lunes, noviembre 08, 2010

La lección de Bielsa. Jorge Pizarro

Como nunca, el fútbol logró convocar a miles y tal vez millones de chilenos que esperaban los resultados de una elección de la dirigencia de la ANFP. Tras la elección se jugaba la continuidad del técnico Marcelo Bielsa, quien sin duda marcó un hito en la valoración que tuvo este deporte a nivel nacional e internacional. Más allá de las incidencias y de quién haya ganado o perdido en este proceso, hay un interesante debate que se abre tras las palabras del DT argentino. ¿Tiene el fútbol un rol social más allá del negocio y de las utilidades económicas de este deporte?

Marcelo Bielsa aseguró que se "enamoró" del proyecto Chile, debido a la propuesta que hizo nuestro país en materia de mejoramiento de la actividad deportiva, infraestructura, valoración de deportista chileno y pasión por la hinchada. No es mi interés entrar en el debate sobre la elección en la que se enfrentaron dos proyectos ostensiblemente distintos, sino tomar y proyectar las palabras de Bielsa en el debate público, acerca del rol que juega el deporte y en particular los deportes masivos, a la hora de generar integración, pertenencia, responsabilidad social, respeto por las personas y sana convivencia.
El ahora ex director de la Selección Chilena dijo algunas cosas que deben motivarnos a pensar. Lo primero, está claro que es completamente legítimo que haya quienes vean en el fútbol un buen negocio, con suculentas ganancias económicas y millonarias inversiones. Importantes empresarios en Chile y en el mundo han hecho de los clubes de fútbol una buena opción para conseguir réditos económicos, influencia o popularidad, y está bien. Pero Bielsa deja entrever que de todas maneras, hay un rol social que va más allá de los millones y que tiene que ver con cómo este deporte refleja otros valores que no necesariamente están en la mente del negocio.
Muchos jóvenes, millones de ellos en el mundo entero, han "salvado sus vidas" gracias a la habilidad deportiva, no sólo en el fútbol, sino que en muchas otras disciplinas. Allí se guarda un valor que tal vez escapa al frío cálculo de los inversionistas. Repito, está bien que ellos velen por su negocio, pero los países tienen derecho a pensar en cómo hacer más democrático, más respetuoso y más integrador el acceso a esta "fiesta popular" que representan los espectáculos deportivos. El reclamo de la hinchada chilena estriba precisamente en que quienes mandan el fútbol son unos pocos con poder, mientras que la ciudadanía, los trabajadores del fútbol y los otros actores que vibran con esta actividad, no pesan nada. El abrumador y avasallador dinero dejó atónita e indignada a buena parte de la sociedad.
Por otro lado, Bielsa deslizó que al trabajador del deporte, el futbolista, hay que respetarlo, hay que cuidarlo. Qué curioso es que el tema laboral sea tan evidente para un extranjero y que nosotros en Chile no hayamos tenido el coraje para enfrentar -por años- este tema y que afecta a miles de trabajadores que no tienen un futuro asegurado. Deportistas, artistas, trabajadores independientes; todos ellos dependen de la "suerte", de la caridad del Estado o del doble esfuerzo para optar a una vejez digna. Si no se es un Iván Zamorano, un Marcelo Salas, un Fernando González o un Alexis Sánchez, un deportista difícilmente puede pretender vivir de su profesión. Es para pensarlo.
Tal vez muchos aún no pueden explicarse por qué miles de chilenos se mostraron tan interesados en una elección de un organismo tan cerrado como la ANFP. Nunca se había generado tanto interés público: ¿tendrá que ver con que Bielsa nos enseñó que Chile sí puede hacer grandes cosas en lo deportivo si se hacen las cosas con pasión, método, disciplina, trabajo serio y responsable, y sobre todo cariño? Pareciera que la gente castiga a quienes se acercan a esta actividad con dobles intenciones o con el objetivo de sacar otros provechos. La sinceridad de los actos, es un valor que la ciudadanía comenzó a apreciar mucho más que antes.
Chile tiene mucho que agradecerle a Marcelo Bielsa y la historia se encargará de valorar en su justa medida su paso a la "Roja" que, a mi juicio, fue de extraordinaria importancia. Pero creo que el aporte más grande se dio trágicamente en ese cierre de dos horas, en las que habló de temas que van más allá del fútbol y que tienen que ver con valores, con qué sociedad queremos y de qué proyectos nos enamoramos.