lunes, mayo 03, 2010

La teoría del chorreo de la derecha. Juan P. Letelier

A diferencia de lo ocurrido durante las últimas décadas, el cambio de gobierno se ha traducido en un brusco cambio de la agenda laboral.
Si en los gobiernos de la Concertación existía la convicción de que un objetivo fundamental era impulsar medidas y correcciones con el fin de reducir las desigualdades, hoy lo que comienza a predominar como agenda laboral de la derecha es introducir cambios a través de la flexibilización laboral que conlleven el aumento de la productividad y el crecimiento: la no tan novedosa “teoría del chorreo”.
Los trabajadores durante las últimas décadas han puesto énfasis en la necesidad de profundizar aún más los derechos laborales, en tanto los empresarios se aferran a la demanda de introducir flexibilización y oponerse a cualquier cambio en esta materia. La Concertación ha solidarizado con las demandas de los trabajadores, traduciéndolas en proyectos que hoy son leyes de la República..........En el año del Bicentenario las cosas cambiaron: hoy los trabajadores se vuelcan a procurar defender los logros de los años anteriores, a denunciar los despidos masivos infundados, tanto en el sector privado (donde se ha abusado del terremoto como “justificación”) como en el público (donde la Alianza ha mostrado su determinación de tomar por asalto el aparato público, barriendo con la Ley de Alta Dirección Pública y violentando la carrera de miles de chilenos cuyo único pecado es no ser de derecha).
Los empresarios sonríen porque escuchan que el Gobierno quiere terminar con las indemnizaciones, avanzar en la flexibilización laboral, promover las privatizaciones, aumentando la precariedad laboral y avalando en los hechos la no sindicalización ni la posibilidad de negociar colectivamente.
El Bicentenario recién comienza y ya se asoman nubes grises. Se empieza a configurar el choque de dos concepciones: mientras las autoridades entienden que la agenda laboral debe basarse en la productividad y el crecimiento económico, los trabajadores y los actores políticos de la oposición creen que ésta tiene como propósito la redistribución de ingresos y oportunidades. Este debate no tiene nada de nuevo. Y la posibilidad de que aumente la conflictividad laboral en un gobierno de “gerentes” como el actual, tampoco. Lo distinto es que, durante la campaña, la derecha y el candidato prometieron cosas no muy compatibles con sus convicciones históricas, como el sueldo ético de $250 mil.
Así, este 1º de Mayo marcará el inicio de una nueva etapa en la agenda laboral del país y la prueba de fuego será el cómo se lleve a cabo el primer gran debate: la fijación del sueldo mínimo ético. Se acerca la hora de la verdad.La Segunda
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