La derrota de Claudio Orrego. OSVALDO TORRES
El
triunfo del NO en el plebiscito comunal de Peñalolén este domingo 11 de
diciembre, es un resultado sorpresivo, sobre todo para una comuna que ha tenido
por dos períodos un alcalde trabajador, modernizador y que ha sido capaz de
atraer importantes inversiones en infraestructura municipal. Dicho
directamente, Claudio Orrego ha sido un buen alcalde.
¿Qué
explica entonces su derrota?
Lo
primero es que en Peñalolén hay una cultura profunda, de aquellos fundadores de
la comuna, que tienen un celo importante en resguardar sus espacios propios,
sus barrios y lugares que hicieron con sus luchas y sus manos (no llegaron a
comprar casas construidas). La modernización de las zonas donde viven no puede
hacerse pensando que se hace por el bien “de ellos”. En cierto sentido esta
tradición es conservadora, pero en un contexto de modernizaciones comandadas
por el lucro, emerge la sospecha de quiénes iban a ganar con la reforma al Plan
Regulador Comunal, PRC, por lo que esta memoria social es más bien anti lucro,
crítica al libre mercado.
Otro
elemento es que convocar a votar Sí o No, cuando un PRC como el propuesto tenía
tanto elementos positivos como conflictivos, generó una lógica polarizante,
contraproducente para el objetivo de modernizar el desarrollo de la comuna. Así
la disyuntiva se vivió como una imposición autoritaria y no como una expresión
de la democracia plena que confiaba en
los ciudadanos/as para que resolvieran en las urnas respecto de los puntos que
estaban en conflicto.
Se
pueden incorporar otros factores, como la evidente intervención municipal
–avalada por todos los concejales, con excepción de Guanca- en la propaganda por el Sí; el ingreso del
propio Orrego a respaldar abiertamente la opción Sí transformando este
plebiscito en un anticipo de las municipales; la distorsión de la información
sobre qué se resuelve en un PRC, etc.
Pero
hay otros elementos que pueden explicar esta derrota. En estricto rigor ésta no
es sólo la derrota del alcalde Orrego, pues quienes apoyaron abiertamente el Sí
fueron los concejales del PDC, PPD, PS y también de RN y la UDI, incluida la
diputada Angélica Cristi y los comunistas. Desde esta perspectiva es la derrota
de los que mandan, de la pequeña elite política de la comuna, por lo que se
está reproduciendo lo que ocurre a nivel del país: hay una critica radical al
modo de hacer política cuando no cumple con requisitos básicos como es la
información clara, la igualdad de acceso a los medios de comunicación, el uso
de recursos no abusivos en las campañas,
entre otras cosas.
Por
lo anterior es también la derrota del sistema de partidos, pues la que ganó es
la ciudadanía sin partidos que abrumadoramente se pronunció en contra de lo que
aprobaron sus representantes electos en
el Concejo Municipal. Las directivas
comunales de los partidos PS, PPD, PRSD estuvieron por el NO, en contra de la
opinión de sus concejales y actuaron junto al PRO y los Humanistas. En este
sentido Peñalolén es un aviso de que las próximas elecciones municipales no
serán como las anteriores y que los ganadores no estarán –necesariamente- entre
quienes cuenten con la venia de los partidos o los recursos económicos de las
máquinas electorales.
La
derrota de Claudio Orrego es a la vez la victoria de la ciudadanía. Lo que cabe
es entonces reconocer de una vez por todas que los partidos – que tienen el porcentaje más bajo de credibilidad
entre las instituciones de la república-, deben dar un giro hacia la
representación real de los ciudadanos que hoy son más educados e informados que
en las décadas anteriores. Esta lección
no sólo es viable para Peñalolén, pues la FECH es otra señal de tipo
nacional. La reconstrucción de la
credibilidad de los partidos es indispensable para la democracia, pero será
efectivo cuando se le crea a los partidos que efectivamente están por construir
una democracia real, cuestión de la que hasta el propio Ricardo Lagos E.,
sospecha.
La
ciudadanía demanda democracia efectiva y por tanto consideración real de sus
opiniones y ello no lo entrega el actual sistema binominal ni los débiles
sistemas municipales. La tarea es construir unidad para una verdadera
democracia.(El Mostrador)
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