domingo, octubre 24, 2010

La resaca del día después.Jorge Navarrete.


TAL CUAL acontece después de una borrachera, cuando más temprano que tarde se hacen sentir los malestares como consecuencia del abuso, una sensación parecida me deja la reciente gira internacional del Presidente Piñera. En la columna del domingo pasado, fui uno de los muchos que alabó el desempeño del gobierno con motivo del rescate de los 33 mineros, de igual forma que me parece tan lógico como obvio que se intente rentabilizar políticamente el episodio. Sin embargo, y para seguir con la metáfora de quienes han bebido algunas copas de más, es muy delgada la línea que divide la legítima euforia de la voluntariosa pesadez.

No es un misterio para nadie que nuestro Presidente tiene esa peligrosa inclinación a la autorreferencia, la que se manifiesta principalmente en dos rasgos. El primero es su tendencia a privatizar el espacio público, es decir, a la compulsión por hacerse personalmente de los frutos políticos que provienen de bienes o valores que son comunes a todos. El segundo, que se relaciona con lo anterior, es su incapacidad para valorar los esfuerzos de otros, arrogándose personalmente los triunfos y, en cambio, delegando los tropiezos.
 Así, por ejemplo, confieso que me parece algo inapropiado, cuando ya no bochornoso (¡si hasta su mujer le implora que deje de hacerlo!), que el Jefe de Estado esté permanentemente paseando el original del primer mensaje que dio cuenta de que los mineros estaban con vida. Una cosa es regalar la correspondiente réplica. Otra, muy distinta, es llevar consigo en el bolsillo de la chaqueta un testimonio que constituye un patrimonio nacional, el que hace rato debería estar resguardado o exhibido en un museo.
Pero la gira presidencial, según informa La Tercera, también nos arrojó novedades en torno a la resolución de un tema que, aunque de naturaleza diversa, desnuda el mismo patrón de la flaqueza presidencial. En efecto, en su oportunidad muchos nos preguntábamos cuál era la razón por la cual Suez Energy se había allanado a no construir la termoeléctrica Barrancones. ¿Estábamos en presencia de una petición o una negociación? Y en este último caso, ¿a cambio de qué? La respuesta parece estar a la vista: será la empresa en cuestión la que represente al gobierno francés en la flamante comisión binacional de proyectos energéticos.
Ahora bien, y pasando al plano de las exageraciones, atribuirse la responsabilidad por lo que el mismo Piñera denomina "el milagro económico", es francamente un exceso verbal que raya en el despropósito. Constituye un insulto a la inteligencia de muchos el suponer que lo obrado en estos siete meses de gestión tuvo un efecto significativo en la recuperación económica del país. No hay que ser un conocedor en la materia para entender que estos procesos son de largo aliento, por lo que -si no se quiere decir que hoy se cosecha lo que se sembró ayer- al menos podría reconocerse que el "efecto rebote" posterior a cualquier crisis es lo que verdaderamente explica este repunte.
 Lo que antes pudo haber sido una anécdota, hoy se constituye en un patrón. Y los casos se seguirán multiplicando, como ya de hecho lo perciben los propios partidos que "conforman" el gobierno.