miércoles, noviembre 08, 2006

..¡BASTA!..GIRARDI,..¡ VAYASE PARA LA CASA.!....O PRESO ..ESTO ES MIO...PERDON...EDIT.REVISTA IMPACTO....

Editorial Revista Impacto.

¡Basta! Girardi, ¡váyase para la casa! Así como en nuestra editorial de lanzamiento sugerimos, con la certeza de que no seríamos escuchados, que la presidenta debía hacer al menos cinco cambios de gabinete (Secretaría General de la Presidencia, Hacienda, Relaciones Exteriores, Cultura y Mideplán), hoy, con la misma fuerza, convicción y razón pedimos que quienes le hacen daño a la fe pública y a la política den un paso al lado.
Girardi es sólo el epítome de lo nefasto, de lo disociador, de lo perjudicial que puede resultar alguien impulsado por la ambición y la odiosidad. Tras él hay un largo listado de seres parecidos, pero menos vistosos o menos “mediáticos” que buscan el poder para otros o para sí, que elaboran redes, tramas, negocian, burlan al país y desencantan a las nuevas generaciones. Sí. Efectivamente se necesita un cambio. Pero claro, este cambio no significa terminar de entregar todo el poder a la derecha política y económica que, desde sus empresas, diarios, radios y TV, rige los destinos de millones de chilenos y chilenas. El cambio que se requiere pasa por repensar el modelo social, político, cultural y económico en que los chilenos y chilenas queremos vivir. Sin lugar a dudas el cambio no viene sólo por la posibilidad de elegir entre una salud y una previsión estatal o privada; ni por la de elegir entre una educación pública o privada de calidad; ni por la de entregar el esfuerzo del trabajo por un salario justo. El cambio pasa también por mejorar el alma de la sociedad chilena.
Vivimos en una sociedad basada en la desconfianza, con un predominio de la indolencia, desprovista de toda capacidad de asombro, con un sistema de esclavos asalariados y una juventud en la que el desaliento, frustración y rabia son los sentimientos predominantes.
¡Qué se puede esperar, después de ver las explicaciones de dirigentes de partidos políticos o de honorables que, cumpliendo la máxima de la sabiduría popular, explicando se complican y van cayendo en una espiral de dolos, errores, falsificaciones, malversaciones, frescuras, que hasta un niño puede descubrir! Sólo podemos esperar lo que vemos en la ciudadanía: un cansancio de la clase política, de toda la clase política. Pero, la que a nosotros nos importa es la de la Concertación y la de la democracia cristiana en particular. El caso de ChileDeportes, abrió hasta el momento, una “caja de Pandora”. Día a día se suman nuevos antecedentes y nuevas denuncias. Caen moros y troyanos, justos y pecadores, bandidos y sonsos. La Concertación en estos términos no puede seguir funcionando. Debe aplicar una cirugía mayor. Los actos de corrupción no deben ser tolerados. Y, la DC debe ser en esto firme. No podemos validar o avalar la conducta de otros. Debemos tener el coraje de “colocarnos una vez rojos, pero no cientos amarillos. Las soluciones, por dolorosas que sean deben aplicarse sin dilación. Este espectáculo lamentable, burdo, cantinflesco aleja a las generaciones de recambio de los partidos políticos.
Ponemos nuestra esperanza en la juventud, que actúa según su recto pensamiento y sano corazón. (Excluidos quedan por supuesto los que llamándose jóvenes usan en los procesos eleccionarios las peores prácticas de matonaje, burla y fraude). Pero no sólo la Concertación y la DC deben tomar fuertes medidas que conduzcan a un cambio real. También el gobierno de la presidenta Michelle Bachelet debe hacerlo. Y, entre las medidas a adoptar, debe estar la de la salida de todos los responsables de Chile Deporte, desde el ministro hacia abajo.
La confianza tiene dimensiones. La confianza en la economía se quiebra cuando hay casos de fraude o corrupción. No nos quejemos entonces si, al mal manejo de la economía nacional, se suma esta sensación, esta percepción delictual en el aparato público y los políticos, que redunda, inevitablemente, en malos resultados económicos. Presidenta, de nuevo se lo pedimos. ¡Cambie a su equipo!