La Educación y las candidaturas presidenciales .- Ernesto Treviño (UDP)
El día lunes 19 de octubre, los encargados de los equipos de educación de los candidatos a presidente se reunieron en la Facultad de Educación de la Universidad Diego Portales. Allí hablaron de los programas que llevarían a cabo los presidenciables en caso de resultar elegidos, y también se pronunciaron sobre la deuda histórica.
Enseguida sintetizo las propuestas de acuerdo al orden en que se presentaron (el cual se definió por sorteo) y hago un breve comentario de cada una.
La campaña de Enríquez-Ominami, representada por Juan Casassus, apuesta por reducir la centralidad de los estándares de aprendizaje y las pruebas en el sistema escolar, cambiar la mirada de los incentivos y castigos de las políticas educativas para entender la educación como una interacción humana, y propone acabar con la municipalización a través de la creación de agencias locales de educación. Solamente la última propuesta presentó un esquema concreto sobre cómo llevar a cabo esta política. Si bien es cierto que la interacción profesor-estudiante para aprender involucra aspectos técnicos, humanos y emocionales, es difícil implantar una política desde este concepto. Se requiere transformar las concepciones de los docentes, su formación inicial y en servicio, y los resultados son algo inciertos.Por parte de Arrate, Manuel Riesco indicó que la propuesta del candidato busca centralizar la gestión del sistema escolar en el Ministerio de Educación, crear una escuela pública de calidad en cada barrio en el lapso de dos años y sin incurrir en mayores gastos, y recrear la experiencia de educación técnica de Lota a lo largo del país. La instalación de una escuela pública de calidad en cada barrio es una buena idea, pero el problema radica que esto requiere un cambio de organización de las escuelas y de capacidades directivas y docentes que no se logra en dos años.
La candidatura de Frei, cuya propuesta estuvo a cargo de Claudia Peirano, propone seguir la senda trazada por el actual gobierno y enfocarse en las mil escuelas con bajo rendimiento estructural, reforzar los preescolares, aumentar subvención escolar preferencial a la educación media y continuar con procesos de acreditación a las carreras de pedagogía y la evaluación a profesores. La apuesta por construir sobre lo anterior hace la propuesta coherente. Sin embargo, se requieren medidas más audaces para mejorar la equidad de la educación que la trillada idea de concentrarse en las mil escuelas de menor logro. Esto se hizo ya en los 90 y sigue con los liceos prioritarios, pero los resultados han estado lejos de lo esperado.
Por la candidatura de Piñera presentó Harald Beyer, quien propuso una estructura más adecuada de incentivos y castigos para orientar al sistema escolar hacia mayores niveles de logro, también el pago por mérito a los docentes, la gradualidad de la subvención escolar preferencial para reconocer distintos grados de marginalidad entre los estudiantes y la creación de 50 liceos de excelencia. Siguiendo la estrategia de campaña, la propuesta de Piñera dice basarse en lo construido durante el gobierno de Bachelet. El diagnóstico de la situación es muy bueno, pero las soluciones se basan en premiar a los más aptos—aquellos que pueden destacarse a pesar de sus condiciones sociales—y dejar fuera a una gran franja de la población cuya situación social les impide mejorar sus condiciones de vida y escolares.
Los representantes de las campañas se pronunciaron sobre la deuda histórica. La campaña de Enríquez-Ominami apuesta a pagar la deuda a través de un esquema gradual y de acuerdo a lo establecido por la comisión del congreso que se constituyó para tal fin. Desde la campaña de Arrate se comprometen a pagar la deuda, aunque no especificaron el mecanismo. El equipo de Frei manifestó que se pliegan a no pagar la deuda como lo indicó en días pasados la Ministra. Finalmente, Harald Beyer, en un gesto interpretable como negación, no quiso pronunciarse sobre el punto.
Finalmente, la desigualdad educativa y una propuesta para mejorar el profesorado son las grandes ausentes en el debate. La desigualdad apareció en los diagnósticos, pero las medidas para remediarla parecen más bien tibias. Siendo Chile el segundo país de los evaluados en PISA 2006 donde el origen social influye más en los resultados académicos de los estudiantes (sólo detrás de Bulgaria), ninguna campaña la considera central. La mejora del profesorado a través de un énfasis en la formación inicial, en servicio y la carrera docente tampoco aparecen como promesas centrales de las campañas. Esto a pesar de que es a través de las capacidades docentes como vamos a lograr que nuestros niños y niñas aprendan más y sean mejores ciudadanos. [+/-] Seguir Leyendo...
Enseguida sintetizo las propuestas de acuerdo al orden en que se presentaron (el cual se definió por sorteo) y hago un breve comentario de cada una.
La campaña de Enríquez-Ominami, representada por Juan Casassus, apuesta por reducir la centralidad de los estándares de aprendizaje y las pruebas en el sistema escolar, cambiar la mirada de los incentivos y castigos de las políticas educativas para entender la educación como una interacción humana, y propone acabar con la municipalización a través de la creación de agencias locales de educación. Solamente la última propuesta presentó un esquema concreto sobre cómo llevar a cabo esta política. Si bien es cierto que la interacción profesor-estudiante para aprender involucra aspectos técnicos, humanos y emocionales, es difícil implantar una política desde este concepto. Se requiere transformar las concepciones de los docentes, su formación inicial y en servicio, y los resultados son algo inciertos.Por parte de Arrate, Manuel Riesco indicó que la propuesta del candidato busca centralizar la gestión del sistema escolar en el Ministerio de Educación, crear una escuela pública de calidad en cada barrio en el lapso de dos años y sin incurrir en mayores gastos, y recrear la experiencia de educación técnica de Lota a lo largo del país. La instalación de una escuela pública de calidad en cada barrio es una buena idea, pero el problema radica que esto requiere un cambio de organización de las escuelas y de capacidades directivas y docentes que no se logra en dos años.
La candidatura de Frei, cuya propuesta estuvo a cargo de Claudia Peirano, propone seguir la senda trazada por el actual gobierno y enfocarse en las mil escuelas con bajo rendimiento estructural, reforzar los preescolares, aumentar subvención escolar preferencial a la educación media y continuar con procesos de acreditación a las carreras de pedagogía y la evaluación a profesores. La apuesta por construir sobre lo anterior hace la propuesta coherente. Sin embargo, se requieren medidas más audaces para mejorar la equidad de la educación que la trillada idea de concentrarse en las mil escuelas de menor logro. Esto se hizo ya en los 90 y sigue con los liceos prioritarios, pero los resultados han estado lejos de lo esperado.
Por la candidatura de Piñera presentó Harald Beyer, quien propuso una estructura más adecuada de incentivos y castigos para orientar al sistema escolar hacia mayores niveles de logro, también el pago por mérito a los docentes, la gradualidad de la subvención escolar preferencial para reconocer distintos grados de marginalidad entre los estudiantes y la creación de 50 liceos de excelencia. Siguiendo la estrategia de campaña, la propuesta de Piñera dice basarse en lo construido durante el gobierno de Bachelet. El diagnóstico de la situación es muy bueno, pero las soluciones se basan en premiar a los más aptos—aquellos que pueden destacarse a pesar de sus condiciones sociales—y dejar fuera a una gran franja de la población cuya situación social les impide mejorar sus condiciones de vida y escolares.
Los representantes de las campañas se pronunciaron sobre la deuda histórica. La campaña de Enríquez-Ominami apuesta a pagar la deuda a través de un esquema gradual y de acuerdo a lo establecido por la comisión del congreso que se constituyó para tal fin. Desde la campaña de Arrate se comprometen a pagar la deuda, aunque no especificaron el mecanismo. El equipo de Frei manifestó que se pliegan a no pagar la deuda como lo indicó en días pasados la Ministra. Finalmente, Harald Beyer, en un gesto interpretable como negación, no quiso pronunciarse sobre el punto.
Finalmente, la desigualdad educativa y una propuesta para mejorar el profesorado son las grandes ausentes en el debate. La desigualdad apareció en los diagnósticos, pero las medidas para remediarla parecen más bien tibias. Siendo Chile el segundo país de los evaluados en PISA 2006 donde el origen social influye más en los resultados académicos de los estudiantes (sólo detrás de Bulgaria), ninguna campaña la considera central. La mejora del profesorado a través de un énfasis en la formación inicial, en servicio y la carrera docente tampoco aparecen como promesas centrales de las campañas. Esto a pesar de que es a través de las capacidades docentes como vamos a lograr que nuestros niños y niñas aprendan más y sean mejores ciudadanos. [+/-] Seguir Leyendo...
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home