Elecciones en Chile: el original y la copia. Atilio A. Boron. pagina 12 Buenos Aires. Para leerlo¡¡¡

El triunfo de la derecha gravitará y mucho en el escenario sudamericano. Las cosas se pondrán más difíciles para los gobiernos de Venezuela, Bolivia, Ecuador y Cuba; la ampliación del Mercosur con la plena incorporación de Venezuela sufrirá renovados tropiezos, y con Piñera el bloque derechista controla, con la honrosa excepción del Ecuador, todo el flanco del Pacífico latinoamericano. Además, el “efecto demostración” del desenlace electoral chileno podría llegar a ejercer un negativo influjo sobre las elecciones presidenciales de octubre del 2010 en Brasil y las que tendrán lugar el año siguiente en la Argentina. Por otra parte, la belicista contraofensiva imperial de Estados Unidos (Cuarta Flota, bases militares en Colombia, golpe en Honduras, reconocimiento de las fraudulentas elecciones de ese país, etcétera) contará a partir de marzo con un nuevo aliado, liberado de cualquier compromiso, aunque sea retórico, con el proyecto emancipatorio latinoamericano. Hay que recordar que aun bajo los gobiernos “progres” de la Concertación el papel que éstos desempeñaron fue siempre el de un operador privilegiado de Washington en América del Sur. En la Cumbre de Mar del Plata que culminó con el naufragio del ALCA las voces cantantes a favor de ese acuerdo fueron las de Ricardo Lagos y Vicente Fox, bajo la complacida mirada de George W. Bush. Ahora esa tendencia “aislacionista” –y, en el fondo, antilatinoamericana– se acentuará aún más, revirtiendo una profunda vocación latinoamericana que Chile supo tener y que bajo la presidencia de Salvador Allende llegó a su apogeo. Pero ese país ha cambiado, “para bien” como lo recordaba el ex canciller de la Concertación.
Por eso los necesarios procesos de integración supranacional actualmente en marcha en América latina –desde el Mercosur hasta la Unasur, pasando por el Banco del Sur y otras iniciativas semejantes– no habrán de cobrar nuevos bríos con Piñera en La Moneda. Con Frei las cosas no habrían sido muy diferentes, pero al menos éste tenía un vago compromiso con el electorado que en el caso de su contendor no existe. Lo que hay detrás de Piñera, en cambio, es la rabiosa gritería de sus partidarios celebrando la victoria de su candidato con imágenes y bustos de Pinochet y cánticos exhortando a acabar con los “comunistas” infiltrados en el gobierno de la Concertación. La década no podía haber comenzado peor. Más que nunca en tiempos como éstos adquiere vigencia aquel sabio consejo de Gramsci: “Pesimismo de la inteligencia, optimismo de la voluntad”.
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