lunes, noviembre 19, 2012

Estimados camaradas: comparto con ustedes el discurso pronunciado con ocasión de la Junta Nacional.Ignacio Walker



Sean mis primeras y sentidas palabras, a nombre de la directiva nacional, seguro de interpretar a todos los militantes y simpatizantes del partido, para felicitar a los 1.238 candidatos y candidatas, a alcaldes y alcaldesas, concejales y concejalas, ya sea que hayan ganado o no hayan ganado, por su generosa entrega en las elecciones municipales celebradas en las 345 comunas del país, el 28 de octubre pasado.

En términos de votos válidamente emitidos obtuvimos un buen resultado electoral como oposición, como concertación y como partido, y de todo ello nos alegramos.

En efecto, la oposición ganó y el gobierno perdió: ese es el dato fundamental de las recientes elecciones municipales.  Solo los dos pactos electorales de la Concertación -en uno de ellos contando con la participación del PC- obtuvimos un 49% de los votos, contra un 33% de la derecha, es decir, una diferencia de 16 puntos porcentuales en favor nuestro.


Ese es el resultado de la unidad y del trabajo bien hecho.  Fue clave en ese resultado, y en la elección de alcaldes, el haber concordado en un candidato único a alcalde de oposición en todo Chile.  Hay que reconocer que eso generó una cierta épica entre las fuerzas políticas de la oposición, según pudimos constatar una y otra vez en los recorridos por todo el país.  Con ello estábamos haciéndonos eco de las voces que hemos escuchado en todas partes, que nos decían "déjanse de pelear y pónganse de acuerdo".

Nos dejamos de pelear, nos pusimos de acuerdo y ahí están los resultados.  Son dignas de destacar las primarias que hicimos como partido, en 60 comunas, el 15 de enero, contando con la participación de 70.000 electores, y las que organizamos como Concertación, el 1 de abril, en 141 comunas, contando con la participación de 320.000 electores; todo ello, sin Ley de Primarias, sin logística pública, con el entusiasmo y el esfuerzo de los cuatro partidos de la Concertación.

También nos alegramos del resultado electoral que obtuvimos como concertación y, dentro del conglomerado, como "Concertación Democrática", especialmente si consideramos que el pacto electoral que suscribimos entre la DC y el PS obtuvo un significativo 27%.  Lo hicimos en una clara perspectiva de centro-izquierda, asumiendo y no renegando de las profundas transformaciones llevadas a cabo bajo los 20 años de gobiernos de la Concertación.  Felicitamos también a nuestros amigos del pacto Por un Chile Justo (PC-PPD-PRSD) por el 22% obtenido.  Ambas listas, sumadas, alcanzamos casi el 50% de los votos válidamente emitidos.

Cabe recordar que con el PS intentamos llevar, y así se lo ofrecimos a nuestros aliados de la Concertación, una sola lista de concejales.  Por diversas razones que no viene al caso analizar, al igual que lo sucedido en 2008, ello no fue posible.  Las opciones de cada cual son legítimas y los resultados están a la vista.  Es el tiempo de sumar y no de restar; aquí no sobra nadie y debemos profundizar en el camino de unidad que nos ha conducido a estos resultados electorales.

Deseo reiterar ante esta Junta Nacional y ante el país que, conforme a los pronunciamientos invariables de esta máxima instancia partidaria a lo largo de los últimos años, nuestra política de alianzas está constituida por la Concertación de Partidos por la Democracia, entendida como una alianza de centro-izquierda desde la cual estamos llamados a construir una nueva mayoría social y política.  Más que un giro a la izquierda, lo que necesitamos es un giro a la mayoría, con clara vocación de gobierno.  A ese objetivo nos hemos acercado con estos resultados electorales.  En esa línea debemos perseverar, profundizando y ampliando nuestros acuerdos, con vocación de mayoría y de gobierno.

Deseo también resaltar, en tercer lugar, el buen resultado electoral que hemos obtenido como partido.  Elegimos 68 alcaldes, con un 17,44% equivalente a 965.105 votos y 389 concejales, con un 15,1% equivalente a 800.236 votos. Más importante aún, hemos pasado a ser la primera fuerza política nacional en términos de la población gobernada: 3.411.869 chilenos y chilenas, equivalente al 20% de la población,  estarán gobernados y gobernadas por alguno de los 68 alcaldes del PDC.  Nos sigue la UDI, como la segunda fuerza política nacional.

Este resultado no es el producto de la acción de una persona, o de una directiva, sino de todo un partido.  El crédito debe darse a todos nuestros militantes, simpatizantes y dirigentes que con generosidad y entrega se han desplegado y nos hemos desplegado por todo el país.  Deseo destacar de manera muy especial la labor de la directiva nacional, del consejo nacional, de los presidentes regionales y comunales, de los 1.238 candidatos y candidatas y, muy particularmente, de ese anónimo militante de base que nunca pide nada y que siempre está dando la cara en la base del partido y del territorio.

El logro es colectivo y el crédito es colectivo.  Sobretodo, deseo constatar la unidad interna del partido en relación a los múltiples y muy complejos desafíos que hemos debido enfrentar, y los que tenemos por delante.  Es más, allí donde hubo unidad, los resultados fueron buenos, allí donde flaqueó la unidad los resultados fueron menos buenos, o francamente malos.  Las Juntas Regionales han tenido la oportunidad de evaluar, región por región, lo sucedido y ya habrá oportunidad por parte del Consejo Nacional de evaluar la situación nacional, regional y comunal, para sacar las conclusiones que sean pertinentes en relación a las elecciones municipales y en una perspectiva de futuro, especialmente de las elecciones presidenciales y parlamentarias que tenemos por delante.

Camaradas:

Dicho todo lo anterior, en relación a los votos válidamente emitidos, no podemos sacar cuentas alegres.  Hemos sido golpeados por un dato que no puede dejar indiferente a nadie y que debe hacernos reflexionar y actuar.  Más allá de los logros parciales, que no podíamos dejar de mencionar, hay un 60% de abstención que golpea fuertemente a nuestra democracia.  No quiero compartir una visión catastrofista de nuestro país y de nuestro sistema político, porque no la tengo, pero sí quiero llamar la atención por lo que significa esto en términos de la salud de la polis.

Para quiénes creemos en la necesidad de una ciudadanía de alta intensidad, construida sobre la base de una amplia participación ciudadana, esta altísima abstención es preocupante (y más que preocupante).

Ya vendrá el tiempo para los análisis porque lo que no podemos hacer es reaccionar en forma histérica y sacar conclusiones precipitadas.  Lo cierto es que la introducción del voto voluntario -en el caso nuestro, contrariando las conclusiones de nuestro Quinto Congreso partidario- ha sido un balde de agua fría que nos debe llevar a una reflexión más profunda sobre el funcionamiento de nuestro sistema político.  En días pasados, en reunión sostenida como directiva nacional con el nuevo Ministro del Interior -primera vez que se nos invita a la Moneda a hablar sobre política en los dos años y medio que van de este gobierno- le hemos reiterado la propuesta que hiciéramos ante los tres Ministros políticos del gobierno, en reunión solicitada por nosotros mismos, en Julio de 2011, sobre la necesaria reforma político-institucional en aspectos tan básicos como la sustitución del sistema electoral binominal por uno de representación proporcional corregido o moderado, el fin de las super-mayorías y la necesidad de elegir gobernadores regionales en sustitución de los Intendentes, entre otras reformas que hemos propuesto a lo largo de los últimos años.

Lo que hay en el trasfondo de toda esta situación descrita es un déficit democrático, basado en una crisis de legitimidad y de representación de nuestras instituciones políticas.  Mientras tengamos una Constitución sin una legitimidad suficiente, una democracia empatada producto del sistema binominal, y un permanente veto de la minoría basado en las leyes de super-mayorías, no podremos hablar de una democracia auténticamente representativa.

La alta abstención, sumada a las múltiples manifestaciones de descontento social, son una voz de alerta, una tarjeta amarilla, una interpelación sobre la llamada -y mal llamada- "clase política", en el fondo, una visión crítica de la política, los políticos, los partidos y los parlamentarios, es decir, sobre nosotros mismos, los que hemos abrazado la vocación de servicio público como un proyecto de vida, personal y colectivo.

Es la hora de la humildad, de la auto crítica, de dejarse cuestionar e interpelar, y de rectificar, sin precipitarse, con auténtica actitud de escucha, de diálogo más que de monólogo, tendientes a una política puertas afuera más que a una política puertas adentro.

En la reciente reunión de la Internacional Demócrata Cristiana, en Roma, en Septiembre pasado, a la que tuvimos la oportunidad de asistir, el Primer Ministro Mario Monti de Italia dijo que la democracia se estaba quedando sin "demos" (pueblo) y sin "kratos" (gobierno) y que el único que gobierno que existía era el de los mercados, y especialmente de los mercados financieros.  No podemos ignorar este serio cuestionamiento que recae sobre las instituciones políticas que estamos viendo en distintos países y latitudes, y tampoco debemos sacar conclusiones precipitadas.  Sobretodo, debemos escuchar, reflexionar, procesar y actuar con inteligencia, con visión y con voluntad política.

Es cierto, los políticos no podemos aspirar a ser queridos, pero sí debemos aspirar a ser respetados y eso se logra con coherencia entre lo que decimos y lo que hacemos, entre nuestra vida pública y privada, sobre la base de instituciones sólidas porque la alternativa, como lo hemos constatado una y otra vez en América Latina, es el caudillismo, y esa no es solución para nuestros problemas.  Líderes si, caudillos no.  Democracia de instituciones, no democracia de caudillos, eso es lo que necesitamos.  Ese es el desafío que tenemos por delante.  Debemos ser capaces como Partido Demócrata Cristiano de dar el ejemplo en esta materia y de ir a la vanguardia en este esfuerzo.

Paralelamente a la necesaria reflexión sobre esta nueva realidad político-electoral y el nuevo sistema de voto voluntario, debemos modificar el régimen electoral chileno, modernizándolo y poniéndolo al día.  Nunca más en nuestro país puede darse la situación que siguiera a las elecciones mismas, especialmente en el Ministerio del Interior y el Servicio Electoral, con escenas y situaciones que no veíamos en nuestro país al menos desde la década de 1950 con las leyes de saneamiento democrático.  Le hemos planteado esta situación al Ministro del Interior y nuestro equipo técnico electoral trabaja en estos días sobre una completa propuesta de modernización del régimen electoral chileno, para ponerlo al día, acorde con la realidad y desafíos del siglo XXI.

Camaradas:

No perdamos de vista el otro origen de nuestros males.  Junto con las serias deficiencias en el nivel político-institucional, que requieren de visión de futuro y voluntad política, debemos hacer frente al fenómeno preocupante, recurrente y extendido de la desigualdad y del abuso, teniendo como norte la justicia social.  Junto con el Chile de la abstención y a lo mejor relacionado con el mismo, está ese otro Chile de las movilizaciones sociales y de una serie de demandas justas -y muchas veces postergadas- que debemos atender y procesar, sin paternalismos ni populismos, con reformas estructurales que apunten a un Chile más justo y solidario. 

Ese fue el motivo de nuestra reflexión en la Junta Nacional de Junio pasado y me remito al voto político de ese entonces.  En esta oportunidad me permito llamar la atención sobre la necesidad de actuar con nuevas ideas, en el marco de la reflexión programática que necesariamente requerirá de nuestro propio aporte, en una perspectiva de futuro, frente a los enormes desafíos que tenemos por delante, incluidas las elecciones presidenciales y parlamentarias del próximo año.

Bástenos por ahora con señalar que, como directiva nacional, hemos decidido poner el Lunes próximo, en nuestra página web, a disposición de militantes y simpatizantes, y opinión pública en general, el estado de avance de las reflexiones y propuestas de nuestras comisiones político-técnicas para servir como insumo a la reflexión que llevaremos a cabo en los próximos meses en el ámbito programático.  Se trata de 170 páginas que comprenden 18 áreas temáticas que no tienen otra pretensión que servir como aportes para la discusión programática.  Deseo agradecer especialmente al Vicepresidente Pablo Badenier, al Presidente de la Comisión Económico-Social, Alejandro Micco, al Presidente de la Comisión Político-Institucional, Patricio Zapata, a los Presidentes de las Comisiones Político-Técnicas y a todos los camaradas que han contribuido con sus aportes en el ámbito programático.

La Mesa Nacional viene en proponer a esta Junta Nacional la realización de un Consejo Nacional ampliado, extraordinario y programático, para el 25 y 26 de enero, en términos de una jornada que debiera ser seguida de otras jornadas para ir afinando nuestra propuesta en este ámbito, la que debiera ser sancionada oportunamente por la Junta Nacional.

Permítanme, a propósito de insumos y aportes, solicitar que tengamos muy en consideración la magnífica Carta Pastoral de los Obispos chilenos, "Humanizar y compartir con equidad el desarrollo", de 27 de Septiembre último.  Es una Iglesia Católica que nos habla en la vieja y siempre novedosa tradición de la doctrina social, que constituye una de las fuentes principales de nuestro partido.  Dicha Carta debiera ser uno de los referentes que tengamos en cuenta en nuestra propia reflexión.  Ella se dicta a 50 años de otra Carta Pastoral "El deber social y político de los cristianos en la hora actual", aprobada y difundida en 1962, coincidiendo con el Concilio Vaticano II, todo lo cual nos remite a la rica tradición de la doctrina social de la Iglesia y las fuentes del social cristianismo del que somos tributarios.

Camaradas:

No podemos ignorar la contundente derrota que ha sufrido el gobierno y la derecha en las recientes elecciones municipales, las que tienen como correlato los logros que hemos obtenido como oposición, concertación y partido, a los que ya nos hemos referido.  El cambio de gabinete que ha dispuesto el Presidente de la República, producto de lo que él mismo llamó un mal resultado para el gobierno, nos plantea la posibilidad de alcanzar acuerdos que nos permitan avanzar en la dirección de la profundización democrática y de los cambios que se requieren en el orden económico-social, especialmente en el ámbito de la educación.

Gobierno y oposición, en un sentido patriótico y republicano, debiéramos ser capaces de avanzar en los acuerdos que el país reclama en el sentido de un Chile más justo y más democrático.

Una vez más queremos reiterar nuestro carácter de oposición crítica y constructiva, cuyo único norte es Chile.  Invitamos al gobierno a avanzar en dos dimensiones sustantivas, que no admiten una mayor dilación: me refiero, en primer lugar, a la necesidad de lograr un buen acuerdo en el presupuesto de educación que nos permita financiar un gran esfuerzo nacional en esta materia, muy particularmente en el fortalecimiento de la educación pública.  Hemos hecho una propuesta concreta de sumar US$ 504 millones a los US$ 1.069 millones que propone el gobierno como reajuste para 2013, principalmente dirigidos al fortalecimiento de la educación pública.  Lo anterior no es otra cosa que exigir el cumplimiento por parte del gobierno del ajuste tributario que aprobáramos hace algunos meses, el que fue presentado como recursos "adicionales" para atender a las necesidades de la educación.  Pues bien, no es eso lo que aparece en el Presupuesto que se nos propone para 2013.  Confiamos en que el gobierno cumplirá con su palabra, expresada ante todo el país en forma reiterada y hasta majadera, de destinar íntegramente esos recursos a la educación.  Estamos desde ya disponibles para concurrir con nuestros votos a tal objeto en los días que nos quedan para el total despacho del presupuesto de la nación.  Sería el mejor homenaje a la movilización social de estudiantes y sus familias y la verdadera rebelión de la clase media que hemos presenciado y con cuyas justas demandas nos hemos solidarizado, en los últimos dos años.  Si queremos evitar que la política se vaya a la calle entonces hagamos que las instituciones funcionen aprobando el presupuesto en educación que el país reclama y necesita para 2013.

En segundo lugar, invitamos al gobierno a alcanzar un gran acuerdo que permita, de una vez por todas, sustituir el sistema electoral binominal por uno de representación proporcional moderado o corregido, con verdadera visión y voluntad política.  Hemos presentado 20 proyectos de reforma en los últimos 22 años.  Que no se diga que no hay proyectos.  Hemos comprometido el apoyo de todos nuestros parlamentarios, que no se diga que no hay verdadera voluntad política en la oposición.  Le llegó la hora al sistema binominal y estamos aquí para exigir, una vez más, su sustitución por uno de representación proporcional que nos permita hacer frente a la crisis de representación que vive nuestro sistema político.

Señor Presidente de la Republica, lo invitamos a Usted, con respeto y convicción, a involucrarse personalmente en estos dos desafíos que hemos planteado en días pasados, como directiva nacional, al nuevo Ministro del Interior.

Queremos creer que el reciente cambio de gabinete se traducirá en un cambio de actitud y no solo de nombres, en una verdadera rectificación que, reconociendo los serios cuestionamientos que recaen sobre gobierno y oposición, nos permita demostrar que es posible -y es necesario- prestigiar la política alcanzando los acuerdos que el país reclama.  Lo que está en juego con este cambio de gabinete es la verdadera disposición y voluntad del gobierno de avanzar en al menos estos dos objetivos, en el ámbito de la educación y de la reforma político-institucional.  La democracia cristiana está disponible para contribuir a ese doble propósito.

Llamamos también a Renovación Nacional a retomar y llevar a la práctica el acuerdo que suscribiéramos en enero último sobre un nuevo régimen político para Chile que contiene compromisos claros sobre calidad de la política, descentralización, régimen político en la perspectiva de una visión más equilibrada entre el poder ejecutivo y legislativo y, finalmente -cito entre comillas- "cambio del actual sistema electoral" apuntando a "un sistema electoral proporcional corregido, que permita ampliar sustancialmente la representatividad".

Ese documento lleva la firma de los Presidentes de RN y del PDC.  De nuestra parte, el compromiso sigue plenamente vigente como cada vez que hemos suscrito un compromiso a lo largo de nuestra historia partidaria, durante los últimos 70 años.  Invitamos a RN a cumplir con la palabra empeñada, que nosotros cumpliremos con la nuestra.

Camaradas:

He querido detenerme en el tema político que tal vez más nos preocupa y que exigirá de nosotros, como partido, como coalición y como oposición, de un tremendo esfuerzo dirigido a alcanzar una mayoría para gobernar, junto a una sólida mayoría parlamentaria, para impulsar y llevar a cabo un programa renovador tras los objetivos de la profundización democrática y la justicia social.  Estas son las dos coordenadas que nos han motivado a lo largo de toda nuestra existencia como partido y tras ellas debemos dirigir nuestros esfuerzos.

En la Junta Nacional de Junio pasado me tocó dar una pormenorizada cuenta sobre la gestión de la directiva nacional, con un especial énfasis en los desafíos que enfrentábamos con miras a las elecciones municipales.  Habiéndome referido en la primera parte de esta cuenta a los resultados electorales obtenidos en las elecciones de octubre último, deseo concentrarme en los desafíos futuros, presidenciales y parlamentarios, y como partido.

Nuestra verdadera vocación como partido es de gobierno y no de oposición, de mayoría y no de minoría.  Eso es lo que ordena.  Estamos en la oposición por la voluntad popular, como corresponde a un partido como el nuestro frente  a un gobierno de derecha.  Aspiramos, sin embargo, a construir una nueva mayoría social y política que nos permita alcanzar el gobierno y constituir una sólida mayoría parlamentaria.

Todo lo anterior requiere de un partido unido, con ideas claras, con liderazgos potentes, que esté presente y encarnado en el mundo social.

La construcción de una nueva mayoría social y política es un camino por construir, es un proceso que debe darse paso a paso, en forma gradual, sin precipitación, sin ansiedad.  Hemos dado un paso importante como oposición, como concertación y como partido en el proceso que culminara en las elecciones municipales.

Las exigencias futuras, en torno a las elecciones presidenciales y parlamentarias, que es nuestro próximo desafío partidario, responsabilidad que recaerá sobre la próxima directiva, es de enorme envergadura.  No se trata tan solo de sumar votos y de construir fuerza política y electoral sino que de volver a entusiasmar, partiendo por nosotros mismos.

El camino es la unidad, pero una unidad con contenido.  No se trata de la unidad por la unidad.  Es distinto construir la unidad sobre la base de un acuerdo electoral por omisión entre fuerzas políticas de oposición, a construir una coalición de gobierno.  Esto último requiere de un nivel de convergencia política y programática, y de un proceso de definiciones que no puede eludir ninguna cuestión fundamental.

Una cosa es un acuerdo electoral, lo que requiere de una importante dosis de pragmatismo.  Otra cosa distinta es una política de alianzas que en nuestro caso se expresa en la Concertación de Partidos por la Democracia, entendida como una alianza de centro-izquierda desde la cual sepamos transitar hacia una nueva mayoría social y política, con vocación de gobierno.

Una tercera cuestión muy distinta, sin embargo, con niveles mucho mayores de exigencias, es la construcción de una coalición de gobierno.  Unidad con coherencia es lo que debiera marcar esa futura coalición de gobierno, en base a los acuerdos y definiciones que vayamos construyendo.

No se trata de excluir a nadie a priori.  Muy por el contrario, se trata de realizar la más amplia convocatoria posible, entre fuerzas políticas afines, pero con coherencia, sin saltarse etapas, paso a paso, hasta dar con el tono y la música adecuada.

Nuestro enemigo es la precipitación y la ansiedad.  Nuestro camino es el sinceramiento de nuestras posiciones, lo que significa procesar nuestras convergencias y divergencias, hasta alcanzar un acuerdo con las fuerzas políticas con las que seamos capaces de concordar y recorrer un camino común.

En ese camino queremos confirmar la vigencia del acuerdo que suscribiéramos entre la DC y el PS en noviembre pasado, en el triple sentido de (1) lista conjunta de concejales -tarea ya realizada, con los resultados que hemos señalado-, (2) acuerdo parlamentario, y (3) candidato común presidencial surgido de primarias abiertas y vinculantes del pueblo concertacionista.  Estas últimas ya cuentan con una Ley de Primarias y una fecha que está establecida para el 30 de junio de 2013.

Consideramos que una alianza de centro-izquierda, desde la cual podamos construir una nueva mayoría social y política, con auténtica vocación de gobierno, es el camino que estamos llamados a recorrer.

En este sentido, la Mesa Nacional del partido viene a proponer a la Junta Nacional los siguientes pasos:

1.  Elegir a una nueva directiva nacional, el 16 de diciembre próximo, por corresponder a la fecha que esta misma Junta Nacional fijó en Junio pasado.  La directiva nacional no tiene otra misión que ejecutar y llevar a la práctica las definiciones que adopta la Junta Nacional, en el entendido que es en esta última donde recae la definición final.  Cualquiera sea la fecha que se decida somos enfáticos en señalar que la próxima directiva debiera surgir de un proceso democrático y participativo, sobre la base de un militante, un voto.  Nada puede sustituir la expresión libre y democrática de las bases del partido en la generación de nuestra estructura partidaria.

2.  Convocar a una primara abierta y vinculante del pueblo demócrata cristiano, que comprenda a militantes y simpatizantes, para el 20 de enero próximo, con el objeto de elegir al precandidato o precandidata presidencial que habrá de concurrir a representarnos en la primaria del 30 de Junio próximo.   Esta es una tarea insoslayable.  Podrán esgrimirse argumentos a favor y en contra pero la democracia cristiana no puede renunciar a priori al premio mayor que está dado por la Presidencia de la República.  No se trata de cumplir con un trámite para salir del paso sino de empeñarnos en un verdadero debate de ideas en el que concurran aquellos militantes que legítimamente deseen participar.  Deseo proponer a esta Junta que se forme en los próximos días una Comisión Organizadora de las Primarias compuesta por un representante de cada candidatura y un representante de la Mesa Nacional, la que tendrá la responsabilidad de organizar y asegurar el buen éxito de las mismas.

3.  Convocar a un Consejo Nacional ampliado, extraordinario y programático para el 25 y 26 de enero, como la primera de varias jornadas en que iremos construyendo nuestra propuesta programática con miras a las primarias del 30 de Junio de 2013 y a las elecciones presidenciales y parlamentarias del 17 de noviembre.  El programa definitivo de la candidatura presidencial de la Concertación solo debiera ser acordado con posterioridad a esa primaria, bajo el liderazgo que surja de la expresión libre y soberana de la voluntad popular.

Camaradas:

Como directiva consideramos que no puede haber una marcha atrás en términos de la fórmula "un militante, un voto" para la elección democrática y directa de la directiva nacional y de toda la estructura del partido, así como de primarias abiertas y vinculantes para los cargos de representación popular.

Nuestra experiencia reciente, bajo esta directiva y la anterior ha demostrado que la mejor fórmula es la de la participación directa de los militantes en la toma de decisiones del partido.  Aún resuenen entre quiénes competimos por el liderazgo partidario en Julio de 2010, las voces de los militantes de base que nos decían: "no más candidaturas designadas en Santiago, a nivel cupular, entre cuatro paredes", "no más directivas surgidas de cabildeos cupulares".  Estas expresiones, que nos hicieron mucha fuerza y que aún nos hacen mucha fuerza, nos muestran el camino a seguir: más y mejor democracia sobre la base de una amplia participación ciudadana.

Lo anterior, por cierto, en el marco de las conversaciones y negociaciones que deberemos llevar a cabo en las próximas semanas y meses con los aliados de la Concertación y las fuerzas políticas de oposición.  Ello es una exigencia ineludible que surge de las características del sistema binominal, el que exige de la mayor unidad entre las fuerzas opositoras.

Camaradas:

Deseo concluir con una reflexión personal y decirles a mis camaradas, simplemente: cuidemos el partido, cuidemos nuestra unidad interna y sepamos construir de una manera virtuosa sobre la base de esta unidad y de los recientes resultados electorales, teniendo como único norte el servicio al bien común del país y del partido (y en ese orden).

Vienen desafíos importantes por delante.  Una vez más seremos exigidos como partido.  Una vez más debemos ser capaces de demostrar que en política se puede y se debe actuar con nobleza, con decencia, con libertad interior, sobre la base del respeto mutuo y la fraternidad.

Deseo agradecer sinceramente y de todo corazón a la directiva nacional por su leal y eficiente colaboración, principalmente por haberme tolerado durante más de dos años -muy en particular, deseo agradecer la labor infatigable del secretario nacional, Víctor Maldonado, del subsecretario, Patricio Reyes, de mi jefa de gabinete y vice presidenta de la JDC, Andrea Leyton, y de todo el personal del partido.

Deseo agradecer al consejo nacional, el que ha funcionado permanentemente durante estos dos años, habiendo contribuido a llevar a la práctica los lineamientos fijados por las Juntas Nacionales de enero de 2011 y junio de 2012.  Deseo agradecer muy especialmente a los 19 presidentes regionales, en quiénes siempre he encontrado un consejo sabio, una colaboración leal y un compromiso sincero.  Deseo agradecer a cada uno de los militantes del partido, a nivel regional, distrital y comunal, y a los frentes y departamentos, muy especialmente a la Juventud Demócrata Cristiana bajo el liderazgo del camarada Jorge Cash.  Los invito a leer la publicación "La JDC propone una juventud que piensa Chile", con los acuerdos del V Congreso Ideológico de la JDC.

Deseo extender mis agradecimientos más sinceros a la gran labor del Centro Democracia y Comunidad, bajo la conducción de los camaradas Edgardo Riveros y Cristina Orellana, apoyados por la Fundación Konrad Adenauer dirigido por nuestro amigo Winfried Jung.

Deseo especialmente agradecer a los 1.238 candidatos y candidatas, con muchos de los cuales pude recorrer casi todo el país, en las comunas, las ferias, las plazas públicas, los medios de comunicación locales.  Soy testigo de un partido que está vivo, que está unido y que se ha planteado la meta ambiciosa de poder volver a ser la primera fuerza política nacional conforme al Plan Estratégico aprobado por la unanimidad de la Junta Nacional, en 2010.

Hemos "subido un peldaño", como nos lo propusimos enfrentados a la reciente elección municipal.  Hemos sumado fuerzas y sueños tras la construcción de una sociedad libre, justa y solidaria.  Está todo por hacer y todo por construir y tenemos la materia prima fundamental: los militantes y simpatizantes de la democracia cristiana que día a día siembran sobre terreno fértil en esta hermosa tierra que es Chile.

Volvamos a hablar, como los primeros Falangistas, de la Patria misma, en la tradición del republicanismo cristiano que representamos y del que somos tributarios a través de nuestra historia; de una Patria generosa con sus hijos e hijas, especialmente con los más desvalidos y desposeídos; de una Patria justa y solidaria que se conmueva ante la injusticia, la desigualdad y el abuso, llamados a transformar las estructuras económicas y sociales, y profundizar la democracia.

Tal vez sea este mi último discurso como Presidente del partido ante esta Junta Nacional bajo este período y este mandato, el que por lo demás debió concluir en Septiembre pasado.

Mi único empeño ha consistido en tratar de demostrar que se puede y se debe gobernar con todos y para todos los demócrata cristianos, sin sectarismos de ningún tipo, atendiendo únicamente al bien común partidario.

Pido disculpas por los errores que haya podido cometer y por mis defectos, que son múltiples.  Pido disculpas a aquellos militantes que se hayan sentido desatendidos por un presidente del partido que siempre debe estar disponible, a pesar de las muchas exigencias demandadas por el cargo.

Los llamo a soñar y construir el futuro.  Hemos concurrido a la pasada elección municipal bajo el lema "MI VOTO UNE A CHILE".  La gente una vez más nos ha hecho depositarios de su confianza, lo que nos compromete y exige de nosotros al máximo.

Mi invitación hacia adelante es a actuar "UNIDOS PARA CUMPLIR CON CHILE", unidos en torno a  un propósito común, con sentido patriótico y republicano, sin nunca desfallecer, haciendo de esta actividad "noble y difícil", que es la definición de la política dada por el Concilio Vaticano II, un ámbito que concite el respeto de los ciudadanos y ciudadanas, en la construcción de esa PATRIA JUSTA Y BUENA PARA TODOS que es la verdadera razón de ser de nuestro compromiso político.

Amigas y amigos de la Junta Nacional, los que amamos la Democracia Cristiana estamos contentos. Necesitábamos reunirnos para poder compartir y celebrar.  Estamos felices por el partido.  Después de tanto tiempo, hemos vuelto a crecer.  No es más que el inicio, pero es el inicio de nuevas victorias.

¿Es este el triunfo de una directiva?  No, no lo es. ¿Es el triunfo acaso de un sector de la DC?  ¡De ninguna manera! Si hemos empezado a ganar es porque todos los demócratas cristianos y demócratas cristianas nos hemos entregado por completo en esta campaña.  Desde el militante de base hasta ustedes, la dirigencia comunal, distrital y regional que tengo ante mis ojos. Allí estuvieron los candidatos, sus comandos, los voluntarios, junto al Consejo Nacional del Partido, los parlamentarios, la juventud y los frentes.

¿Qué hizo entonces la directiva? ¿Por qué estoy feliz?  Muy sencillo.  Lo que hicimos fue abrir la puerta para que saliera lo mejor del partido. Para que saliera lo mejor de nosotros. Para poner la flecha roja por sobre nuestra diferencias.  Ese fue el camino escogido. El camino de la unidad y la fraternidad; el camino de la participación y la confianza; el camino del trato fraterno e igual para todos.  ¡Y qué bien nos hace la fraternidad a los demócratas cristianos!

Aquí nadie intentó llevarse el partido para la casa.  Aquí el partido fue la casa común de todos. ¡Por eso ganamos!

Por eso estoy seguro que lo mejor que nos ocurrió no está reflejado en los números. No es que juntos ganamos. Es que ganamos JUNTOS.  Volvemos a compartir.  Por eso estoy feliz.

El país nos vio como somos.  A lo largo de Chile, ganamos con alegría y perdimos con dignidad. ¡Pero nadie nos vio nunca bajar los brazos! ¡Nadie nos vio nunca rendirnos!
Por eso estoy feliz.

Vienen tiempos nuevos. Vienen tiempos mejores. Tengamos confianza en nuestro futuro. Si Chile nos ve unidos, vamos a unir a Chile.  Esa es nuestra misión. Ese es nuestro destino.

Juventud chilena, adelante
Ignacio Walker
Presidente Nacional del PDC