lunes, septiembre 26, 2011

DESIGUALDAD, EDUCACIÓN, DESEMPLEO Y POBREZA, DESPUES DE LA CONCERTACIÓN. (Agosto-Septiembre de 2011). Juan Guillermo Espinosa C. (1)


Cuando nadie imaginaba, tan solo un año y medio después de instalado el nuevo Gobierno de la Centro-Derecha en Chile, después de 20 años de gobiernos de la Concertación, desde hace cuatro meses las mayores Protestas Sociales en mas de dos décadas han instalado a las desigualdades en el centro del debate nacional, especialmente en educación, aunque con claros alcances hacia la salud, el empleo, el crédito hacia la clase media baja y varios otros.
Pareciera que el momento no ha podido ser más discordante ya que el país se encuentra ante un mal gobierno, con falta de ideas, proyectos y planificación y con una marcada propensión a disminuir el rol y el tamaño del Estado y peor aún, con una oposición desgastada, con poca claridad sobre su presente y futuro y sin liderazgo.
El talón de Aquiles de la economía chilena es claro y notorio y se llama “desigualdad”, en donde su componente mas destacado es la mala distribución del ingreso. Los economistas mas partidarios del sistema, lograron hacia fines del gobierno de M.Bachelet (2009), que Chile ingresara a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo (OCDE), lo que fue presentado ante el país y la región latinoamericana como un gran reconocimiento al excelente alumno que el país ha sido de este enfoque financiero- económico que se ha practicado en las últimas dos décadas y media. Sin embargo, muy pronto después de nuestra incorporación – ante los primeros estudios de la OCDE – surgieron las evidencias de nuestro mayor problema de fondo: Chile es de lejos el país con la peor distribución del ingreso de la OCDE y entre los diez con la peor distribución del planeta.


Algo de Historia: Un Breve Recuento de las Ultimas Décadas

Como resultado de las drásticas reformas económico-sociales aplicadas por los economistas del gobierno militar en el período 1974-1989 – principalmente: apertura comercial y financiera unilateral, uso extendido y profundo de los mecanismos de libre...

(1)Ingeniero Civil (Univ. De Chile); Doctor en Economía (Univ. de Cornell, N.Y. EE.UU.). Ha sido Economista de varios Organismos Internacionales, Director Ejecutivo del Banco Interamericano de Desarrollo y Embajador de Chile en Holanda. Por varios años Profesor de Economía Internacional, Políticas Económicas y Sociales y Desarrollo en varios Centros Académicos de Postgrado. Presidente del Instituto Desarrollo y Participación.

....mercado y reducción del papel del Estado en todos los campos – se produjo obviamente un aumento sustancial, de carácter estructural, en la desigualdad de ingresos del país.
Por esta razón y desde el retorno a la democracia en 1990, los gobiernos de la Concertación debieron enfrentar una muy aguda desigualdad inicial, lo que restringió las posibilidades de la estrategia de “crecimiento con equidad” que intentaron aplicar sus economistas y técnicos. De esta forma, la distribución del ingreso mejoró en el período de mas rápido crecimiento del PIB (1990-1997), para posteriormente y debido al mal manejo frente a la Crisis Asiática y las políticas de ajuste aplicadas, se experimentó un leve deterioro entre 1998 y 2003.
Del breve análisis anterior, como lo destaca Ricardo Infante en su estudio sobre la “Distribución del Ingreso y Heterogeneidad Estructural” (2), se pueden establecer tres conclusiones sobre el nivel y la evolución de la desigualdad de los ingresos en Chile:

“La primera de ellas se refiere a que la distribución del ingreso en Chile no es estable si se considera un horizonte de más largo plazo, dado que presenta una gran variabilidad ante los cambios.
La segunda es que los altos niveles de desigualdad se explican por el comportamiento de la parte superior de la distribución. Lo anterior debido a que la capacidad que tiene el 10% de mayores ingresos para sostener o acrecentar su participación en el ingreso total es muy superior a la de los sectores de bajos ingresos (40% de los hogares más pobres) para evitar el deterioro de su participación en el ingreso total.
Finalmente y no obstante los esfuerzos desplegados por los gobiernos de la Concertación desde 1990 para aumentar el gasto público social y mejorar así el ingreso de los estratos más pobres, la desigualdad persiste, aunque su nivel actual es inferior al registrado en el período 1974-1989.”

Con la llegada de la Concertación al gobierno, se propuso y se forjo en la conciencia de todo el país que desde ese momento se transitaría hacia una Economía Social (en el modelo anglo norteamericano denominada Economía de Bienestar o Estado de Bienestar) que tendría como misión buscar directamente la protección de los más pobres y también de las clases medias. Sin embargo, el “nuevo” modelo económico “consensuado” por los economistas de la Concertación que fueron asumiendo sucesivamente las carteras de Hacienda y Economía fue enfatizando paulatina pero progresivamente el emprendimiento privado, la responsabilidad individual, mejorar el “riesgo país” para la llegada de mas capital externo y por ende también, la autorregulación de todos los mercados, en especial el financiero y crediticio.
De esta manera, las clases medias y mas bajas, quedaron en una creciente orfandad y a merced de los “agentes del mercado” ya que su integración a la sociedad moderna y a la prosperidad macro, se empezó a producir principalmente vía el endeudamiento o mas claramente, a través del crédito de altísimo precio y condiciones usureras, sin contar además con entidades públicas que efectivamente las protegieran de los abusos (la “letra chica”) que se multiplicaron en muy diversos frentes aunque de manera mas aguda en el campo de la salud, la educación, el “retail”, la construcción y varios otros. Así, nunca se promovió la creación de un verdadero Sernac, ya que los propios ministros de esas carteras decían “que no era viable” o que había otras materias mas importantes que debían atender.

(2)Vease : Hacia un Desarrollo Inclusivo: El caso de Chile, Osvaldo Sunkel y Ricardo Infante editores, CEPAL,OIT y Fundación Chile 21, Santiago de Chile, 2009. Capítulo 4, pag. 91.


Los Cambios en Educación: Segregados y Sin Equidad.

La situación actual es seria porque, por un lado se ha institucionalizado que las respuestas a las demandas sociales sean extremadamente lentas y por otro, pareciera no existir suficiente conciencia de la verdadera magnitud de las desigualdades actuales. En concreto, en los nuevos grupos empresariales y profesionales actualmente en el gobierno existe mas bien una idea generalizada que, desde 1990 en adelante, el gasto público en educación se ha elevado en forma desproporcionada y que las demandas estudiantiles no consideran que las causas de los problemas son de otra naturaleza y que ahora el problema no es tanto de recursos sino de eficiencia y mal uso de recursos.
Sin embargo, las protestas sociales de este tiempo han dejado en evidencia que la educación nunca había sido un tema tan importante para los chilenos. En 1990, solo uno de cada treinta jóvenes de los sectores mas pobres de la población alcanzaba a la Educación Superior. Hoy uno de cada diez sigue estudiando después de terminar la educación media.
Lo anterior, en buena parte es el resultado de la tan reiterada idea de que solo a través de la educación es posible alcanzar empleos de mejor calidad y de mayor nivel de remuneración. Actualmente, los ingresos entre los jóvenes de 25 a 34 años son mas equitativos que los de ese rango de edad hace 20 años. Es decir, quienes están cerca de la edad de jubilación tienen mucha mas diferencias en sus salarios que sus hijos mas jóvenes, los que ciertamente tienen más educación.
El porcentaje de cobertura de la educación secundaria entre los 55 y los 64 años en Chile en este tiempo, es solo de un 39%, mientras que para el mismo rango de edad, el promedio de los países de la OCDE es de 58%. En los jóvenes chilenos por el contrario, se puede ver que el panorama empieza a cambiar ya que, entre los 25 y los 34 años la cobertura de educación secundaria es de 85%, mientras que sorprendentemente el promedio de la OCDE es de 80%.
Todo lo anterior, indica que nuestra clase media y de más bajos ingresos tiene sumamente claro el que si bien la educación hasta ahora ha empezado a ser un primer peldaño para disminuir nuestras desigualdades, a la vez han estado sorteando este primer peldaño de igualación con enormes costos y sin ninguna contribución diferenciada desde el Estado, con la sola excepción bastante reciente de la Subvención Escolar Preferencial, instalada hacia fines del Gobierno de la Presidenta Bachelet.

La Verdadera Desigualdad en Nuestros Ingresos

Existe la creencia que la desigualdad interna en nuestro país es la que entregan las estadísticas oficiales de la CASEN que, sin mayor análisis se dan a conocer cada tres años por el Ministerio de Planificación Nacional. Sin embargo, usando los mismos antecedentes primarios de la CASEN, que son ordenados en 10 deciles de menor a mayor ingreso, siendo el primer decil el de los hogares más pobres (decil 1) y el decil 10 el de los hogares mas ricos, se puede obtener una diferencia salarial directa y otra, que es necesario elaborar algo
mas, para obtener resultados mas reales.

Así, de las cifras entregadas en 2009 una persona que trabaja perteneciente al decil más pobre (decil 1) gana en promedio $87 mil pesos al mes y una persona que trabaja perteneciente al decil 10 – el más rico – gana $1.545.000 mensuales, por lo tanto la desigualdad en sus rentas resulta en 17,7 veces más. Y sin perjuicio que 17,7 veces es ya una desigualdad importante, la verdadera desigualdad es aun bastante peor que 17,7 veces.
La razón es que para calcular la diferencia de 17,7 veces se considera solo a las personas que tienen un trabajo remunerado, pero en Chile en un hogar del decil 1 en promedio solo trabajan 0,5 personas. Es decir, hay apenas un trabajo cada dos hogares. En cambio en un hogar del decil 10, trabajan en promedio 1,6 personas. La relación entonces entre el número de personas que trabaja en el decil 1 versus las que trabajan en el decil 10, es de 3,2 (1,6 / 0,5). Dicho en forma más clara, hay 3,2 veces más acceso al empleo en un hogar más rico que en un hogar más pobre.

Esta nueva cifra que representa la fuerte desigualdad en el acceso al empleo entre los hogares chilenos, nos introduce a una nueva cifra de desigualdad aun más aguda que la anterior. Así - si se toma en cuenta los ingresos laborales de todos los miembros de la familia que trabajan - el promedio del ingreso laboral per cápita (de las personas que trabajan) de un hogar del decil 1 se reduce a $ 47mil pesos mensuales, mientras que para un hogar del decil 10 el ingreso laboral per cápita se aumenta a $ 2.601.000 pesos mensuales.

Es decir, considerando la desigualdad según los ingresos laborales de todas las personas que trabajan por hogar, los hogares del 10% más rico tienen ingresos laborales que son 55,8 veces mayores que los de los hogares del 10% más pobre de Chile. O sea que la desigualdad de 17,7 veces considerando las diferencias salariales directas, pasa a ser mas de tres veces superior, a un nivel increíble de 55,8 veces.

Por último, cuando se consideran las otras fuentes de ingreso – sin considerar las transferencias del Estado – y se ajusta por el tamaño del hogar, ya que los hogares pobres tienen mas integrantes que los hogares ricos, el ingreso del hogar por persona del decil 1 resulta ser de $ 14.666 pesos al mes y el del decil 10 de $ 1.151.000 por persona. Es decir, la desigualdad en números más reales pasa a ser de 78,5 veces, una cifra que nadie aceptaría por indignante e inequitativa en un país mas normal de la OCDE.

Que Hacer?

En definitiva, los factores que inciden en la desigualdad, la pobreza y el desempleo son múltiples y no existe una solución única, como se ha aprendido lentamente en nuestro país desde el retorno a la democracia. En Chile por ejemplo, los hogares del decil 1 de los hogares más pobres, tienen una mayor proporción de mujeres, un 59%, que los hogares del decil 10 de los hogares más ricos en donde la cifra llega solo a un 49%. Por lo mismo, los hogares más pobres tienen casi 3 veces más probabilidad de tener niños menores de 4 años que los hogares más ricos y tienen 5 veces más probabilidad de tener a una persona discapacitada. Los hogares más pobres tienen también 5 veces más probabilidad de vivir en una zona apartada o semi rural que los hogares mas ricos y una persona del decil más pobre tiene un promedio de solo 8,7 años de educación en comparación a los 15 años de educación de una persona del decil 10 de los hogares mas ricos. Esto último es lo que tan nítidamente han transparentado las grandes movilizaciones sociales que se han expandido por el país en los últimos 4 meses.

Para reducir las desigualdades en definitiva, se requiere abordarlas a través de un conjunto de políticas públicas: desde instrumentos que mejoren la educación y el acceso gratuito a ella de la clase media y de los sectores de más bajos ingresos, que incentiven además el ingreso al mercado de trabajo de los que hoy no participan (como el subsidio al empleo a los jóvenes que hoy ha desaparecido), hasta instrumentos que aborden los problemas de la discapacidad, los campamentos y hogares pobres más distantes y segregados y varios otros.

Dicho de otra forma, se requieren políticas que implican mas Estado, pero un nuevo Estado, más participativo y que reaccione mas oportunamente a las demandas sociales como las demandas por mas salas cunas y jardines infantiles, mejor transporte público, más y mejor educación pública, mas empleo especialmente para los jóvenes y en definitiva más y mejor Democracia que permita representar en mejor forma a los excluidos, especialmente a los pobres y a los jóvenes, ya que nuestro sistema político actual representa en alta proporción a quienes ya tienen trabajo y están insertos en el sistema.