miércoles, marzo 07, 2007

...M.ROMAN..."RECUPERANDO LAS RAICES"....

El rescate de las raíces humanistas y cristianas que son la base doctrinaria, ideológica y de acción política de la DC, aquellas que asumieron los fundadores de la Falange y posteriormente el PDC. Esta forma de ver y hacer la política, como una fuerza cristiana al servicio del ser humano y teniendo como base el trabajo en comunidad, lo que hoy debemos reconocer como: equipos de trabajo y trabajo en equipo; dos conceptos que si bien parecen sinónimos son distintos. Esta capacidad perdida de adelantarse a los tiempos y de entender que el rol de los partidos políticos es servir con todas sus capacidades para alcanzar la utopía “construir el paraíso en la tierra” para otros “construir una sociedad de personas felices” o “construir la civilización del amor”; es lo que la DC hace mucho tiempo dejo de lado, construir para avanzar hacia el crecimiento y desarrollo de las personas y la comunidad, avanzar hacia la utopía. A lo anterior debemos sumar la perdida de identidad, porque no se hemos tenido la capacidad de reconocer y fortalecer que el Chile que avanza en diversas materias en gran medida es la siembra que efectuó este PDC, sea en las acciones en el parlamento como cuando le ha tocado conducir los destinos de Chile por desición popular o simplemente por los aportes de este partido en el debate.
Sin embargo, la gran operación política, en nuestra actual realidad, esta concentrada exclusivamente en la obtención del poder, teniendo como base la concertación con otras fuerzas políticas, que si bien es un logro, no menos cierto que la DC sigue teniendo que enfrentar a los sectores que siempre le han querido disputar el espacio político ganado, sean de los sectores de la derecha política como de sus propios compañeros de ruta, si bien la obtención del poder es una definición clara de todos los partidos políticos en ocasiones tenemos que soportar espacios de deslealtades.
Esta falta de reencuentro con las raíces, es producto de un sistema implantado por la dictadura militar acompañada de la actual fuerza política de derecha, un sistema que facilita la mantención de espacios autoritarios dirigidos por oligarquías y envilece a quienes logran encajar en estos grupos de poder. Estos lineamientos han provocado que la lucha por el poder sea la primera y en casos la única prioridad, tan así que la lucha por el poder se enquista al interior de la organización, dejando de lado conceptos, identidad, historia, doctrina, ideología y lo peor es que la capacidad de acción política se pierde en la relación necesaria y obligada de la DC con la base social y/o la sociedad civil.
Es clarísimo que quienes optan por la acción y el servicio a través de la política, tiene por objeto la toma del poder para poder aplicar y agendar sus proyectos que lleven a concluir un camino de crecimiento y desarrollo, sin embargo la única forma valida en el contexto actual es la mantención de los enclaves autoritarios lo que facilita la conducción sin respaldo y menos con participación popular. Podemos constatar que actualmente quienes tienen por objeto y ambición sólo el poder interno sin claridad, podemos preguntarles ¿para que quieren el poder?, lo único que se ha logrado es el crecimiento amorfo de una militancia que más que eso son clientes de intereses particulares y desde donde nacen los operadores, los actos de corrupción, el distanciamiento con la sociedad civil y el aprovechamiento burdo y desarraigado de los conceptos bases de la función política; función que es noble y necesaria para la conducción del país. Además, estas materias negativas, llevan a graves errores que provocan el desprestigio del PDC; desprestigio que en la mayoría de las veces es el resultado de los errores de los grupos de poder interno, siendo en definitiva la militancia de base es la que tienen que dar la cara en sus cotidianas actividades; militancia que le da soporte al PDC, son aquellos que cree en el proyecto político de los fundadores, pero estas situaciones provocan que muchos se vayan defraudando o se alejan del proyecto político, porque ven que la actividad política se circunscribe a acuerdos entre cuatro paredes, donde la democracia se limita a emitir el voto interno cada cierto tiempo y la participación real es cada vez más cercana a cero.
Todo lo anterior, nos remite a un espacio donde la actividad esta centrada en la exclusiva toma del poder, en mantener las cuotas obtenidas, a como de lugar, y participar de la fuerza oligárquica que va dirigiendo los destinos políticos y económicos, también del PDC y del país. Por ende, la necesidad de mantener el estatus logrado no da espacio para generar políticas públicas, sino más bien políticas que van a favor del gobierno de turno y menos pensar en la participación ciudadana y de la sociedad civil. Es decir, la DC y la Concertación, se han olvidado de su gente, de los compromisos, como por ejemplo los manifestados en su momento a través de la Asamblea Nacional de la Civilidad en el documento “Demanda de Chile” abril de 1986, entre otros y que hoy muchos de ellos han quedado en el baúl de los recuerdos.
Es en este contexto, que una de las formas de recuperar las raíces y reeditar la acción política DC que le dio prestigio, presencia y apoyo popular es recuperar y rescatar el concepto de Promoción Popular, donde se expresa la fortaleza y la capacidad de un partido político cristiano para trabajar a favor de las personas y las comunidades a partir de la experiencia y la realidad de la base social. Para muchos les traerá recuerdos de una DC comprometida con las personas y las comunidades, comprometidas con la participación popular a través de la generación y fortalecimiento del tejido social, para otros conocer lo que significo para el desarrollo del tejido social en el gobierno DC encabezado por el camarada Eduardo Frei Montalba, como es el Proyecto de Pobladores que permitió a la sociedad civil organizarse de tal modo que fueran participes y actores de las políticas públicas, programas y proyectos sociales, es decir, todo nace a partir de la realidad y participación concreta de la sociedad civil organizada.
Para los que tienen mala memoria, para aquellos que no quieren recordar y para los que no conocen, es necesario destacar como un hito este Proyecto de Pobladores de abril de 1963: Instituto Popular de la Salud, Federación de Centros Culturales Juveniles, Central Nacional de Pobladores, Corporación Instituto de Educación Popular, Fundación Instituto de Educación Familiar Social, Instituto de Estudios Sociales, Central de Promoción “Techo”, Instituto de Cooperativas, Instituto de Viviendas Populares, Asociación de Hospitales Particulares, Fundación Fomento de Cultura Popular, Teatro Popular “ICTUS”, entre otros. Al repasar estos nombres de organizaciones, cabe preguntar, ¿Dónde quedaron los sueños que se plasmaron en este Proyecto y que manifestaban los sueños de la DC? Cuantas mujeres recordaran a una DC que promovió y genero los espacios de participación de la mujer a través de los centros de madres; cuantos campesinos recordaran a la DC promoviendo la alfabetización, el apoyo técnico y financiero, proclamando una revolución en libertad y la tierra para el que la trabaja. Cuantos pobladores pudieron salir de lo que se denominaban las poblaciones callampas y contar con una vivienda digna; cuantos recordaran la educación para todos y los programas especiales para trabajadores, jefes o jefas de hogar para su acceso a las Universidades públicas y convertirse en profesionales. Son muchas las acciones que generó la DC en beneficio de las personas, las comunidades y el país. ¿En que quedo la mística y opción por una sociedad organizada para el desarrollo y crecimiento del pueblo y en particular de los más necesitados?
Es en este contexto, que se hace necesario recuperar las raíces de la organización política que nos convoca; que se organice de una forma diferente es decir todos los militantes en la base social haciendo su trabajo político; que no sigan hablando unos pocos como si fueran los dotados de virtudes y que mágicamente tienen la capacidad de solucionar todo sin consulta ni participación de la comunidad y de la sociedad civil, situación que se hace patente en la actividad interna de la DC, porque la magia del binominalismo los integro a la minoría oligárquica que conduce el país. Un formato actual que en definitiva es un autoengaño, es seguir disminuyendo la capacidad de acción y la perdida de credibilidad en las capacidades de un partido político que vive en la memoria del país y de las personas y de la sociedad civil, los que se han olvidado y han perdido la memoria son aquellos que cuando abran los ojos tendrán las manos vacías.
Lo anterior, amerita una reflexión seria, pero no solo de los enclaves sistémicos que se sienten llamados a dirimir todo, sino más bien en una franca apertura de participación y preguntarnos: ¿Qué queremos? ¿Qué buscamos? ¿Cuáles son nuestros objetivos? ¿Qué resultados queremos alcanzar? ¿Cómo nos organizamos democráticamente y participativamente?, en resumen planificar y definir estrategias claras teniendo como base nuestra doctrina, ideología, historia e identidad y teniendo muy claro que somos una fuerza de raíces cristianas al servicio de las personas y la comunidad. Reconociendo y asumiendo que el PDC es de todos y para todos, un PDC Nacional y Popular, por tanto una militancia política trabajando todos y cada uno en la base social (no deben existir militantes apegados a la superestructura, usufructuando del trabajo que ejecutan las bases) haciendo comunidad y fortaleciendo la participación de la sociedad civil desde donde deben emanar las políticas públicas y los proyectos y/o programas par el desarrollo de la sociedad, desde donde debe nacer la fuerza de la DC.
Es necesario reconocer que terminado el periodo dictatorial que vivió Chile, hoy son muchos los avances en materias económicas que han dado estabilidad macro, pero son muchas las falencias en el campo de la economía de las personas y en el campo del desarrollo social. La DC tiene una tarea importante, trabajar para la implementación de políticas públicas, desechando de plano la forma de políticas de gobierno de turno que son una respuesta a las necesidades del momento y dando respuesta a todos los compromisos que se hicieron de cara al pueblo en los momentos de lucha por la recuperación de la democracia. Ser gobierno no implica hacer vista ciega a las necesidades de la sociedad civil y desligarse del trabajo que esta implícito en nuestra opción política y que nos heredaron los fundadores: trabajar en la base social, trabajar con la sociedad civil, trabajar para servir, trabajar para que la realidad sea el principal insumo que vaya a favor de todos.