Seguridad Nacional y Democracia. Gonzalo Wielandt PDC Providencia
Estimados
Camaradas
Junto
con saludarles, escribo un reforzamiento más de la tesis que he venido sosteniendo
ya desde hace un tiempo. Este escrito es una consolidación ideológica
que a mi juicio debe orientar la conducción política de la democracia cristiana.
La
seguridad es sin duda un concepto que guía la campaña actual de nuestro candidato
presidencial Claudio Orrego, concepto que comprende una diversidad de
dimensiones sociales y político-institucionales, dentro de las que se
encuentran la
seguridad ciudadana, la seguridad social, la seguridad económica, la seguridad militar,
la seguridad energética, la seguridad ambiental. Un concepto de seguridad que
debe sintetizar nuestro perfil ideológico en este sentido es el de seguridad nacional.
A la luz de las distintas dimensiones que comprenden los tipos de seguridad
ya mencionados, la seguridad nacional llega a ser actualmente un valor estratégico
vital para Chile. Si pudiéramos resumirlo en un hecho, este es claramente
el recurso natural del agua. Cada vez más las investigaciones hidrogeológicas
y político-estratégicas indican que el agua debe ser parte de una política
estratégica del Estado para lo que resulta fundamental la nacionalización o bien
el reconocimiento constitucional del agua, entre otros, como valor y recurso de
interés nacional, cuyo control y uso debe ser orientado y regido públicamente.
El
reconocimiento constitucional de valores estratégicos vitales del Estado como el
agua, requieren de acuerdos nacionales que la institucionalidad política y su correlación
de fuerzas actual no es capaz de llevar a cabo reforma
o construcción de condiciones institucionales, precisan de grandes mayorías
nacionales. Mayorías nacionales que son las llamadas a consolidar acuerdos
nacionales orientados al cambio político-institucional y social que se acerquen
al bien común de Chile. Esto presenta un escenario de decisiones
Para
tal tipo de vitales
para la democracia cristiana chilena y sobre todo para nuestro régimen democrático.
La democracia cristiana en este sentido debe reconocer la perspectiva
sobre lo cual generar las mayorías nacionales que representen el carácter
pluralista de nuestra democracia, capaz de que a través de un proyecto de
gobernabilidad democrático, puedan hacerse efectivos los cambios político-institucionales
que el bien común de Chile necesita.
El
insistir en una coalición de centro-izquierda que pretende fortalecerse hacia la
izquierda no contribuye a generar grandes mayorías para los cambios de bien
común, ya que serían mayorías exclusivistas que responden más a una variable
particularista que universalista. Particularista, porque se deja representar por
un conjunto particular de sectores que si bien pueden llegar a ser mayoría simple,
nunca lograrían ser una mayoría para un cambio institucional efectivo.
Particularismo
además, que dado esa situación, ante la escaza posibilidad de acuerdos
factibles, sólo quedaría la presión o la movilización social para los cambios
buscados, lo que comprometería nuestra gobernabilidad democrática.
En
cambio, el generar una coalición pluralista que represente una mayoría nacional,
por su carácter universalista, puede desembocar en acuerdos de cambios
efectivamente institucionales que hagan posible un paso más para la cristalización
del bien común de Chile. No se trata por lo tanto, de optar entre una tesis
de izquierda y de derecha, sino que se trata de optar entre una tesis que lleva
inevitablemente a la presión y movilización social como única alternativa de
cambio, o bien optar por una tesis que privilegia el acuerdo a través de una mayoría
nacional como alternativa democrática y cristiana de cambio. Dando fe de
nuestra
vocación nacional y popular.
Camaradas,
repito que no se trata ya de optar por una tendencia y tesis de izquierda
o derecha, sino que se trata de poner en nuestra perspectiva la responsabilidad
nacional por el bien común de Chile.
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home