lunes, enero 21, 2013

Discurso aniversario muerte Eduardo Frei Montalva . Felipe Delpin..Alcalde de La Granja.


Estimada familia de Eduardo Frei Montalva; señor presidente de la Democracia Cristiana, senador Ignacio Walker; señor presidente del Senado, don Camilo Escalona; señores parlamentarios, alcaldes, concejales, camaradas, compañeros, amigos y amigas,
Tengo el inmenso honor de poder dirigirme a ustedes en este nuevo homenaje que la ciudadanía rinde a quien fuera uno de los mejores presidentes que Chile ha tenido, don Eduardo Frei Montalva.
Sí, lo digo sin la menor duda. Eduardo Frei Montalva encabezó uno de los procesos más fundamentales en la historia de Chile; encabezó una revolución en libertad que puso de pie al trabajador chileno,

Que impulsó la participación de la mujer en el quehacer social, político y laboral,


Que abrió caminos de superación a los jóvenes, que logró que el campesinado se parara con orgullo y fuera tratado por primera vez de forma digna, como el sembrador de riqueza que era,
Que puso la primera piedra para recuperar nuestra principal riqueza básica, el cobre, el que hoy nuevamente está en manos de empresas internacionales y no en las del pueblo de Chile,

Y que promovió con fuerza en todo el país la participación ciudadana.

Como alcalde de una comuna popular, la comuna de La Granja, en la que persiste el recuerdo de los logros y el sentido de épica del que ese período de la historia estuvo teñido, agradezco la oportunidad de recordar a este gigante de la historia chilena, tan apegado al recuerdo tibio y agradecido de cientos de chilenos que vieron transformadas sus vidas.

Fueron las propuestas de acción política de Eduardo Frei Montalva, llevadas a la práctica, las que sentaron las bases del Chile desarrollado que hoy tenemos. Sin esos avances, sin esa conciencia popular que se movió en todo el país, que se organizó, instruyó y lucho, Chile no sería igual. Y, el gran gestor de esta nueva realidad fue Eduardo Frei Montalva.
Él, junto a un grupo de hombres y mujeres inspirados en el humanismo y en el mensaje esperanzador y liberador de la Iglesia Católica emanado del Concilio Vaticano II, fueron capaces de traspasar su amor por Chile y su pueblo a acciones concretas de justicia, libertad y democracia.
Frei Montalva vivió en una época convulsa, de extremos; y en ese paisaje impuso una palabra de avance, pero también de diálogo; sin embargo, las fuerzas antagonistas del capitalismo y socialismo dominantes en el mundo, terminó quebrantando la paz social y nos hundió como país en la más larga y cruel dictadura de nuestra historia.
Y de nuevo Frei Montalva fue preclaro al transformarse en el líder de la incipiente oposición al régimen militar. Fue también preclaro al hablar en los inicios de la década del 80 de una nueva constitución política, fruto del trabajo de todos los chilenos a través de una Asamblea Constituyente. Quiero detenerme en este punto y decirle a quienes se oponen a una iniciativa de este tipo, que cada día somos más los chilenos y chilenas que abogamos por una verdadera participación ciudadana. Democracia no es ir a votar cada cuatro años por una oferta limitada y elitista de dirigentes que militamos en algún partido.

No señores, no hay trasnoche ni efectos del opio. Habrá en Chile Asamblea Constituyente sí o sí, mañana, pasado, después, porque tal como lo expresara Frei Montalva es el método con el que los ciudadanos pueden efectivamente participar.
Amigos, amigas, hablar con fuerza, con convicción, en los 80 tenía su costo y el ex presidente fue cruelmente asesinado, sin que todavía podamos tener la certeza de la mano ejecutora, pero sí de los inspiradores intelectuales de ese crimen.
Largos años ha demorado la justicia en llegar a la verdad. Todos los poderes se unieron para tratar de ocultar el magnicidio, pero tal como el mismo Frei lo dijera “la verdad tiene su hora”  esa hora está llegando para ese hombre que conmovió a Chile cuando -como hoy-, veía a una juventud con un mensaje y una mística transformadora. Díganme si no les parecen actuales algunas de estas frases refiriéndose a los jóvenes que marcharon desde el sur y norte del país:
 “Ustedes han venido flanqueados por dos compañeros: la cordillera y el mar, que nunca abandonan al chileno. Y ustedes nos traen una lección. La lección de esta tierra, de este territorio chileno que nos ama, que busca y espera nuestro amor como un gran amor, como un gran amigo. ¿Qué nos dice la tierra chilena
¡Cuídenme, para que yo no me vaya hasta el mar y se queden ustedes sin territorio que cultivar¡
¿Qué nos dicen los ríos? ¡Sujétenme, porque cada litro de mi agua es para fecundar su tierra!
¿Qué nos grita el árbol? ¡No me quemen! No me destrocen inútilmente, porque hay muchos años en mi corazón para servirte, para traerte lluvia, para sujetar desiertos, para regular tus ríos.

Ustedes traen esta lección a Chile, que muchas veces empequeñecido no se da cuenta de que tiene un territorio que amar, como un amigo querido. Ustedes nos traen un mensaje. Vamos a construir una nueva patria. Ahí está la tierra y el artesano. Ahí está nuestro Chile, en una nueva expresión de solidaridad humana y de justicia social.

La juventud no sólo es entusiasmo. Para que la juventud pueda significar algo para el país, tiene que tener el corazón limpio y puro. Una alta moral está pidiendo Chile. Está cansado de ver como algunos lucran y se aprovechan. La gente quiere honestidad en la dirección. Por eso mismo, ustedes, jóvenes, mantengan su corazón limpio. Así servirán a su partido. Así servirán a su patria”.

Qué increíble que estas palabras se dijeran hace ya tantas décadas y que aún tengan la vigencia y fuerza de ayer. ¿Por qué? Simplemente porque quedó una tarea inconclusa, y porque cuando se recuperó la democracia apostamos todo por la estabilidad y se nos olvidó la justicia, la equidad y el amor apasionado por el pueblo chileno.

De nuevo son los jóvenes los que nos despiertan, de nuevo son ellos los que nos inspiran y es a ellos a y todos los postergados a quienes pedimos perdón.

Con Eduardo Frei Montalva en la memoria, con la deuda de justicia a su memoria, con el recuerdo de su gestión amplia, inclusiva, revolucionaria, comprometemos nuestro actuar en política, comprometemos nuestra palabra, nuestra vida. Por Chile, por los jóvenes, por nuestro pueblo, nos comprometemos a “realizar la democracia, de veras y no formal; realizar la justicia de veras y no en palabras; realizar el desarrollo económico de veras y no en las estadísticas”.

Hoy, como ayer, juventud chilena ¡adelante!