domingo, noviembre 23, 2008

DIA DE LA FAMILIA. Santiago Robles


El día de la familia fue establecido el 01 de Enero de 2008, por el Cardenal Francisco Javier Errázuriz Ossa, para destacar la importancia que tiene para la Iglesia Católica, dedicar, a lo menos un día en el año, a compartir en juntos la vida y actividades diarias de una familia. Para la Iglesia, la familia es el pilar fundamental de la sociedad. José, María y Jesús, formaron una familia, que es nuestro modelo.
El domingo 16 de Noviembre pasado, en el estadio Municipal de Puente Alto, celebramos el día de la familia. Una sencilla ceremonia, seguida de una misa, en la que participaron pobladores y representantes de etnias mapuches, aymaraes y diabladas nortinas.
De mi parroquia me pidieron que aportara con algún escrito para este día. Duro aprieto. A las finales decidí entregar algo que tenía guardado, y orientado a la relación entre padres adultos mayores y los hijos jóvenes, que han crecido dentro de una verdadera revolución tecnológica de la informática y la telefonía. Debido a la aceptación que tuvo, quise compartirla con los lectores de este blog.
CARTA DE UN PADRE A SU HIJO (A)
Querido hijo:
el día que me veas mayor, y ya no sea yo, ten paciencia e intenta comprenderme; cuando comiendo me ensucie; cuando no pueda vestirme: ten paciencia. Recuerda las horas que pasé enseñándote esas cosas.
Si cuando hablo contigo, repito las cosas mil y unas veces, no me interrumpas y escúchame; cuando eras pequeño, a la hora de dormir, tuve que explicarte mil veces el mismo cuento, para que te entrara el sueño.
No me avergüences cuando no quiera ducharme, ni me riñas. Recuerda cuando tenía que perseguirte, y las mil excusas que inventaba para que quisieras bañarte.
Cuando veas mi ignorancia, sobre las nuevas tecnologías, te pido que me des el tiempo necesario, y no me mires con tu sonrisa burlona Te enseñé a hacer tantas cosas... comer bien, vestirte y cómo afrontar la vida. Muchas cosas son producto del esfuerzo y de la perseverancia de los dos.
Cuando en algún momento, pierda la memoria o el hilo de la conversación, dame el tiempo necesario para recordar; y si no puedes hacerlo, no te pongas nervioso. Seguramente lo mas importante para mí, no era mi conversación, y lo único que quería era estar contigo y que me escucharas.
Si alguna vez no quiero comer, no me obligues, conozco bien cuando lo necesito y cuando no.
Cuando mis piernas cansadas no me dejan caminar, dame tu mano amiga de la misma manera en que yo lo hice, cuando tu diste tus primeros pasos.
Y cuando algún día te diga que ya no quiera vivir, que quiero morir, no te enfades. Algún día entenderás que esto no tiene nada que ver contigo, ni con tu amor ni con el mío. Intenta entender que, a mi edad ya no se vive, sino que se sobrevive.
Algún día descubrirás que, pese a mis errores, siempre quise lo mejor para ti, y que intenté prepararte el camino que tú debías hacer. No debes sentirte triste, enfadado o impotente por verme de esta manera. Debes estar a mi lado, intenta comprenderme y ayudarme, como yo lo hice cuando tú empezaste a vivir. Ahora te toca a ti acompañarme en mi duro caminar. Ayúdame a acabar mi camino con amor y paciencia. Yo te pagaré con una sonrisa y con el inmenso amor que siempre te he tenido.
¡Te quiero hijo!
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