sábado, agosto 21, 2010

La triple minoría. Carlos Huneeus


NUESTRA DEMOCRACIA se caracteriza por tener un sistema múltiple de partidos, con ocho colectividades representadas en la Cámara de Diputados, un régimen presidencial muy institucionalizado, un Estado fuerte y un crecimiento económico que ha traído bienestar a la mayoría de los chilenos. Tiene importantes debilidades, como la baja institucionalización de los derechos de los trabajadores, visible hoy en el derrumbe de la mina San José; las "escandalosas desigualdades", la fragilidad de los grupos de interés y los partidos, entre otras. 


Este sistema de partidos impone una política de coaliciones, pues ningún sector tiene mayoría. Chile no es Argentina, donde el peronismo es un movimiento dominante, sin una competencia fuerte en otro partido o coalición. Así, Sebastián Piñera ganó las elecciones con el apoyo de partidos formados por ex dirigentes de la Concertación.
 En los primeros tres gobiernos democráticos, con sus profundos cambios económicos, sociales y culturales, hubo una gran estabilidad electoral, detenida en 2009 con el desplome de la Concertación en los comicios presidenciales y la caída de la votación de sus partidos. Sin embargo, no cambiaron las orientaciones políticas de la población: la puntuación media en la escala de izquierda a derecha de 10 puntos (1 es la izquierda y 10 la derecha) en 2009 es similar a la que hubo en 1989: 5,91 y 5,43, respectivamente. Sólo un 20% se ubica a la izquierda, 26% al centro y 29% a la derecha. Luego de cuatro gobiernos de la Concertación, con dos presidentes de izquierda, los chilenos se orientaron a la derecha. Es una población más conservadora que la de España, en que la puntuación media es 4,58, y un 40% de los ciudadanos se ubica a la izquierda, 32% en el centro y sólo 11% en la derecha. 
El fortalecimiento de los partidos supone privilegiar su institucionalización y no la personalización. La historia de Chile ilustra este dilema. La derecha, después de su humillante derrota de 1964, se organizó para las presidenciales de 1970 detrás de la figura del ex Presidente Jorge Alessandri (1958-1964) -"don Jorge"-, siendo derrotada. Las expectativas electorales creadas por el apoyo en las encuestas que tiene la ex Presidenta Michelle Bachelet puede conducir a la derrota y frenar la institucionalización de los partidos. 
La política de coaliciones es más compleja que sumar partidos heterogéneos; puede producir sangría de votos. Personalidades de la Concertación proponen un pacto con el Partido Comunista para las elecciones de 2013. Eso se dio en las parlamentarias de 2009 y el resultado fue malo: en siete de los nueve distritos con candidatos del PC la lista común sacó menos votos que los obtenidos por ambos actores en 2005. Los tres diputados del PC fueron elegidos a costa de candidatos de la Concertación, como Guillermo Teillier, que derrotó al destacado diputado Jorge Insunza (PPD). Además, no hubo ningún doblaje. 
Proponer una estrategia electoral de la Concertación con el PC significa cambiar el carácter de aquella y plantea un debate que debiera desarrollarse con serenidad y claridad, en el cual todos los partidos deben opinar, especialmente la DC, que fundó la Concertación con el PS en 1988 y sigue siendo un actor clave del sistema político.La Tercera