Hacia un Proyecto de Gobernabilidad democrática Una coalición por una democracia pluralista. Gonzalo Wielandt
El
bien común de Chile exige generar las condiciones institucionales para que los derechos
civiles, políticos, económicos, sociales y culturales sean cada vez más una
realidad. El amparo social de Chile requiere condiciones institucionales en la que
las leyes encuentren su cimiento de cumplimiento efectivo. Esas condiciones institucionales
necesitan para su realización y consolidación de grandes mayorías, dado el
actual marco institucional-legal y electoral. No es posible hoy en día lograr los
cambios efectivos en ese sentido con una alianza exclusivista de centro- izquierda
que se pretende por algunos orientar más a la izquierda, perdiendo su componente
de centro, tan esencial para cualquier transformación socialmente productiva. Comprensibles
pueden ser los traumas y los complejos de hace 40 años, pero no contribuye en
nada al bien común de Chile hacer política en base a ellos, sino que es
imprescindible la sabiduría política-cristiana de construir y consolidar los
cimientos para una coalición que nos lleve a una democracia pluralista.
Una
coalición pluralista de centro no consiste en excluir a la izquierda de los cambios
a realizar, sino que de generar los acuerdos de mayoría con quienes los cambios
puedan ser efectivamente productivos, sin desconocer el valioso aporte que
pueden dar los socialistas a esta tarea como actores protagónicos. No obstante
ello, la democracia cristiana como eje de centro debe lograr cristalizar un
encuentro político programático con renovación nacional que haga posible un
proyecto de gobernabilidad democrática que instaure en Chile la normalidad democrática
republicana como base del bien común nacional.
El
actual escenario electoral, puede verse por algunos como inoportuno ara tal efecto,
sin embargo, puede ser todo lo contrario una gran oportunidad política para que
la democracia cristiana deje establecida su posición de identidad política circunscrita
a su afán por el bien común en virtud de los cambios institucionales que Chile
necesita para un régimen de amparo y solidaridad que se encarna en una
democracia pluralista.
Algunos
enfrentan el problema de arriba hacia abajo, creyendo que la asamblea constituyente
o el cambio de constitución es el inicio del proceso de cambio, pero es todo lo
contrario, es de abajo hacia arriba. En primer lugar, una democracia pluralista
concibe en su proyecto de gobernabilidad democrática una proyecto de promoción
comunitaria que permita reconstruir el tejido social desmantelado de la década
de los 70 en adelante, que durante la primera década del siglo XXI se ha ido
rearmando en base a relaciones espontáneas y como respuesta al desamparo social,
pero ajeno a la política. Esto resulta peligroso cuando la sociedad cree que es
posible prescindir de la política para los cambios necesarios, por cuanto sin
la existencia de intermediarios políticos la sociedad y el Estado difícilmente pueden
entenderse al no existir un sistema de representación reconocible. En segundo
lugar, cuando un actor social que logra asumir el control del Estado se convierte
en un actor político, generando una identificación a través de él entre el
Estado y la sociedad, genera una situación de totalitarismo o caldo de cultivo para
el totalitarismo altamente peligroso, enemigo esencial del bien común. Por eso
camaradas, tranquilidad en el mando del Partido Demócrata Cristiano para construir
una coalición que se inspire en un proyecto de gobernabilidad para una democracia
pluralista.
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