Hacia una democracia 2.0 . Patricio Walker
Se ha hecho reiterativo el llamado acerca de la necesidad de renovación de la política. Muchos han creído que sólo se trata de un tema generacional, como si tener menos años fuese sinónimo de virtud republicana. Creemos que, si bien la renovación pasa en parte por un recambio generacional, no se agota en ello: necesariamente pasa por renovar las ideas, prácticas e incluso los hábitos y la cultura de la actividad política........Desde hace mucho tiempo que venimos planteando una serie de propuestas en esa línea, que nos permitirán no sólo una renovación de la actividad pública, sino una democracia más participativa:
-Cambio del sistema binominal por uno más representativo.
-Mayor autonomía a regiones, con elección directa de presidentes e integrantes de los Cores.
-Inscripción automática, y voto voluntario.
-Nueva legislación para los partidos, con mayores niveles de democracia y transparencia interna, financiamiento público y profesionalización, pero, a su vez, con auditorías externas y fiscalización permanente tanto en el uso de los recursos como en sus procedimientos.
-«Abrir puertas y ventanas», para todos los que quieran ser candidatos a cargos de elección popular, con primarias obligatorias y abiertas, y limitación legal a las reelecciones.
La necesidad de renovación es transversal, pero se hace más urgente en la Concertación, obligada a reencantar a ese electorado que durante veinte años confió en nosotros. Allí, nuestro norte no debe estar puesto sólo en defender lo realizado en dos décadas, sino que fundamentalmente en las propuestas de futuro para los próximos veinte años, que sintonicen con la sociedad chilena, especialmente con la clase media emergente.
En los próximos meses nuestros partidos entrarán en un proceso de renovación de sus directivas; es el momento de plantear estos temas. En el caso puntual de la DC, la sociedad nos lo exige de manera más radical. Nuestro partido, que desde su fundación tuvo una clara vocación nacional y popular, se nutrió de personas de distintos orígenes, con una especial convocatoria a los jóvenes. Tenemos que volver a hacerlo, renovar sin miedos, sin prejuicios, de cara a la ciudadanía, intentando reconquistar nuevamente sus corazones y preferencias.
Afortunadamente, todavía somos muchos los parlamentarios, alcaldes y concejales democratacristianos que hemos intentado aquello, triunfando en zonas populares de forma honesta. Entonces, ¿por qué no realizar estos esfuerzos de manera colectiva, refundando una Nueva Democracia Cristiana en sintonía con el siglo XXI, y así colaborar a construir, con otras fuerzas políticas, una democracia 2.0? [+/-] Seguir Leyendo...
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