"¿Y por qué tengo que hacer una autocrítica?". Ricardo Lagos Escobar. Daniel Matamala, desde Washington D.C.
En
medio de su gira por Estados Unidos, a donde llegó a presentar su nuevo libro
de memorias, el ex presidente Ricardo Lagos defiende su gestión tras los
cuestionamientos de las movilizaciones de 2011. Además, entra en el debate
sobre las reformas al sistema político.
El
libro se llama The Southern Tiger (El Tigre del Sur), e incluso un autor sin
problemas de autoestima como el ex presidente Ricardo Lagos reconoce que el
título elegido por sus editores es "un poco arrogante". "Propuse
que se llamara Against all Odds (Contra Viento y Marea), pero me dijeron que
había una película llamada así", recuerda con una sonrisa Lagos, sobre su
nuevo libro en inglés, escrito junto a dos editores de la revista Foreign
Policy (Blake Hounshell y Elizabeth Dickinson) y prologado por Bill Clinton.
Un
relato que parte con la famosa anécdota del dedo, y en que el ex presidente
cuenta los últimos 30 años de la historia de Chile a través de su vida. De
paso, revela algunas sabrosas anécdotas sobre por qué no se cambió el sistema
binominal (ver recuadro), y cómo se conocieron Hugo Chávez y George Bush.
En
eso está Ricardo Lagos por estos días. O más bien Richard Lakes, pidiendo el
apodo prestado a La Cuarta. Un Lagos en inglés. En Washington y en Nueva York,
en entrevistas radiales, en conferencias y en seminarios, promocionando el
libro y firmando copia tras copia. Dando discursos y contestando preguntas en
un inglés de vocabulario perfecto y pronunciación algo rústica. Al final de uno
de esos días agitados, en la capital de los Estados Unidos, recibe a Qué Pasa
para volver al castellano por casi una hora de intensa entrevista en que
combinará enojos y risas, gritos y susurros, golpes a la mesa y confesiones en
voz baja. Histriónico, carismático y combativo.
El Lagos de siempre.
Lucro
en educación: "Éramos inocentes palomas"
-2011
vio las mayores protestas de los últimos 20 años, gatilladas por la crítica
contra el sistema educacional. ¿Cuál es su autocrítica?
-Lo
primero es que yo lo puse (el tema) en marzo, antes de que los estudiantes
estuvieran en la calle. ¿Estamos? (Pausa). ¿Y por qué tengo que hacer una
autocrítica?
-Porque
usted fue ministro de Educación y fue presidente. Tuvo responsabilidad en el
sistema educacional que se ha consolidado en Chile.
-Claro,
pero eso es porque el día antes de llegar (10 de marzo de 1990) hicieron la
LOCE. Y se requiere quórum especial para cambiar esa ley. ¿Cuándo recién
cambiaron un poquito la ley, pero la esencia la dejaron igual? En 2008.
Entonces tú me pides que yo haga una autocrítica de algo que no tengo las
herramientas para cambiar (se ríe).
-Pero
la Concertación profundizó ese sistema, por ejemplo, en el financiamiento
compartido.
-¡Me
opuse! Llamé a una conferencia de prensa y lo dije, después de hablar con el
ministro de Educación de la época (Jorge Arrate, en 1993) y decirle que éste
era un grave error.
-¿No
se pudo revertir después, cuando usted era presidente?
-No
pues, si ya no había las mayorías para eso, hay que ser realista sobre cómo
revertir.
-Pero
me concederá que la Concertación, en el tema del financiamiento compartido, sí
fue más allá de lo que había dejado establecido Pinochet.
-Sí,
ése fue tal vez el error que se cometió en ese momento, pero, ¿qué quieres que
te diga? El tema (levanta la voz) no es ése. El tema es la concepción. Cuando
me dicen, ¿por qué no lo hizo usted en
las sociedades espejo? (sociedades con fines de lucro que reciben pagos de las
universidades, formadas por sus mismos dueños). ¡Pero qué espacio para legislar
en sociedad espejo!, si este gobierno hoy día manda un proyecto para una
superintendencia que en el fondo legaliza las sociedades espejo, y nadie se
llama a arrebato.
-¿No
se pudo fiscalizar mejor, cuando usted fue ministro, el tema del lucro en las
universidades?
-Pero
si no es fiscalizable eso, pues. Si ellas no tienen fines de lucro, no lo ves
tú. Son las sociedades espejo, y este proyecto que envía el gobierno te dice
que eso era legal.
-Está
bien, pero cuando usted como ministro sabe que las universidades…
-No,
no, no, cuando yo era ministro eso no existía todavía.
-¿Cómo
que no existía?
-Lo
estaban haciendo, verdad, pero éramos todos inocentes palomas. Yo fui a ver la
Universidad Central, y el rector, que era don Hugo Gálvez, me dice: ha de saber
usted, ministro, que todos estos edificios que usted ve acá son de la
universidad. Ah, bueno, lo felicito. Yo pensé que se estaba refiriendo a que
eran de la universidad y no eran arrendados.
-¿Pero
usted no se dio cuenta de que estaba pasando eso?
-¡No!
Pero cómo vas a pensar… eso lo vine a saber después.
-¿Cuándo?
-¡Qué
sé yo cuándo! Lo que te quiero decir… mi obligación era saberlo, por supuesto,
verdad… pero es que esas cosas emergieron después.
-Pero
ya se estaban haciendo en ese período.
-¿No
era el Estado el llamado a fiscalizar?
-No.
Los diputados. Pero no quiero entrar al tema. Todos somos responsables de
aquello. Pero si me dices haga una autocrítica… yo lo único que te quiero decir
es que estoy orgulloso de lo que hemos hecho. Se puede hacer más, sí, siempre
se puede hacer más. Te vas de La Moneda con la sensación de que quedaron tareas
pendientes. Entonces que tú me digas, se pudo haber hecho más; seguramente.
"Tengo
la impresión que las autoridades del actual gobierno siguen pensando que los
estudiantes salieron en una fiesta de la primavera y eligieron una reina. Y no
se dan cuenta de que lo de los estudiantes es la punta del iceberg. Hay un
malestar profundo porque (baja abruptamente el volumen y convierte su voz en un
susurro) cambió Chile. Porque la gente está más empoderada. Tú eres un
trabajador, te quitan parte de tu sueldo, va a una AFP. La AFP presta tu plata
a un 5% al retail, y cuando tú vas a comprar un par de zapatos y lo cargas a tu
tarjeta de crédito te carga un 30%. Eso hoy día la gente lo sabe".
-¿Y
cómo se cambia eso? ¿Es posible cambiar eso desde el Estado?
-
Es la sociedad chilena la que debe preocuparse. Tú a toda costa quieres que el
Estado haga todo.
-Si
esa sociedad está pidiendo algo…
-
Entonces los políticos tienen que responder, porque eso no es milagroso. Eso es
¡una-clase-política-que-no-hace-las-tareas-que-debe-hacer! (separa las palabras
y golpea la mesa con la mano cuando pronuncia cada una). Por eso yo digo:
hagamos un gran Acuerdo Nacional sobre estas cosas. ¿Se entiende la gravedad del
tema? No, no la entienden. Pueden parapetarse, como la UDI. Atrás, sin golpes.
Sigo usando mis diputados y el binominal y las leyes de quórum calificado, y de
aquí no me mueve nadie. Está bien, pero así no se construye un país. Es la
sensación que uno tiene, de que este país que iba tan bien, no se entiende que
los éxitos de los últimos 20 años…
-Pero
cuando la gente sale a la calle, se está quejando de ese legado de 20 años. No
podemos decir que se está quejando de un gobierno que llevaba apenas un año…
-No,
no se está quejando de ese legado.
-Al
menos de algunos aspectos de él.
-No.
De lo que se están quejando es que gracias a ese legado hay 300 mil jóvenes en
la universidad que están endeudados hasta aquí (se toma el cuello con las
manos). De eso se están quejando. Pero están contentos de que estén en la
universidad, gracias a ese legado.
El
poder de los bancos.
El
legado al que se refiere el ex
presidente es el Crédito con Aval del Estado (CAE), en que los bancos
prestan dinero a los estudiantes. Implementado durante su gobierno, en 2011 fue
objeto de un crítico informe del Banco Mundial.
"Hicimos
que los bancos se licitaran la cartera. Y consideraron que la tasa de interés
que había que cobrar era 6% porque había un alto riesgo. Yo nunca entendí cuál
era el alto riesgo si había aval del Estado. Ahora el gobierno llamó a
licitación y dice que puso exigencias: ningún banco puede cobrar más del 2%.
Espero que le vaya bien".
-Pero
el informe del Banco Mundial sobre el CAE dice que los principales ganadores
han sido los bancos, que han obtenido ganancias por US$ 550 millones.
-Ah,
tú lo has dicho muy bien. ¿Y eso te parece bien?
-Se
lo pregunto a usted. Da la impresión de que había espacio para hacer un sistema
que fuera menos favorable…
-¿Y
había espacio para eso? ¡No había! Primero por falta de plata, porque éramos un
país con 10 mil (dólares de renta per cápita) que es distinto a un país con 16
mil como ahora. ¿Te queda claro? A menos que mejores los tributos. Y mira tú
como está reaccionando la derecha frente a los tributos. ¡Pero mira a la
derecha! Cuando a mí me dicen por qué no lo hizo… ¡Pero mira a la derecha! ¿Ah?
Cambiemos de tema, vamos a otra cosa. Me cansé.
-Una
última pregunta sobre el crédito con aval del Estado. Cuando se acepta esa tasa
y los bancos obtienen esas ganancias, ¿significa que el sistema fue demasiado
generoso con ellos? ¿Sí o no?
-No,
porque ése es el sistema imperante en Chile, pues. (Hace una pausa y repite la
frase). Ése es el sistema imperante en Chile, pues. Yo te quiero ver a ti
pidiendo más cosas para manejar a los bancos, qué te van a decir.
-¿Tanto
poder tienen los bancos en Chile?
-No
en Chile, ¡en el mundo! ¿Cuál es el fracaso de Europa? Que están dejando que
gobiernen los mercados financieros y no los gobernantes elegidos por el pueblo.
-¿Y
en Chile ocurre lo mismo?
-Bueno,
pero si en Chile dime tú. Tenemos un sistema mucho más controlado que el de
Europa. Afortunadamente (baja la voz). ¿Era posible pedirles a los bancos una
explicación? (Con tono irónico, simula una conversación entre dos personas).
¿Están ustedes coludidos? Pero con qué derecho usted piensa eso, jamás. No,
cómo se le ocurre, es el mercado el que determina el 6%.
-¿Por
lo tanto usted cree que estaban coludidos?
-¡Noooo,
no, no, cómo se te ocurre que vas a poner eso en mi boca!
-Por
eso se lo estoy preguntando.
-Y
por eso te lo estoy respondiendo.
Justo
después del sorpresivo pacto entre la DC y RN para cambiar el sistema político,
Lagos reflotó una vieja aspiración: unificar al Partido Socialista, al PPD y al
Partido Radical en un gran partido socialdemócrata. Una idea que fue recibida
con frialdad en la izquierda y con suspicacia en la DC.
-¿Cree
que éste es el momento para ese partido único?
-No,
nunca es el momento. Lo que trato de decir es cómo usted crea las condiciones.
Éstas son cosas de largo plazo, son más serias. Pero creo que a partir de las
posiciones tan claras-y me alegro mucho- que ha tomado la Democracia Cristiana
sería muy útil tener una fuerza socialdemócrata poderosa en Chile.
-¿Y
usted plantea la idea solamente o le interesaría poder avanzar en…?
-No,
no, no, yo estoy en la etapa de hacer ideas. Las otras cosas que las hagan los
que están en la política cotidiana.
-Se
lo pregunto porque ya los presidentes del PS y el PRSD le quitaron el piso.
-No
tenía idea, pero me parece muy bien. Si es lógico que se lo quiten. Lo que
ellos deben decir es, mire, no lo vamos a hacer mañana. Pero lo que no
entendería sería que ellos no digan, en el largo plazo, hay que hacerlo, porque
es la forma de incidir.
-¿Y
es lógico que la DC se sienta atacada?
-
No, y nosotros por qué nos vamos a sentir atacados por lo que hizo la DC. ¡Ésa
es la cosa! Mientras mejor le vaya a la DC mejor nos va a nosotros y viceversa.
Nadie se debe sentir atacado por nada.
Entonces
Lagos utiliza uno de esos efectos dramáticos que maneja con maestría. Hace una
pausa, se acerca al borde de la silla y baja la voz, en tono de confidencia,
como contando un secreto: "Y cuando los partidos son más grandes, nadie es
dueño del partido".
-¿Quién
es dueño de un partido hoy, del PPD por ejemplo?
-Bueno
(se aleja con una sonrisa irónica), tú que eres un periodista avezado debes
saber más que yo. Yo estoy dedicado a otras cosas.
-Cuando
usted dice que pensando en el largo plazo sería mejor un gran partido
socialdemócrata, ¿no sería también lógico que el contrapeso fuera un gran
partido socialcristiano de centroderecha?
-No
lo sabría decir, porque a lo mejor lo que ocurre es que en Chile no tenemos
centroderecha sino derecha de frentón. Hay que ver cómo evolucionan las cosas.
Yo hablo por mi mundo. De lo demás, ¿qué podría decir?.
Binominal:
el fin de una era.
Lagos
asegura que las movilizaciones del 2011 marcan el fin de una era. "No me
embrome. Hay que reconocer ese hecho, es tan obvio. Entonces, es tapar el sol
con un dedo decir vamos a mantener el sistema binominal, que es un empate. No
me jodan".
-¿Cómo
hay que reemplazarlo?
-
No vamos a descubrir nosotros el Mediterráneo. O usted lo reemplaza por un
sistema uninominal o por uno proporcional, que debe ser moderado o corregido, y
eso permite que el que no alcanza un piso de 4 ó 5 puntos no tiene
representación: eso favorece a las mayorías.
-Personas
como Longueira, Velasco y Golborne han planteado un sistema mayoritario, ¿puede
ser aplicable?
-Si
viene del ministro Longueira todo mi respeto, lo acepto de inmediato, pero con
una condición: hagamos listas por partido, entonces la UDI presenta un
candidato por distrito, RN lo mismo, y se hacen coaliciones. Y gana la
coalición que saca más votos, y dentro
de ella el partido que saca más votos.
Mire qué simple. Y daría usted un gran tiraje a la chimenea. Oiga, esto también se lo
expliqué al Presidente de la República.
-¿Lo
habló con el presidente Piñera?
-
Sí, en un momento le dije:presidente, algunos están pensando en el uninominal.
Yo le quiero decir que yo (no tengo) ningún problema, pero en estas
condiciones.
-¿Pero
tiene alguna preferencia?
-
Prefiero el sistema proporcional. Me
dicen que el único país del mundo en que hay algo parecido al nuestro es
Irak. En ese país lo importante es la
división entre chiitas y kurdos y que estén ambos en el gobierno. Y en Chile no
tenemos ni chiitas ni kurdos, aunque algunos parecen chiitas (se ríe).
-En
el libro, usted dice que la labor de un ex presidente es reflexionar y
compartir esas reflexiones, y usted lo hace con cierta periodicidad. Michelle
Bachelet ha tomado un camino distinto…
-No
tan distinto. La diferencia es que mi labor no me convertía en un funcionario
de las Naciones Unidas. Lo de ella es un trabajo full time, con las
obligaciones de un funcionario internacional.
-
¿Falta liderazgo en Chile hoy?
-Falta
decir las cosas como son. Todos tienen que decir lo que es políticamente
correcto. Lo entiendo, son las reglas del juego, todos hemos jugado. Yo
entiendo que para muchos yo debo ser muy pesado. Uno es como es. A mi edad ya
no cambio.
Cuando
aceptó el binominal.
En
1989, la Concertación negociaba con RN y la dictadura las reformas
constitucionales. El sistema binominal era una de las piedras de tope. Así
recuerda Lagos el momento decisivo.
"Patricio
Aylwin sabía que yo estaba en contra (del acuerdo), porque yo le había dicho a
nuestro negociador, que era José Antonio Viera-Gallo, que lo que él había
aceptado era inaceptable. ¿Qué garantías teníamos de que RN iba a cambiar el
binominal más adelante? Yo exigía garantías firmes. Carlos Cáceres (entonces
ministro del Interior) decía yo no tengo
terreno, Pinochet no acepta negociar nada. Entonces nos juntamos los 17
presidentes de partido en una sala que estaba en calle Lastarria con
Alameda".
"Aylwin
quedó en una punta, como primus inter pares, y yo quedé acá, en la otra punta,
dándonos la cara uno a otro. Habló primero Viera-Gallo explicando la situación,
después Aylwin dijo bueno, yo creo que todo está muy claro, y entonces hablé
yo. Mi intervención fue por la vía de preguntas. Yo me pregunto, bla, bla, bla,
y yo me pregunto, bla, bla, bla. Y él me respondió duro. De las pocas veces que
yo he visto a Aylwin enojado. Entonces, cuando él terminó de hablar se produjo
un gran silencio y todas las miradas se dirigieron a mí".
"Aylwin
no me convenció. Me parecía simplemente que no podíamos aceptar, porque ése era
el momento de nuestro máximo poder. Pero tenía muy claro que si decía que no,
salíamos de ahí divididos".
-¿Se
podría haber cambiado el sistema electoral en ese momento?
-Bueno,
yo esa impresión tengo. Tú tenías la plenitud del poder, pues. Tú sabías que
íbamos a ganar la Presidencia. Entonces, claro, pero la historia es lo que fue.
-¿Pero
faltó más decisión dentro de la Concertación para hacerlo?
-No,
no, no, no voy a hacer ahora juicios críticos a 25 años porque qué sentido
tiene. Es lo que ocurrió, ya. Y por eso yo hice la salida diciéndole: pero
Patricio, ¿por qué se enoja tanto? Si yo estaba preguntando nomás. Revista Que Pasa.
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