Estimados camaradas: comparto con ustedes el discurso pronunciado con ocasión de la Junta Nacional.Ignacio Walker
Sean
mis primeras y sentidas palabras, a nombre de la directiva nacional, seguro de
interpretar a todos los militantes y simpatizantes del partido, para felicitar
a los 1.238 candidatos y candidatas, a alcaldes y alcaldesas, concejales y
concejalas, ya sea que hayan ganado o no hayan ganado, por su generosa entrega
en las elecciones municipales celebradas en las 345 comunas del país, el 28 de
octubre pasado.
En
términos de votos válidamente emitidos obtuvimos un buen resultado electoral
como oposición, como concertación y como partido, y de todo ello nos alegramos.
En
efecto, la oposición ganó y el gobierno perdió: ese es el dato fundamental de
las recientes elecciones municipales.
Solo los dos pactos electorales de la Concertación -en uno de ellos
contando con la participación del PC- obtuvimos un 49% de los votos, contra un
33% de la derecha, es decir, una diferencia de 16 puntos porcentuales en favor
nuestro.
Ese
es el resultado de la unidad y del trabajo bien hecho. Fue clave en ese resultado, y en la elección
de alcaldes, el haber concordado en un candidato único a alcalde de oposición
en todo Chile. Hay que reconocer que eso
generó una cierta épica entre las fuerzas políticas de la oposición, según
pudimos constatar una y otra vez en los recorridos por todo el país. Con ello estábamos haciéndonos eco de las voces
que hemos escuchado en todas partes, que nos decían "déjanse de pelear y
pónganse de acuerdo".
Nos
dejamos de pelear, nos pusimos de acuerdo y ahí están los resultados. Son dignas de destacar las primarias que
hicimos como partido, en 60 comunas, el 15 de enero, contando con la
participación de 70.000 electores, y las que organizamos como Concertación, el
1 de abril, en 141 comunas, contando con la participación de 320.000 electores;
todo ello, sin Ley de Primarias, sin logística pública, con el entusiasmo y el
esfuerzo de los cuatro partidos de la Concertación.
También
nos alegramos del resultado electoral que obtuvimos como concertación y, dentro
del conglomerado, como "Concertación Democrática", especialmente si
consideramos que el pacto electoral que suscribimos entre la DC y el PS obtuvo
un significativo 27%. Lo hicimos en una
clara perspectiva de centro-izquierda, asumiendo y no renegando de las
profundas transformaciones llevadas a cabo bajo los 20 años de gobiernos de la
Concertación. Felicitamos también a
nuestros amigos del pacto Por un Chile Justo (PC-PPD-PRSD) por el 22%
obtenido. Ambas listas, sumadas,
alcanzamos casi el 50% de los votos válidamente emitidos.
Cabe
recordar que con el PS intentamos llevar, y así se lo ofrecimos a nuestros
aliados de la Concertación, una sola lista de concejales. Por diversas razones que no viene al caso
analizar, al igual que lo sucedido en 2008, ello no fue posible. Las opciones de cada cual son legítimas y los
resultados están a la vista. Es el tiempo
de sumar y no de restar; aquí no sobra nadie y debemos profundizar en el camino
de unidad que nos ha conducido a estos resultados electorales.
Deseo
reiterar ante esta Junta Nacional y ante el país que, conforme a los
pronunciamientos invariables de esta máxima instancia partidaria a lo largo de
los últimos años, nuestra política de alianzas está constituida por la
Concertación de Partidos por la Democracia, entendida como una alianza de
centro-izquierda desde la cual estamos llamados a construir una nueva mayoría
social y política. Más que un giro a la
izquierda, lo que necesitamos es un giro a la mayoría, con clara vocación de
gobierno. A ese objetivo nos hemos
acercado con estos resultados electorales.
En esa línea debemos perseverar, profundizando y ampliando nuestros
acuerdos, con vocación de mayoría y de gobierno.
Deseo
también resaltar, en tercer lugar, el buen resultado electoral que hemos
obtenido como partido. Elegimos 68
alcaldes, con un 17,44% equivalente a 965.105 votos y 389 concejales, con un
15,1% equivalente a 800.236 votos. Más importante aún, hemos pasado a ser la
primera fuerza política nacional en términos de la población gobernada:
3.411.869 chilenos y chilenas, equivalente al 20% de la población, estarán gobernados y gobernadas por alguno de
los 68 alcaldes del PDC. Nos sigue la
UDI, como la segunda fuerza política nacional.
Este
resultado no es el producto de la acción de una persona, o de una directiva,
sino de todo un partido. El crédito debe
darse a todos nuestros militantes, simpatizantes y dirigentes que con
generosidad y entrega se han desplegado y nos hemos desplegado por todo el
país. Deseo destacar de manera muy
especial la labor de la directiva nacional, del consejo nacional, de los
presidentes regionales y comunales, de los 1.238 candidatos y candidatas y, muy
particularmente, de ese anónimo militante de base que nunca pide nada y que
siempre está dando la cara en la base del partido y del territorio.
El
logro es colectivo y el crédito es colectivo.
Sobretodo, deseo constatar la unidad interna del partido en relación a
los múltiples y muy complejos desafíos que hemos debido enfrentar, y los que
tenemos por delante. Es más, allí donde
hubo unidad, los resultados fueron buenos, allí donde flaqueó la unidad los resultados
fueron menos buenos, o francamente malos.
Las Juntas Regionales han tenido la oportunidad de evaluar, región por
región, lo sucedido y ya habrá oportunidad por parte del Consejo Nacional de
evaluar la situación nacional, regional y comunal, para sacar las conclusiones
que sean pertinentes en relación a las elecciones municipales y en una
perspectiva de futuro, especialmente de las elecciones presidenciales y
parlamentarias que tenemos por delante.
Camaradas:
Dicho
todo lo anterior, en relación a los votos válidamente emitidos, no podemos
sacar cuentas alegres. Hemos sido
golpeados por un dato que no puede dejar indiferente a nadie y que debe
hacernos reflexionar y actuar. Más allá
de los logros parciales, que no podíamos dejar de mencionar, hay un 60% de
abstención que golpea fuertemente a nuestra democracia. No quiero compartir una visión catastrofista
de nuestro país y de nuestro sistema político, porque no la tengo, pero sí
quiero llamar la atención por lo que significa esto en términos de la salud de
la polis.
Para
quiénes creemos en la necesidad de una ciudadanía de alta intensidad,
construida sobre la base de una amplia participación ciudadana, esta altísima
abstención es preocupante (y más que preocupante).
Ya
vendrá el tiempo para los análisis porque lo que no podemos hacer es reaccionar
en forma histérica y sacar conclusiones precipitadas. Lo cierto es que la introducción del voto
voluntario -en el caso nuestro, contrariando las conclusiones de nuestro Quinto
Congreso partidario- ha sido un balde de agua fría que nos debe llevar a una
reflexión más profunda sobre el funcionamiento de nuestro sistema
político. En días pasados, en reunión
sostenida como directiva nacional con el nuevo Ministro del Interior -primera
vez que se nos invita a la Moneda a hablar sobre política en los dos años y
medio que van de este gobierno- le hemos reiterado la propuesta que hiciéramos
ante los tres Ministros políticos del gobierno, en reunión solicitada por
nosotros mismos, en Julio de 2011, sobre la necesaria reforma
político-institucional en aspectos tan básicos como la sustitución del sistema
electoral binominal por uno de representación proporcional corregido o
moderado, el fin de las super-mayorías y la necesidad de elegir gobernadores
regionales en sustitución de los Intendentes, entre otras reformas que hemos
propuesto a lo largo de los últimos años.
Lo
que hay en el trasfondo de toda esta situación descrita es un déficit
democrático, basado en una crisis de legitimidad y de representación de nuestras
instituciones políticas. Mientras
tengamos una Constitución sin una legitimidad suficiente, una democracia
empatada producto del sistema binominal, y un permanente veto de la minoría
basado en las leyes de super-mayorías, no podremos hablar de una democracia
auténticamente representativa.
La
alta abstención, sumada a las múltiples manifestaciones de descontento social,
son una voz de alerta, una tarjeta amarilla, una interpelación sobre la llamada
-y mal llamada- "clase política", en el fondo, una visión crítica de
la política, los políticos, los partidos y los parlamentarios, es decir, sobre
nosotros mismos, los que hemos abrazado la vocación de servicio público como un
proyecto de vida, personal y colectivo.
Es
la hora de la humildad, de la auto crítica, de dejarse cuestionar e interpelar,
y de rectificar, sin precipitarse, con auténtica actitud de escucha, de diálogo
más que de monólogo, tendientes a una política puertas afuera más que a una
política puertas adentro.
En
la reciente reunión de la Internacional Demócrata Cristiana, en Roma, en
Septiembre pasado, a la que tuvimos la oportunidad de asistir, el Primer
Ministro Mario Monti de Italia dijo que la democracia se estaba quedando sin
"demos" (pueblo) y sin "kratos" (gobierno) y que el único
que gobierno que existía era el de los mercados, y especialmente de los
mercados financieros. No podemos ignorar
este serio cuestionamiento que recae sobre las instituciones políticas que
estamos viendo en distintos países y latitudes, y tampoco debemos sacar
conclusiones precipitadas. Sobretodo,
debemos escuchar, reflexionar, procesar y actuar con inteligencia, con visión y
con voluntad política.
Es
cierto, los políticos no podemos aspirar a ser queridos, pero sí debemos
aspirar a ser respetados y eso se logra con coherencia entre lo que decimos y
lo que hacemos, entre nuestra vida pública y privada, sobre la base de
instituciones sólidas porque la alternativa, como lo hemos constatado una y
otra vez en América Latina, es el caudillismo, y esa no es solución para
nuestros problemas. Líderes si, caudillos
no. Democracia de instituciones, no
democracia de caudillos, eso es lo que necesitamos. Ese es el desafío que tenemos por
delante. Debemos ser capaces como
Partido Demócrata Cristiano de dar el ejemplo en esta materia y de ir a la
vanguardia en este esfuerzo.
Paralelamente
a la necesaria reflexión sobre esta nueva realidad político-electoral y el
nuevo sistema de voto voluntario, debemos modificar el régimen electoral
chileno, modernizándolo y poniéndolo al día.
Nunca más en nuestro país puede darse la situación que siguiera a las
elecciones mismas, especialmente en el Ministerio del Interior y el Servicio
Electoral, con escenas y situaciones que no veíamos en nuestro país al menos
desde la década de 1950 con las leyes de saneamiento democrático. Le hemos planteado esta situación al Ministro
del Interior y nuestro equipo técnico electoral trabaja en estos días sobre una
completa propuesta de modernización del régimen electoral chileno, para ponerlo
al día, acorde con la realidad y desafíos del siglo XXI.
Camaradas:
No
perdamos de vista el otro origen de nuestros males. Junto con las serias deficiencias en el nivel
político-institucional, que requieren de visión de futuro y voluntad política,
debemos hacer frente al fenómeno preocupante, recurrente y extendido de la
desigualdad y del abuso, teniendo como norte la justicia social. Junto con el Chile de la abstención y a lo
mejor relacionado con el mismo, está ese otro Chile de las movilizaciones
sociales y de una serie de demandas justas -y muchas veces postergadas- que
debemos atender y procesar, sin paternalismos ni populismos, con reformas
estructurales que apunten a un Chile más justo y solidario.
Ese
fue el motivo de nuestra reflexión en la Junta Nacional de Junio pasado y me
remito al voto político de ese entonces.
En esta oportunidad me permito llamar la atención sobre la necesidad de
actuar con nuevas ideas, en el marco de la reflexión programática que
necesariamente requerirá de nuestro propio aporte, en una perspectiva de
futuro, frente a los enormes desafíos que tenemos por delante, incluidas las
elecciones presidenciales y parlamentarias del próximo año.
Bástenos
por ahora con señalar que, como directiva nacional, hemos decidido poner el
Lunes próximo, en nuestra página web, a disposición de militantes y
simpatizantes, y opinión pública en general, el estado de avance de las
reflexiones y propuestas de nuestras comisiones político-técnicas para servir
como insumo a la reflexión que llevaremos a cabo en los próximos meses en el ámbito
programático. Se trata de 170 páginas
que comprenden 18 áreas temáticas que no tienen otra pretensión que servir como
aportes para la discusión programática.
Deseo agradecer especialmente al Vicepresidente Pablo Badenier, al
Presidente de la Comisión Económico-Social, Alejandro Micco, al Presidente de
la Comisión Político-Institucional, Patricio Zapata, a los Presidentes de las
Comisiones Político-Técnicas y a todos los camaradas que han contribuido con
sus aportes en el ámbito programático.
La
Mesa Nacional viene en proponer a esta Junta Nacional la realización de un
Consejo Nacional ampliado, extraordinario y programático, para el 25 y 26 de
enero, en términos de una jornada que debiera ser seguida de otras jornadas
para ir afinando nuestra propuesta en este ámbito, la que debiera ser
sancionada oportunamente por la Junta Nacional.
Permítanme,
a propósito de insumos y aportes, solicitar que tengamos muy en consideración
la magnífica Carta Pastoral de los Obispos chilenos, "Humanizar y
compartir con equidad el desarrollo", de 27 de Septiembre último. Es una Iglesia Católica que nos habla en la
vieja y siempre novedosa tradición de la doctrina social, que constituye una de
las fuentes principales de nuestro partido.
Dicha Carta debiera ser uno de los referentes que tengamos en cuenta en
nuestra propia reflexión. Ella se dicta
a 50 años de otra Carta Pastoral "El deber social y político de los
cristianos en la hora actual", aprobada y difundida en 1962, coincidiendo
con el Concilio Vaticano II, todo lo cual nos remite a la rica tradición de la
doctrina social de la Iglesia y las fuentes del social cristianismo del que
somos tributarios.
Camaradas:
No
podemos ignorar la contundente derrota que ha sufrido el gobierno y la derecha
en las recientes elecciones municipales, las que tienen como correlato los
logros que hemos obtenido como oposición, concertación y partido, a los que ya
nos hemos referido. El cambio de
gabinete que ha dispuesto el Presidente de la República, producto de lo que él
mismo llamó un mal resultado para el gobierno, nos plantea la posibilidad de
alcanzar acuerdos que nos permitan avanzar en la dirección de la profundización
democrática y de los cambios que se requieren en el orden económico-social,
especialmente en el ámbito de la educación.
Gobierno
y oposición, en un sentido patriótico y republicano, debiéramos ser capaces de
avanzar en los acuerdos que el país reclama en el sentido de un Chile más justo
y más democrático.
Una
vez más queremos reiterar nuestro carácter de oposición crítica y constructiva,
cuyo único norte es Chile. Invitamos al
gobierno a avanzar en dos dimensiones sustantivas, que no admiten una mayor
dilación: me refiero, en primer lugar, a la necesidad de lograr un buen acuerdo
en el presupuesto de educación que nos permita financiar un gran esfuerzo
nacional en esta materia, muy particularmente en el fortalecimiento de la
educación pública. Hemos hecho una
propuesta concreta de sumar US$ 504 millones a los US$ 1.069 millones que
propone el gobierno como reajuste para 2013, principalmente dirigidos al
fortalecimiento de la educación pública.
Lo anterior no es otra cosa que exigir el cumplimiento por parte del
gobierno del ajuste tributario que aprobáramos hace algunos meses, el que fue
presentado como recursos "adicionales" para atender a las necesidades
de la educación. Pues bien, no es eso lo
que aparece en el Presupuesto que se nos propone para 2013. Confiamos en que el gobierno cumplirá con su
palabra, expresada ante todo el país en forma reiterada y hasta majadera, de
destinar íntegramente esos recursos a la educación. Estamos desde ya disponibles para concurrir
con nuestros votos a tal objeto en los días que nos quedan para el total
despacho del presupuesto de la nación.
Sería el mejor homenaje a la movilización social de estudiantes y sus
familias y la verdadera rebelión de la clase media que hemos presenciado y con
cuyas justas demandas nos hemos solidarizado, en los últimos dos años. Si queremos evitar que la política se vaya a
la calle entonces hagamos que las instituciones funcionen aprobando el
presupuesto en educación que el país reclama y necesita para 2013.
En
segundo lugar, invitamos al gobierno a alcanzar un gran acuerdo que permita, de
una vez por todas, sustituir el sistema electoral binominal por uno de
representación proporcional moderado o corregido, con verdadera visión y
voluntad política. Hemos presentado 20
proyectos de reforma en los últimos 22 años.
Que no se diga que no hay proyectos.
Hemos comprometido el apoyo de todos nuestros parlamentarios, que no se
diga que no hay verdadera voluntad política en la oposición. Le llegó la hora al sistema binominal y
estamos aquí para exigir, una vez más, su sustitución por uno de representación
proporcional que nos permita hacer frente a la crisis de representación que
vive nuestro sistema político.
Señor
Presidente de la Republica, lo invitamos a Usted, con respeto y convicción, a
involucrarse personalmente en estos dos desafíos que hemos planteado en días
pasados, como directiva nacional, al nuevo Ministro del Interior.
Queremos
creer que el reciente cambio de gabinete se traducirá en un cambio de actitud y
no solo de nombres, en una verdadera rectificación que, reconociendo los serios
cuestionamientos que recaen sobre gobierno y oposición, nos permita demostrar
que es posible -y es necesario- prestigiar la política alcanzando los acuerdos
que el país reclama. Lo que está en
juego con este cambio de gabinete es la verdadera disposición y voluntad del
gobierno de avanzar en al menos estos dos objetivos, en el ámbito de la
educación y de la reforma político-institucional. La democracia cristiana está disponible para
contribuir a ese doble propósito.
Llamamos
también a Renovación Nacional a retomar y llevar a la práctica el acuerdo que
suscribiéramos en enero último sobre un nuevo régimen político para Chile que
contiene compromisos claros sobre calidad de la política, descentralización,
régimen político en la perspectiva de una visión más equilibrada entre el poder
ejecutivo y legislativo y, finalmente -cito entre comillas- "cambio del
actual sistema electoral" apuntando a "un sistema electoral
proporcional corregido, que permita ampliar sustancialmente la
representatividad".
Ese
documento lleva la firma de los Presidentes de RN y del PDC. De nuestra parte, el compromiso sigue
plenamente vigente como cada vez que hemos suscrito un compromiso a lo largo de
nuestra historia partidaria, durante los últimos 70 años. Invitamos a RN a cumplir con la palabra
empeñada, que nosotros cumpliremos con la nuestra.
Camaradas:
He
querido detenerme en el tema político que tal vez más nos preocupa y que
exigirá de nosotros, como partido, como coalición y como oposición, de un
tremendo esfuerzo dirigido a alcanzar una mayoría para gobernar, junto a una
sólida mayoría parlamentaria, para impulsar y llevar a cabo un programa
renovador tras los objetivos de la profundización democrática y la justicia
social. Estas son las dos coordenadas
que nos han motivado a lo largo de toda nuestra existencia como partido y tras
ellas debemos dirigir nuestros esfuerzos.
En
la Junta Nacional de Junio pasado me tocó dar una pormenorizada cuenta sobre la
gestión de la directiva nacional, con un especial énfasis en los desafíos que
enfrentábamos con miras a las elecciones municipales. Habiéndome referido en la primera parte de
esta cuenta a los resultados electorales obtenidos en las elecciones de octubre
último, deseo concentrarme en los desafíos futuros, presidenciales y
parlamentarios, y como partido.
Nuestra
verdadera vocación como partido es de gobierno y no de oposición, de mayoría y
no de minoría. Eso es lo que
ordena. Estamos en la oposición por la
voluntad popular, como corresponde a un partido como el nuestro frente a un gobierno de derecha. Aspiramos, sin embargo, a construir una nueva
mayoría social y política que nos permita alcanzar el gobierno y constituir una
sólida mayoría parlamentaria.
Todo
lo anterior requiere de un partido unido, con ideas claras, con liderazgos
potentes, que esté presente y encarnado en el mundo social.
La
construcción de una nueva mayoría social y política es un camino por construir,
es un proceso que debe darse paso a paso, en forma gradual, sin precipitación,
sin ansiedad. Hemos dado un paso
importante como oposición, como concertación y como partido en el proceso que
culminara en las elecciones municipales.
Las
exigencias futuras, en torno a las elecciones presidenciales y parlamentarias,
que es nuestro próximo desafío partidario, responsabilidad que recaerá sobre la
próxima directiva, es de enorme envergadura.
No se trata tan solo de sumar votos y de construir fuerza política y
electoral sino que de volver a entusiasmar, partiendo por nosotros mismos.
El
camino es la unidad, pero una unidad con contenido. No se trata de la unidad por la unidad. Es distinto construir la unidad sobre la base
de un acuerdo electoral por omisión entre fuerzas políticas de oposición, a
construir una coalición de gobierno.
Esto último requiere de un nivel de convergencia política y
programática, y de un proceso de definiciones que no puede eludir ninguna
cuestión fundamental.
Una
cosa es un acuerdo electoral, lo que requiere de una importante dosis de
pragmatismo. Otra cosa distinta es una
política de alianzas que en nuestro caso se expresa en la Concertación de
Partidos por la Democracia, entendida como una alianza de centro-izquierda
desde la cual sepamos transitar hacia una nueva mayoría social y política, con
vocación de gobierno.
Una
tercera cuestión muy distinta, sin embargo, con niveles mucho mayores de
exigencias, es la construcción de una coalición de gobierno. Unidad con coherencia es lo que debiera
marcar esa futura coalición de gobierno, en base a los acuerdos y definiciones
que vayamos construyendo.
No
se trata de excluir a nadie a priori.
Muy por el contrario, se trata de realizar la más amplia convocatoria
posible, entre fuerzas políticas afines, pero con coherencia, sin saltarse
etapas, paso a paso, hasta dar con el tono y la música adecuada.
Nuestro
enemigo es la precipitación y la ansiedad.
Nuestro camino es el sinceramiento de nuestras posiciones, lo que
significa procesar nuestras convergencias y divergencias, hasta alcanzar un
acuerdo con las fuerzas políticas con las que seamos capaces de concordar y
recorrer un camino común.
En
ese camino queremos confirmar la vigencia del acuerdo que suscribiéramos entre
la DC y el PS en noviembre pasado, en el triple sentido de (1) lista conjunta
de concejales -tarea ya realizada, con los resultados que hemos señalado-, (2)
acuerdo parlamentario, y (3) candidato común presidencial surgido de primarias
abiertas y vinculantes del pueblo concertacionista. Estas últimas ya cuentan con una Ley de
Primarias y una fecha que está establecida para el 30 de junio de 2013.
Consideramos
que una alianza de centro-izquierda, desde la cual podamos construir una nueva
mayoría social y política, con auténtica vocación de gobierno, es el camino que
estamos llamados a recorrer.
En
este sentido, la Mesa Nacional del partido viene a proponer a la Junta Nacional
los siguientes pasos:
1. Elegir a una nueva directiva nacional, el 16
de diciembre próximo, por corresponder a la fecha que esta misma Junta Nacional
fijó en Junio pasado. La directiva nacional
no tiene otra misión que ejecutar y llevar a la práctica las definiciones que
adopta la Junta Nacional, en el entendido que es en esta última donde recae la
definición final. Cualquiera sea la
fecha que se decida somos enfáticos en señalar que la próxima directiva debiera
surgir de un proceso democrático y participativo, sobre la base de un
militante, un voto. Nada puede sustituir
la expresión libre y democrática de las bases del partido en la generación de
nuestra estructura partidaria.
2. Convocar a una primara abierta y vinculante
del pueblo demócrata cristiano, que comprenda a militantes y simpatizantes,
para el 20 de enero próximo, con el objeto de elegir al precandidato o
precandidata presidencial que habrá de concurrir a representarnos en la
primaria del 30 de Junio próximo. Esta
es una tarea insoslayable. Podrán
esgrimirse argumentos a favor y en contra pero la democracia cristiana no puede
renunciar a priori al premio mayor que está dado por la Presidencia de la
República. No se trata de cumplir con un
trámite para salir del paso sino de empeñarnos en un verdadero debate de ideas
en el que concurran aquellos militantes que legítimamente deseen
participar. Deseo proponer a esta Junta
que se forme en los próximos días una Comisión Organizadora de las Primarias
compuesta por un representante de cada candidatura y un representante de la
Mesa Nacional, la que tendrá la responsabilidad de organizar y asegurar el buen
éxito de las mismas.
3. Convocar a un Consejo Nacional ampliado,
extraordinario y programático para el 25 y 26 de enero, como la primera de
varias jornadas en que iremos construyendo nuestra propuesta programática con
miras a las primarias del 30 de Junio de 2013 y a las elecciones presidenciales
y parlamentarias del 17 de noviembre. El
programa definitivo de la candidatura presidencial de la Concertación solo
debiera ser acordado con posterioridad a esa primaria, bajo el liderazgo que
surja de la expresión libre y soberana de la voluntad popular.
Camaradas:
Como
directiva consideramos que no puede haber una marcha atrás en términos de la
fórmula "un militante, un voto" para la elección democrática y
directa de la directiva nacional y de toda la estructura del partido, así como
de primarias abiertas y vinculantes para los cargos de representación popular.
Nuestra
experiencia reciente, bajo esta directiva y la anterior ha demostrado que la
mejor fórmula es la de la participación directa de los militantes en la toma de
decisiones del partido. Aún resuenen
entre quiénes competimos por el liderazgo partidario en Julio de 2010, las
voces de los militantes de base que nos decían: "no más candidaturas
designadas en Santiago, a nivel cupular, entre cuatro paredes", "no
más directivas surgidas de cabildeos cupulares". Estas expresiones, que nos hicieron mucha
fuerza y que aún nos hacen mucha fuerza, nos muestran el camino a seguir: más y
mejor democracia sobre la base de una amplia participación ciudadana.
Lo
anterior, por cierto, en el marco de las conversaciones y negociaciones que
deberemos llevar a cabo en las próximas semanas y meses con los aliados de la
Concertación y las fuerzas políticas de oposición. Ello es una exigencia ineludible que surge de
las características del sistema binominal, el que exige de la mayor unidad entre
las fuerzas opositoras.
Camaradas:
Deseo
concluir con una reflexión personal y decirles a mis camaradas, simplemente:
cuidemos el partido, cuidemos nuestra unidad interna y sepamos construir de una
manera virtuosa sobre la base de esta unidad y de los recientes resultados
electorales, teniendo como único norte el servicio al bien común del país y del
partido (y en ese orden).
Vienen
desafíos importantes por delante. Una
vez más seremos exigidos como partido.
Una vez más debemos ser capaces de demostrar que en política se puede y
se debe actuar con nobleza, con decencia, con libertad interior, sobre la base
del respeto mutuo y la fraternidad.
Deseo
agradecer sinceramente y de todo corazón a la directiva nacional por su leal y
eficiente colaboración, principalmente por haberme tolerado durante más de dos
años -muy en particular, deseo agradecer la labor infatigable del secretario
nacional, Víctor Maldonado, del subsecretario, Patricio Reyes, de mi jefa de
gabinete y vice presidenta de la JDC, Andrea Leyton, y de todo el personal del
partido.
Deseo
agradecer al consejo nacional, el que ha funcionado permanentemente durante
estos dos años, habiendo contribuido a llevar a la práctica los lineamientos
fijados por las Juntas Nacionales de enero de 2011 y junio de 2012. Deseo agradecer muy especialmente a los 19
presidentes regionales, en quiénes siempre he encontrado un consejo sabio, una
colaboración leal y un compromiso sincero.
Deseo agradecer a cada uno de los militantes del partido, a nivel
regional, distrital y comunal, y a los frentes y departamentos, muy
especialmente a la Juventud Demócrata Cristiana bajo el liderazgo del camarada
Jorge Cash. Los invito a leer la
publicación "La JDC propone una juventud que piensa Chile", con los
acuerdos del V Congreso Ideológico de la JDC.
Deseo
extender mis agradecimientos más sinceros a la gran labor del Centro Democracia
y Comunidad, bajo la conducción de los camaradas Edgardo Riveros y Cristina
Orellana, apoyados por la Fundación Konrad Adenauer dirigido por nuestro amigo
Winfried Jung.
Deseo
especialmente agradecer a los 1.238 candidatos y candidatas, con muchos de los
cuales pude recorrer casi todo el país, en las comunas, las ferias, las plazas
públicas, los medios de comunicación locales.
Soy testigo de un partido que está vivo, que está unido y que se ha
planteado la meta ambiciosa de poder volver a ser la primera fuerza política
nacional conforme al Plan Estratégico aprobado por la unanimidad de la Junta
Nacional, en 2010.
Hemos
"subido un peldaño", como nos lo propusimos enfrentados a la reciente
elección municipal. Hemos sumado fuerzas
y sueños tras la construcción de una sociedad libre, justa y solidaria. Está todo por hacer y todo por construir y
tenemos la materia prima fundamental: los militantes y simpatizantes de la
democracia cristiana que día a día siembran sobre terreno fértil en esta
hermosa tierra que es Chile.
Volvamos
a hablar, como los primeros Falangistas, de la Patria misma, en la tradición
del republicanismo cristiano que representamos y del que somos tributarios a
través de nuestra historia; de una Patria generosa con sus hijos e hijas,
especialmente con los más desvalidos y desposeídos; de una Patria justa y
solidaria que se conmueva ante la injusticia, la desigualdad y el abuso,
llamados a transformar las estructuras económicas y sociales, y profundizar la
democracia.
Tal
vez sea este mi último discurso como Presidente del partido ante esta Junta
Nacional bajo este período y este mandato, el que por lo demás debió concluir
en Septiembre pasado.
Mi
único empeño ha consistido en tratar de demostrar que se puede y se debe
gobernar con todos y para todos los demócrata cristianos, sin sectarismos de
ningún tipo, atendiendo únicamente al bien común partidario.
Pido
disculpas por los errores que haya podido cometer y por mis defectos, que son
múltiples. Pido disculpas a aquellos
militantes que se hayan sentido desatendidos por un presidente del partido que
siempre debe estar disponible, a pesar de las muchas exigencias demandadas por
el cargo.
Los
llamo a soñar y construir el futuro.
Hemos concurrido a la pasada elección municipal bajo el lema "MI
VOTO UNE A CHILE". La gente una vez
más nos ha hecho depositarios de su confianza, lo que nos compromete y exige de
nosotros al máximo.
Mi
invitación hacia adelante es a actuar "UNIDOS PARA CUMPLIR CON
CHILE", unidos en torno a un
propósito común, con sentido patriótico y republicano, sin nunca desfallecer,
haciendo de esta actividad "noble y difícil", que es la definición de
la política dada por el Concilio Vaticano II, un ámbito que concite el respeto
de los ciudadanos y ciudadanas, en la construcción de esa PATRIA JUSTA Y BUENA
PARA TODOS que es la verdadera razón de ser de nuestro compromiso político.
Amigas
y amigos de la Junta Nacional, los que amamos la Democracia Cristiana estamos
contentos. Necesitábamos reunirnos para poder compartir y celebrar. Estamos felices por el partido. Después de tanto tiempo, hemos vuelto a
crecer. No es más que el inicio, pero es
el inicio de nuevas victorias.
¿Es
este el triunfo de una directiva? No, no
lo es. ¿Es el triunfo acaso de un sector de la DC? ¡De ninguna manera! Si hemos empezado a ganar
es porque todos los demócratas cristianos y demócratas cristianas nos hemos
entregado por completo en esta campaña.
Desde el militante de base hasta ustedes, la dirigencia comunal, distrital
y regional que tengo ante mis ojos. Allí estuvieron los candidatos, sus
comandos, los voluntarios, junto al Consejo Nacional del Partido, los
parlamentarios, la juventud y los frentes.
¿Qué
hizo entonces la directiva? ¿Por qué estoy feliz? Muy sencillo.
Lo que hicimos fue abrir la puerta para que saliera lo mejor del
partido. Para que saliera lo mejor de nosotros. Para poner la flecha roja por
sobre nuestra diferencias. Ese fue el
camino escogido. El camino de la unidad y la fraternidad; el camino de la
participación y la confianza; el camino del trato fraterno e igual para
todos. ¡Y qué bien nos hace la
fraternidad a los demócratas cristianos!
Aquí
nadie intentó llevarse el partido para la casa.
Aquí el partido fue la casa común de todos. ¡Por eso ganamos!
Por
eso estoy seguro que lo mejor que nos ocurrió no está reflejado en los números.
No es que juntos ganamos. Es que ganamos JUNTOS. Volvemos a compartir. Por eso estoy feliz.
El
país nos vio como somos. A lo largo de
Chile, ganamos con alegría y perdimos con dignidad. ¡Pero nadie nos vio nunca
bajar los brazos! ¡Nadie nos vio nunca rendirnos!
Por
eso estoy feliz.
Vienen
tiempos nuevos. Vienen tiempos mejores. Tengamos confianza en nuestro futuro.
Si Chile nos ve unidos, vamos a unir a Chile.
Esa es nuestra misión. Ese es nuestro destino.
Juventud
chilena, adelante
Ignacio
Walker
Presidente
Nacional del PDC
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