobierno, no se divisan los cambios prometidos ni la oposición ha logrado asentarse en su nuevo rol tras veinte años en La Moneda. Hasta ahora no hay nada, mucho ruido, sí, pero nada relevante.
Se está perdiendo el tiempo sin que nuestra clase política sea capaz de elevar la mirada hacia el futuro. Las naciones que progresan son las que logran definir, por un acuerdo amplio de la sociedad, las estrategias de desarrollo y se comprometen a mantenerlas por todo el tiempo que sea necesario. Pero en Chile los acuerdos se toman por omisión. Tenemos una determinada estructura productiva, social y cultural que presentan fallas evidentes, pero nadie dice nada.
Durante la campaña electoral, la actual alianza gobernante hizo muchas críticas de fondo, pero no se ha avanzado en las soluciones comprometidas. Es cierto que hubo un terremoto que modificó el escenario, pero hay que tener la capacidad de atender lo urgente y lo importante con la misma energía. Alemania surgió como una potencia poderosísima tras haber sido arrasada por la Segunda Guerra Mundial. Lo mismo Japón, que no se quedó lamentando la tragedia de las bombas atómicas lanzadas en su territorio. Tuvimos un terremoto. Nadie niega sus costos, pero no es posible postergar decisiones estratégicas por la emergencia..........Desde el otro lado, la Concertación que gobernó exitosamente el país por dos décadas pero perdió el poder por sus propios errores y su falta de sintonía con la gente, sigue debiendo un gesto de reconocimiento de sus culpas. En lugar de eso, organiza una reunión para discutir el terremoto -siendo que eso es responsabilidad del Gobierno y su rol como oposición es fiscalizar lo que haga el Ejecutivo- y comienzan además a fagocitarse antes de siquiera sentarse a conversar.
Es evidente que ambos grupos no lo están haciendo bien, y eso se debe a que en nuestro país escasean los dirigentes políticos con visión de estadistas. La política nacional se ha enfocado en el último tiempo en la mantención y la conquista del poder, sin dejar espacio para quienes piensan la sociedad en el largo plazo.
Puesto en términos futbolísticos, la situación de la política nacional es un empate a nada, porque ni siquiera un empate a cero refleja su estado. La seguidilla de errores de unos y otros no se muestra con justicia en un cero a cero porque si nos ponemos a contar los autogoles se puede dar la impresión de que hay un avance en el marcador y la verdad es que no hay… nada.
Lo grave de esta situación es que, mientras no exista un espacio para los estadistas, seguiremos sometidos a los operadores políticos, y ya está claro que el poder se puede perder por privilegiar la simple lucha por su consecución.
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