Alta Dirección Pública o la historia del cuento del tío: El caso Sernatur. Sebastian Iglesias
Parto está columna sintiéndome parte de una gran falla. Parte de un grupo transversal de profesionales que creyó que el Sistema de Alta Dirección Pública ayudaría a modernizar el Estado. Gente que más allá de sus posiciones confiaba en el acuerdo político respecto a la necesidad de mejorar la selección de los Directivos Públicos. Y que hoy mira hacía atrás y ve como se ha minado nuevamente la confianza en nuestra institucionalidad. Fui parte de Comités de Selección de Alta Dirección Pública y hoy me siento en deuda con varios de los postulantes en este proceso.
Participé en los procesos de selección de los Directores Regionales de SERNATUR como representante del Ministro de Economía. Simplificándolo, el sistema consiste en: llamado público, un filtro de postulantes hecho por consultora licitada, elaboración de ternas por un Comité presentadas al Director del Servicio correspondiente, quién designa a la nueva autoridad. Me tocó compartir está misión con dos miembros más del Comité: un representante del Servicio Público y otro del consejo de ADP -que en varios de los casos era ligado a la derecha. En la mayoría de los casos este rol lo ejerció Tomás Flores actual Subsecretario de Economía. Este trabajo concluyó en la designación de Directores Regionales y Subdirectores de SERNATUR entre el 2008 y 2009. El trabajo que hicimos fue serio: todas las ternas fueron presentadas por unanimidad. Si bien los tres miembros del Comité éramos claramente de líneas políticas diferentes, compartimos la evaluación de los candidatos y el criterio para designarlos. La mayoría de los postulantes tenía entre 30 y 40 años; pocos tenían filiación política y varios provenían del sector turismo. Cada uno de estos procesos tenía un alto costo para el Estado: entre viajes, consultoras y remuneraciones, alrededor de tres millones de pesos por cargo. Sin embargo, estábamos convencidos que valía la pena si nos permitía filtrar de mejor forma la designación de estos estratégicos cargos.
Simplemente fue una línea sobre el agua. En menos de un año todo se desvaneció. Ya no queda casi ninguno de los Directores Regionales del Sistema. La nueva administración provisoria liderada por Jacqueline Plass en SERNATUR ha ido pidiéndole la sistemáticamente la renuncia a cada uno de ellos. Ya no queda casi ninguno. Las razones esgrimidas: mala evaluación y pérdida de confianza. De casi todos!!! Se removió a todos quienes ganaron el concurso en procesos transparentes y selectivos. Hay dos razones que pueden justificar esto: en realidad los que participamos en este proceso éramos realmente ineptos y seleccionamos a la peor gente; o las razones de la desvinculación son sencillamente políticas y el Sistema de Alta Dirección Pública era un cruel chiste para la administración actual. Tiendo a creer lo segundo. No hay evaluación objetiva, ni análisis caso a caso. Simplemente desconfianza por haber trabajado en la anterior administración. Lo que era una política de Estado, no es más que el juego del Gobierno de turno. Y todo los recursos públicos que se gastaron en la selección, nada más que recursos malgastados. Lo que parece ilógico se transforma en dantesco en este caso: el cargo de Director Nacional de SERNATUR se encuentra aún en concurso público y en menos de un mes podría cambiar la autoridad que pidió las renuncias. Una nueva forma interina de gobernar.
Mientras tanto me siguen resonando las preguntas de un postulante que llevaba diez años ejerciendo labores en una Dirección Regional. Con toda confianza nos pregunto si valía la pena dejar su actual posición para ejercer el cargo de Director Regional. Lo incentivamos, le dijimos que era la gran oportunidad para que alguien joven y sin filiación política ejerciera como Director Regional. Alcanzo a durar menos de un año el cargo. Mis sinceras disculpas van para él, por haber sido parte de este cuento del tío. Las hago extensivas a las casi 300 personas que llegaron a postular.
A lo lejos veo lo que paso en el FOSIS, INE y en varios servicios más. La suma de la perdida de recursos humanos y gasto fiscal deben andar por varios cientos de millones tirados a la basura. Y lo pero la política y el Estado volvió a retroceder varios pasos en credibilidad.
Si algo sirve de consuelo, soy parte de una generación de recambio transversal que tratará de modernizar el Estado e intentará no faltar a la verdad. Giro País.
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