...¿Qué culpa tiene el tomate?...Leanlo por favor..cespinoza.
En el día de ayer ocurrió un grave hecho relacionado con los trenes metropolitanos, más especificamente con la vieja línea Sarmiento, gestionada por la concesionaria Trenes de Buenos Aires(TBA).
Ninguno de los que pueden hacer algo hizo nada para conjurar la profecía, salvo repetirla. Para rematarla, el ministro de Justicia, Aníbal Fernández atribuye el hecho a un movimiento orquestado por grupos de izquierda orgánica. Se han vuelto a escuchar palabras como “activistas”, “acción prerrevolucionaria”. De un día para el otro, parecía que el ministro responsable del pésimo estado penitenciario de las cárceles de la Nación y el anterior ministro del Interior que controló una de las policías más corruptas de Latinoamérica, se ha convertido en un titán de la Justicia.
Claro que es posible que haya habido elementos de todo pelaje, como hay de todo en la viña del Señor y en cualquier aglomeración de importancia, en el colectivo, los recitales, los actos políticos, etc. En cuanto a la izquierda -marxista, católica, peronista, sin partido- es probable que militantes que actúan por la zona se hayan quedado al lado de la gente, aún en el desborde, tratando de orientarlos hacia sus propias utopías. Para implicar al PO se han usado filmaciones y pancartas.
Los acusadores harían bien en frecuentar más a menudo la propaganda de ese y otros partidos o grupos, porque les permitiría saber que si hay algo que reprocharle a ciertos núcleos de la izquierda organizada es la monótona repetición de los mismos lemas, no importa cuál sea la realidad de las circunstancias concretas.
En todo caso, la simultánea presencia de elementos tan dispares no autoriza a meterlos a todos dentro de una misma bolsa, ni a disimular la cuestión principal: todo comienza con el calamitoso estado de los trenes metropolitanos.
Mucho menos puede aceptarse, en democracia, a la caza de brujas como resultado único de los sucesos. Responsabilizar a la izquierda por las conmociones sociales provocadas por la injusticia es un típico prejuicio de la derecha. Al igual que cierta jerarquía eclesiástica que se desconcierta al ver que sus antiguos feligreses la abandonan para seguir a Luis Palau o sectas similares, la mayoría de los políticos ignora los pliegues y repliegues de la contradictoria cultura popular. Una cosa es saber manejar el auto y otra muy distinta, saber arreglar el motor.
¿Cómo reconocer a los mismos que ayer estaban prendiendo fuego un tren o alentando el incendio de una formación con los que, día a día, salen a pedir mano dura y montan guardia en defensa de la propidad privada ante el temor de que se les quiten sus escasas pertenencias? ¿De qué modo funcionan los circuitos de información y de organización en la base social para que la osadía de unos pocos sea aceptada por muchos? ¿Por qué el Partido Obrero que el 28 de Octubre pasado obtuvo el 0,72 por ciento de los votos (1138), o el MST y el Proyecto Sur que juntos recaudaron el 5 por ciento de los votos (7968) para presidente en el distrito de Morón contarían con mayor influencia sobre el pueblo que el kirchnerismo con el 36 por ciento (57249) o la Coalición Cívica (48665 votos, el 30%) en el mismo municipio?
El maccartismo como bandera discursiva es una trampa para el sistema democrático: se sabe donde empieza pero no donde se termina.
Es deber de todo argentino de bien, sin importar las banderías políticas, el condenar explícitamente este tipo de reacciones trasnochadas de parte del oficialismo en boca de uno de sus más altos funcionarios.http://artepolitica.com/%c2%bfque-culpa-tiene-el-tomate/
Ninguno de los que pueden hacer algo hizo nada para conjurar la profecía, salvo repetirla. Para rematarla, el ministro de Justicia, Aníbal Fernández atribuye el hecho a un movimiento orquestado por grupos de izquierda orgánica. Se han vuelto a escuchar palabras como “activistas”, “acción prerrevolucionaria”. De un día para el otro, parecía que el ministro responsable del pésimo estado penitenciario de las cárceles de la Nación y el anterior ministro del Interior que controló una de las policías más corruptas de Latinoamérica, se ha convertido en un titán de la Justicia.
Claro que es posible que haya habido elementos de todo pelaje, como hay de todo en la viña del Señor y en cualquier aglomeración de importancia, en el colectivo, los recitales, los actos políticos, etc. En cuanto a la izquierda -marxista, católica, peronista, sin partido- es probable que militantes que actúan por la zona se hayan quedado al lado de la gente, aún en el desborde, tratando de orientarlos hacia sus propias utopías. Para implicar al PO se han usado filmaciones y pancartas.
Los acusadores harían bien en frecuentar más a menudo la propaganda de ese y otros partidos o grupos, porque les permitiría saber que si hay algo que reprocharle a ciertos núcleos de la izquierda organizada es la monótona repetición de los mismos lemas, no importa cuál sea la realidad de las circunstancias concretas.
En todo caso, la simultánea presencia de elementos tan dispares no autoriza a meterlos a todos dentro de una misma bolsa, ni a disimular la cuestión principal: todo comienza con el calamitoso estado de los trenes metropolitanos.
Mucho menos puede aceptarse, en democracia, a la caza de brujas como resultado único de los sucesos. Responsabilizar a la izquierda por las conmociones sociales provocadas por la injusticia es un típico prejuicio de la derecha. Al igual que cierta jerarquía eclesiástica que se desconcierta al ver que sus antiguos feligreses la abandonan para seguir a Luis Palau o sectas similares, la mayoría de los políticos ignora los pliegues y repliegues de la contradictoria cultura popular. Una cosa es saber manejar el auto y otra muy distinta, saber arreglar el motor.
¿Cómo reconocer a los mismos que ayer estaban prendiendo fuego un tren o alentando el incendio de una formación con los que, día a día, salen a pedir mano dura y montan guardia en defensa de la propidad privada ante el temor de que se les quiten sus escasas pertenencias? ¿De qué modo funcionan los circuitos de información y de organización en la base social para que la osadía de unos pocos sea aceptada por muchos? ¿Por qué el Partido Obrero que el 28 de Octubre pasado obtuvo el 0,72 por ciento de los votos (1138), o el MST y el Proyecto Sur que juntos recaudaron el 5 por ciento de los votos (7968) para presidente en el distrito de Morón contarían con mayor influencia sobre el pueblo que el kirchnerismo con el 36 por ciento (57249) o la Coalición Cívica (48665 votos, el 30%) en el mismo municipio?
El maccartismo como bandera discursiva es una trampa para el sistema democrático: se sabe donde empieza pero no donde se termina.
Es deber de todo argentino de bien, sin importar las banderías políticas, el condenar explícitamente este tipo de reacciones trasnochadas de parte del oficialismo en boca de uno de sus más altos funcionarios.http://artepolitica.com/%c2%bfque-culpa-tiene-el-tomate/
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