lunes, agosto 16, 2010

"El guante blanco que boto la ola"un comentario de Alvaro Ramis a Jorge Navarrete

Las elecciones internas de la Democracia Cristiana concentran la atención política de la semana. Con razón gobierno y oposición observan expectantes el proceso ya que la forma como se defina va a tener consecuencias de largo aliento no sólo para el partido de la flecha roja sino para todo el espectro político.

Hasta el momento esta contienda parecía ser un debate moderado, que reflejaba que a las fuerzas en pugna no las separaban más que sensibilidades y matices. Sin embrago, Jorge Navarrete, en su columna del domingo 15 de agosto, ha mostrado las debilidades del sector que a contado con todo el favoritismo mediático, y por que no decirlo, de la simpatía informal del oficialismo. Si hay un rasgo de los “Príncipes” DC  que molesta a la base de ese partido es su exquisita arrogancia. Porque para Navarrete esta elección se define entre la lista de Walker, monopólica de la sintonía con la ciudadanía, frente a “lo que botó la ola”, que ha tratado de cobijarse en torno al “Sommelier” Mariano Fernández. Con estas palabras se rompió la disputa de guante blanco.

Es difícil, luego de este gesto de inmodestia tan explícito, pensar que el tiempo bastará para sanar el desprecio y el desdén manifestado hacia un sector, que gane o pierda el 29 de agosto, consolidará un espacio político clave en la vida interna de ese partido. Las acusaciones de soberbia y altanería que han rondado a Walker y a su sector no son nuevas. Ya en anteriores elecciones internas de ese partido se ha debatido entre pasillos sobre el engreimiento y la altivez de un conjunto de dirigentes que suele confundir la juventud con la petulancia y la renovación con el empaque y la jactancia. Si esta percepción es real o es un mero estigma, las palabras de Navarrete no colaboran a dejar de lado esta reputación. Más bien parecen reforzarla. Afirmar muy sueltamente que la mitad que adversa a la propia lista no es más que “lo que botó la ola” es bastante más que desestimar sus fuerzas electorales. Es despreciar sus capacidades humanas, políticas y sociales.

A simple vista, con los ojos de quién mira este debate por la ventana, se ve que la lista de Walker no está tan segura y confiada de su triunfo como lo indican las palabras de Navarrete. Si no ¿porqué desgastarse en proclamar su victoria por anticipado? ¿No sería más lógico y prudente comentar el éxito luego de tenerlo en la mano?  Todo indica que la lista de Mariano Fernández, más que “sumar a lo que quedaba disponible”, como afirma Navarrete, ha reunido un campo de actores que amenaza seriamente con dejar de nuevo a los príncipes sin su corona.