A refundar la República. Leonel Sanchez J.
Los
vientos de transformaciones que corren por los suelos chilenos parece que nos
indican una nueva etapa política, donde el corolario de ella es la necesidad de
una Nueva Constitución Política que sea fruto de una asamblea constituyente.
Recordemos
que la historia de las Constituciones Políticas chilenas ha sido siempre una
imposición de la oligarquía de turno y nunca de un proceso participativo.
Es
así, que ahora tenemos una oportunidad única de generar una Constitución desde
otra base social y política, para lo cual se deben generar diversas condiciones
para ello.
En
primer término debo señalar que, definitivamente, la oligarquía no me
representa, lo cual constituye una expresión paradojal, pero necesaria de
manifestar.
Por
lo anterior, frente a la crisis de la derecha y su muy probable derrota
electoral en las presidenciales del 2013, los y las militantes de los partidos
políticos de la oposición tenemos una gran responsabilidad y desafío, el cual
consiste en que no vuelva la misma oligarquía política que se comprometió con
el actual modelo de desarrollo.
El
mayor problema del sistema político chileno es que tiende cada vez más a la
oligarquización – ejemplo de ello es la cantidad de senadores y diputados
designados por la propia oligarquía sin que sean “visados” por la ciudadanía –
considerando que en la mayoría de las elecciones el resultado se conoce de
antemano, bastando el nombramiento de la misma oligarquía del candidato, en las
elecciones al parlamento.
Afortunadamente,
los estudiantes tienen muy claro que el movimiento por la educación es político
y dicha conciencia empieza a permear a todo el tejido social y a la ciudadanía
en su conjunto. Si no se cambia el modelo de desarrollo, no vale de nada la
movilización.
El
imperativo que tenemos por delante es Refundar la República de Chile. Por lo
tanto, hay que tener cuidado con los modelos anteriores y concentrarse en la
creación de nuevos modelos de desarrollo, apostando a aquellos que permitan
romper la desigualdad e injusticia imperante.
Tal
vez un buen punto de referencia sea definirse en torno a quienes estamos por
renacionalizar el cobre y quiénes no.
Para
comenzar la construcción de este nuevo modelo de desarrollo, si vamos a debatir
y dialogar sobre reformas constitucionales, que sea sobre la base de una
Asamblea Constituyente para definir una Nueva Constitución.
Hasta el momento, las encuestas
incluyen solamente a las figuras tradicionales, ¿pero qué ocurriría si aparece
un postulante atípico, en un país que claramente está cansado de la
política? ¿Tendrán estos políticos que
no parecen querer reaccionar a los reclamos ciudadanos la capacidad para adecuarse
a un peligro desconocido?
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