El Partido que se diluye. Gonzalo Wielandt
Conclusiones de la Encuesta CERC
La encuesta CERC confirma mi análisis de la encuesta CEP. La democracia cristiana como centro político se diluye en el resto de los partidos políticos y sectores del sistema de partidos. La democracia cristiana, a través de su candidato presidencial Eduardo Frei Ruiz-Tagle, ya no logra captar el electorado que le da sustento político y social y por ende existencia.
El ahogo político de la DC en una concertación implotada y por lo tanto atrapada de los grupos de poder, de las corporaciones clientelares y de los cliques de cada partido del conglomerado dejan cada vez más a nuestra querida democracia cristiana diluirse en las otras opciones políticas vigentes. Ya no es necesario pertenecer a una colación que al fin y al cabo se inscribe en las listas de la política reaccionaria, por cuanto su conformación ya no logra impulsar cambios políticos y sociales con una democracia cristiana como eje y actor principal de cualquier coalición y proceso político. Ya se hace imprescindible que una nueva unidad política y social del pueblo emerja de las crecientes cenizas. Esta unidad debe surgir de la convocatoria de un “Gran Movimiento Nacional de Participación Comunitaria” a la luz de lo propuesto por nuestro V Congreso, en el que tanto democracia cristiana y comunidad organizada sean los nuevos actores de la política chilena que debe renacer.
Ya no es tiempo de buscar ajustes y soluciones desesperadas de última hora, hagamos lo que tenemos que hacer, trabajar lealmente por nuestro camarada candidato presidencial y nuestros camaradas candidatos a parlamentarios, pero también conformar un nuevo diseño de partido.
Hemos perdido los sectores medios en toda su diversidad e incluso gran parte de los sectores populares, hemos dejado atraer los jóvenes, a los profesionales y técnicos, a los trabajadores. La democracia cristiana ya no sólo dejó de ser una entidad de representación socio-política, sino que además de fortalecerse como sistema referencial de corporaciones clientelares y cliques, ha dejado rienda suelta al nepotismo, al tráfico de influencia y al vulgar dominio plutocrático.
Camaradas, no he entrado en la descripción y análisis de los datos de la encuesta CERC, ya que he decidido centrarme en la reflexión y propuesta política que ha despertado en mi está encuesta.
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La encuesta CERC confirma mi análisis de la encuesta CEP. La democracia cristiana como centro político se diluye en el resto de los partidos políticos y sectores del sistema de partidos. La democracia cristiana, a través de su candidato presidencial Eduardo Frei Ruiz-Tagle, ya no logra captar el electorado que le da sustento político y social y por ende existencia.
El ahogo político de la DC en una concertación implotada y por lo tanto atrapada de los grupos de poder, de las corporaciones clientelares y de los cliques de cada partido del conglomerado dejan cada vez más a nuestra querida democracia cristiana diluirse en las otras opciones políticas vigentes. Ya no es necesario pertenecer a una colación que al fin y al cabo se inscribe en las listas de la política reaccionaria, por cuanto su conformación ya no logra impulsar cambios políticos y sociales con una democracia cristiana como eje y actor principal de cualquier coalición y proceso político. Ya se hace imprescindible que una nueva unidad política y social del pueblo emerja de las crecientes cenizas. Esta unidad debe surgir de la convocatoria de un “Gran Movimiento Nacional de Participación Comunitaria” a la luz de lo propuesto por nuestro V Congreso, en el que tanto democracia cristiana y comunidad organizada sean los nuevos actores de la política chilena que debe renacer.
Ya no es tiempo de buscar ajustes y soluciones desesperadas de última hora, hagamos lo que tenemos que hacer, trabajar lealmente por nuestro camarada candidato presidencial y nuestros camaradas candidatos a parlamentarios, pero también conformar un nuevo diseño de partido.
Hemos perdido los sectores medios en toda su diversidad e incluso gran parte de los sectores populares, hemos dejado atraer los jóvenes, a los profesionales y técnicos, a los trabajadores. La democracia cristiana ya no sólo dejó de ser una entidad de representación socio-política, sino que además de fortalecerse como sistema referencial de corporaciones clientelares y cliques, ha dejado rienda suelta al nepotismo, al tráfico de influencia y al vulgar dominio plutocrático.
Camaradas, no he entrado en la descripción y análisis de los datos de la encuesta CERC, ya que he decidido centrarme en la reflexión y propuesta política que ha despertado en mi está encuesta.
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