martes, enero 26, 2010

Concertación le “tira la cadena” a Marco Enríquez-Ominami y ya lo denominan como "Cura de Catapilco"

Por esas cosas de la política, uno de los candidatos a la Presidencia de la República que más bulla hizo el 2009, Marco Enríquez-Ominami, apodado en la Concertación como el “cura de Catapilco”, en recuerdo al fallecido candidato presidencial Antonio Zamorano -que en 1958 le restó votación clave a Salvador Allende frente al derechista Jorge Alessandri-, fue elegido diputado el 2005 donde se encuentra precisamente el pueblo de Catapilco.
En el semanario The Clinic, "invitaron a la ordenación sacerdotal del nuevo párroco de Catapilco, Marco Enríquez Ominami a realizarse en el Congreso Nacional el 11 de marzo próximo".
La gráfica a todo el ancho de la página, dice que el oficio lo realizará "Monseñor Bernardino Piñera"...Todo obviamente en broma. Y el semanario lo coloca en una foto con ropajes de sacerdote que es la que adorna nuestro portal.

La historia del cura de Catapilco......La pequeña localidad, situada en la comuna de Zapallar (provincia de Petorca, Quinta Región) y con una población de 1.408 habitantes, fue el lugar donde ejerció como sacerdote Antonio Zamorano Herrera, por cierto, hasta antes de decidirse de dar el salto hacia la competencia por la banda tricolor hace 52 años.
Las similitudes políticas entre el religioso y el aún diputado por el distrito 10 son sorprendentes. Por un lado, Zamorano, hijo de un empresario del transporte, miembro del Seminario Franciscano de Santiago y párroco de Iquique antes de llegar a Catapilco, se declaraba como anticomunista, pero tenía cierta llegada a ciertos sectores sociales desfavorecidos, y además, rivalizaba con las autoridades eclesiales a las que acusaba de “conservadoras”. Además, creía en un modelo de desarrollo basado en la justicia y la libertad, independiente de su pensamiento político.

Por el otro, Marco Enríquez-Ominami, hijo de un líder revolucionario y luego adoptado por un destacado parlamentario socialista, llegó al Parlamento siendo elegido por el PS y la Concertación y se apartó de esta coalición para ser abanderado independiente.
Zamorano fue regidor en Zapallar y diputado por la Sexta Agrupación de Valparaíso y Quillota (en el periodo de 1957-1961) y MEO por Quillota, La Calera, Zapallar, La Ligua, entre otras localidades.

El cura de Catapilco, en su génesis una alternativa de izquierda terminó ayudando a la candidatura derechista de Jorge Alessandri Rodríguez con su 3,3%. El hijo del León de Tarapacá sumó el 31,2%, mientras que Allende sumó el 28,5%. Saque la cuenta.
En tanto, Enríquez registró más del 20% en la primera vuelta y sólo le entregó el voto al concertacionista Eduardo Frei a días del balotaje y a regañadientes.
Para los concertacionistas que se recuerdan con ira, MEO entregó "el apoyo" a Frei a sólo tres días de la elección. Y en su intervención, nunca lo nombró. Incluso hizo mofa señalando que apoyaba al candidato del "29 por ciento".
Para un diputado PS "era mejor que no lo hubiera realizado. (el apoyo a Frei) Fue como el abrazo del oso. Fue como si el comando de Piñera lo hubiera pauteado, pero eso ya es historia y cada uno es prisionero de sus dichos y hechos. Y Marco va a quedar prisionero para siempre con los dirigentes y el pueblo concertacionista...Jugó para la derecha y él lo sabe".

Además, sus duras críticas, la “libertad de acción” ordenada a sus electores y la insistencia a favor del “cambio” (eslogan de la oposición) provocaron una importante cantidad de votos nulos y una inesperada sumatoria de adhesiones hacia la candidatura del derechista Sebastián Piñera, a la postre el ganador de la segunda vuelta por tres puntos de diferencia.
Por último, Zamorano terminó siendo simpatizante y colaborador de la dictadura de Augusto Pinochet, al extremo de participar en la gestación de la Constitución de 1980 y de escribir semanalmente columnas de opinión en el diario La Tercera y otros medios anticomunistas. Y tras la campaña de Marco, importantes colaboradores asesores acabaron sumándose a la Alianza, entre ellos, Paul Fontaine, Jorge González y el candidato a diputado Leonardo Véliz.

Juzgue usted.

Complejo presente

Sin embargo, lo más complicado para el ex abanderado presidencial no pasa por el seudónimo. Por el contrario, se trata de las puertas casi cerradas que tiene el aún diputado por Zapallar en el oficialismo.
A saber, el consejo general del PPD celebrado el sábado pasado en la capital, aparte de ordenar las huestes partidistas y dejar en claro todos los errores que llevaron a la derrota del oficialismo ante la Alianza, terminó nominando tempranamente a la ex jefa del comando de Frei, ex vocera de Palacio y ex diputada, Carolina Tohá, como alternativa para La Moneda versión 2014-2018, siendo sus principales promotores el ex Presidente Ricardo Lagos y el senador y vicepresidente pepedeísta, Guido Girardi. Es más, cada vez se habla menos de “federación progresista” junto a radicales, marquistas y movimientos ciudadanos.

Peor aún, en el socialismo no se ven muchas ganas de reintegrar a MEO, o por lo menos iniciar conversaciones con él. Sólo el timonel provisorio elegido en el último pleno del Comité Central en reemplazo del renunciado Camilo Escalona, Fulvio Rossi, lanzó la idea, aunque muy pocos la acogieron.
Además, las dos cartas que el PS tiene para la elección de la nueva directiva (en abril próximo) representan la renovación que en el algún momento intentó liderar Enríquez: el diputado Marcelo Díaz (recambio generacional) y el legislador electo Osvaldo Andrade, quien se declaró “izquierdista” y lejos del progresismo, principal bastión del meísmo más puro.

Catapilco y Toribio

El futuro de los “marquistas” no es incierto, dado que todos tienen más o menos asegurado su situación laboral. Lo que queda claro es que la ausencia del Parlamento será total, como también su llegada al nuevo partido que pretende formar Enríquez-Ominami.
El diputado Esteban Valenzuela no fue reelecto en Rancagua y en febrero irá a Guatemala con su familia por largo tiempo. Allá trabajará “en proyectos de desarrollo” en municipios y escribirá documentos para apoyar la creación del referente de MEO. Vendrá a Chile en marzo a entregar su cargo.
El ex vocero Marcelo Trivelli no fue electo como diputado en Quilpué, aunque ha dicho que seguirá trabajando con Marco. Seguirá en la Fundación Semilla, institución que preside y en la que trabaja con jóvenes de entre 14 y 18 años.
El actor Álvaro Escobar no logró ser reelecto como diputado en Maipú y se alejará completamente de la política. Dijo que apoyó fuertemente a MEO, pero que “nunca” fue marquista. Retomará la actuación y sacará un disco con su grupo musical “Yunque”.
El asesor de contenidos en la campaña, Camilo Feres, dejó su consultora “Entrelíneas” trabajando “a media máquina” durante los meses que duró el trabajo en terreno. Ahora retomará de lleno su actividad privada. No participaría en las labores operativas del nuevo referente del cineasta.

El jefe de finanzas de la campaña, Cristián Warner, trabaja en la sección “rendición de cuentas” del Servel. En marzo retomará el desarrollo de las bases logísticas y legales para el nuevo referente. “Voy a ayudar a Marco a dejarlo súper bien instalado”, señaló.
Para finalizar, Max Marambio, jefe político de la campaña, financista y amigo del diputado, mantendrá sus actividades empresariales y se dice que aportará con su experiencia y consejos en el nuevo partido. Y algo muy importante: los recursos ecónomicos para el partido y su líder, ya que en 43 días más, MEO no tendrá ingresos ya que dejará la Cámara de Diputados.Cambio 21
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