LOS 33 HÉROES. Andres Rojo
La hazaña realizada por 33 mineros de mantenerse vivos durante 17 días a 700 metros de profundidad tiene dos formas de ser destacada, y en ambas ellos son un selecto grupo de héroes que deben servir de ejemplo a todo el país.
En primer término, lo obvio, que es resistir tanto tiempo sin comida ni la mínima certeza respecto de un posible rescate. Aunque no se sepa con exactitud el grado de protección que han tenido durante la primera parte de su encierro, la gran mayoría de las personas habría entrado en tal grado de desesperación que habría hecho difícil su supervivencia.
Pero lo segundo es lo más importante. Poniendo en riesgo sus vidas por un sueldo probablemente bueno, aun sabiendo las condiciones de peligro que enfrentaban, desnudaron en toda su magnitud la falta de criterio y de responsabilidad de parte de los empresarios nacionales y la dramática deshumanización de un sistema económico que trata a las personas como piezas desechables de la maquinaria productiva y tiene como única prioridad la generación de utilidades.
Dependerá ahora del resto de la comunidad nacional que este acto de heroísmo sirva de algo y no quede simplemente como una de las principales noticias en el recuento de fin de año.
Bastante se ha discutido en estos días sobre la irresponsabilidad y los abusos de la mediana minería, lo que es extensible a otras actividades productivas en que lo único que importa es la ganancia, dejando absolutamente de lado la dignidad de los trabajadores y los derechos de las personas. Incluso el Gobierno, al que se le suele identificar con el empresariado, ha debido ser claro en reconocer que en el caso de los mineros atrapados por el derrumbe se han trasgredido las normas de seguridad y que ello es responsabilidad de los propietarios del yacimiento, sin perjuicio de las faltas que se habrían producido por parte de los organismos estatales encargados de la fiscalización.
Lo lamentable es que se necesitara una desgracia que aún está lejos de terminar para que se constate lo que mineros y trabajadores de otras áreas vienen denunciando hace años sobre los abusos patronales, y que siempre se han desechado como quejas realizadas con un tinte ideológico.
Sólo en la medida que el país rectifique los vicios del modelo económico y restablezca la justicia y el equilibrio entre todas las partes que intervienen en la economía se le rendirá a los 33 héroes de la minería el reconocimiento que merecen por su entereza. No es la primera tragedia laboral que ocurre en el país ni será la última si no se hacen estas correcciones.
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