Con la ENAP NO. Humberto Burotto Guevara
Para nadie es un misterio que los círculos de poder que conforman el actual gobierno están interesados en privatizar la ENAP. Hace poco un matutino de la capital informaba de los sondeos de opinión que los actuales ejecutivos están haciendo sobre el tema.
Esta es un a vieja ambición declarada pues esta empresa estatal y CODELCO constituyen el principal botín codiciado por los neoliberales locales. Pero también por las transnacionales del sector petrolero en nuestra región. Que en cualquier caso serian los verdaderos compradores de tres refinería, pozos de gas y potencialidades de extracción secundaria.
ENAP fue la respuesta del estado ante el fracaso de los privados ante el desafió de explotar los hidrocarburos abundantes en Chile en la zona austral. Y ha constituido el principal instrumento de política energética del Estado chileno por más de cincuenta años.
Ante la ultima gran crisis energética de nuestro país, generado por el fracaso de la iniciativa privada para mantener el abastecimiento de gas natural desde Argentina, fue la ENAP por mandato del presidente Ricardo Lagos la que le ha entregado la seguridad de abastecimiento de este vital hidrocarburo al sistema productivo nacional y a precios convenientes y de mercado.
La seguridad energética que ENAP le ha entregado a Chile tiene un valor estratégico y geopolítico fundamental que ni siquiera en la dictadura el apetito neoliberal pudo doblegar.
Pero las estrategias se afinan, ya no se limitan a la increíble monserga de la superioridad de la gestión privada, desmentida durante años con indicadores de eficiencia económica y productiva, indiscutible. Ahora se promueve, por torpeza política y falta de capacidad de gestión empresarial de las nuevas autoridades, en materias de comunicación y transparencia, imprescindibles en el gerenciamiento empresarial del siglo XXI, un populismo privatizador que busca descapitalizar esta empresa de todos los chilenos, para ponerla en situación de privatización.
El mercado de los combustibles en Chile ha dado durante muchos años precios competitivos y transparentes, incluso comparados con países productores de crudo y con políticas económicas proteccionistas, permitiendo mejoras de la calidad medioambiental de los productos que ENAP produce. Si embargo, la codicia antipatriótica pertinaz e irresponsable persiste.
La derecha ha bombardeado con criterio populista la tributación especial de los combustibles sabiendo que es el impuesto mas redistibutivo con el que cuenta el arsenal del estado, en un país cuyo principal problema de integración social lo constituye la desigualdad. La miopía con que hace política el oficialismo, en materia energética, le explota en la cara a sus autores, como le ocurrirá con otras materias como la delincuencia y los mitos elaborado por sus propagandistas y sus puertas giratorias.
Esta vez explotó en Magallanes, con el pueblo en las calles, sin distinción de colores, marchando no solo por el precio del gas sino que fundamentalmente por el abandono.
ENAP ha sido el principal anclaje de la soberanía austral y eso Magallanes lo sabe. Se sienten legítimos herederos de los pioneros y están curtidos por el aislamiento y el frío.
En Magallanes nuestros compatriotas australes juegan Truco y le están diciendo, a los soberbios e ignorantes ministros, quiero retruco. El concurso de popularidad de Hinzpeter no es el problema, ese ya lo tiene perdido, el problema radica en políticas públicas coherente para la región, en este caso de suministro de energía en un territorio donde este es un problema de vida o muerte. Pero también un llamado de atención sobre el futuro de esta empresa que unos pocos quieren comprar. Alguna vez se acuño una consigna contra las estatizaciones, esta vez es contra las privatizaciones: La ENAP NO.
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