martes, marzo 05, 2013

Hacia un Proyecto de Gobernabilidad democrática Una coalición por una democracia pluralista. Gonzalo Wielandt


El bien común de Chile exige generar las condiciones institucionales para que los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales sean cada vez más una realidad. El amparo social de Chile requiere condiciones institucionales en la que las leyes encuentren su cimiento de cumplimiento efectivo. Esas condiciones institucionales necesitan para su realización y consolidación de grandes mayorías, dado el actual marco institucional-legal y electoral. No es posible hoy en día lograr los cambios efectivos en ese sentido con una alianza exclusivista de centro- izquierda que se pretende por algunos orientar más a la izquierda, perdiendo su componente de centro, tan esencial para cualquier transformación socialmente productiva. Comprensibles pueden ser los traumas y los complejos de hace 40 años, pero no contribuye en nada al bien común de Chile hacer política en base a ellos, sino que es imprescindible la sabiduría política-cristiana de construir y consolidar los cimientos para una coalición que nos lleve a una democracia pluralista.


Una coalición pluralista de centro no consiste en excluir a la izquierda de los cambios a realizar, sino que de generar los acuerdos de mayoría con quienes los cambios puedan ser efectivamente productivos, sin desconocer el valioso aporte que pueden dar los socialistas a esta tarea como actores protagónicos. No obstante ello, la democracia cristiana como eje de centro debe lograr cristalizar un encuentro político programático con renovación nacional que haga posible un proyecto de gobernabilidad democrática que instaure en Chile la normalidad democrática republicana como base del bien común nacional.

El actual escenario electoral, puede verse por algunos como inoportuno ara tal efecto, sin embargo, puede ser todo lo contrario una gran oportunidad política para que la democracia cristiana deje establecida su posición de identidad política circunscrita a su afán por el bien común en virtud de los cambios institucionales que Chile necesita para un régimen de amparo y solidaridad que se encarna en una democracia pluralista.

Algunos enfrentan el problema de arriba hacia abajo, creyendo que la asamblea constituyente o el cambio de constitución es el inicio del proceso de cambio, pero es todo lo contrario, es de abajo hacia arriba. En primer lugar, una democracia pluralista concibe en su proyecto de gobernabilidad democrática una proyecto de promoción comunitaria que permita reconstruir el tejido social desmantelado de la década de los 70 en adelante, que durante la primera década del siglo XXI se ha ido rearmando en base a relaciones espontáneas y como respuesta al desamparo social, pero ajeno a la política. Esto resulta peligroso cuando la sociedad cree que es posible prescindir de la política para los cambios necesarios, por cuanto sin la existencia de intermediarios políticos la sociedad y el Estado difícilmente pueden entenderse al no existir un sistema de representación reconocible. En segundo lugar, cuando un actor social que logra asumir el control del Estado se convierte en un actor político, generando una identificación a través de él entre el Estado y la sociedad, genera una situación de totalitarismo o caldo de cultivo para el totalitarismo altamente peligroso, enemigo esencial del bien común. Por eso camaradas, tranquilidad en el mando del Partido Demócrata Cristiano para construir una coalición que se inspire en un proyecto de gobernabilidad para una democracia pluralista.