jueves, abril 01, 2010

Lo que fuiste para nosotros.Pedro Pablo Parodi Pinedo. ex Aseor Jurídico de la Gobernación Cordillera del ex Gobernador Alejandro Fernandez

Fernández, no puedo eludir escribirte este correo antes que dejes tu cargo o cuando ya recién lo hayas abandonado. Un problema de conciencia y de sanidad mental me obliga.
Muchas cosas pasaron dentro de tu mandato como Gobernador y otras cuando fuiste el hombre de confianza de Marcela Labraña, gobernadora que te precedió. Desde un inicio, es necesario consignar que siempre procediste a predisponerla con comentarios ácidos y descalificatorios contra los funcionarios, que no se compadecían con la verdad ni la realidad. Reconozco que eres muy imaginativo, pero en negativo. No nos perdonaste a ninguno e inventaste mil historias malévolas de cada uno, las que podría repetirte con lujo de detalles. Llegaste inclusive a la calumnia, cuando falsamente la convenciste que Miguel Ángel le había robado el note book de su oficina. Él lo supo y no sé como no te dio, al menos, una paliza, por canalla. Recuerdas cuando de pura mala leche rechazaste que Rosita Vásquez fuera designada funcionaria a contrata, abandonando su precaria calidad de honorarios, simplemente porque te desagradaba, no te simpatizaba, causándole un perjuicio que hoy es irreparable y del que naturalmente nunca te harás cargo.
Haz memoria de las barbaridades que decías de Juanita Fredes y su marido, acusándola a ella de haber realizado mil ilicitudes y errores en su cargo en la gobernación de Maipo y a él, de ser un sinvergüenza, a pesar que nunca lo conociste. Sin embargo, Juanita ordenó las finanzas, regularizó la situación de la gobernación y nos permitió seguir trabajando con tranquilidad y las espaldas cubiertas, porque todo lo que hacía era correcto y legal. ¿Se lo agradeciste, o, al menos, lo reconociste, alguna vez? ¿Te arrepentiste de tus ignominias contra su marido? Que ingenuidad de mi parte…
Para qué hablar de tus actuaciones durante la remodelación de la gobernación. Regalaste sus muebles como si fueran de tu propiedad y luego organizaste una quema de documentos oficiales en un barril en el estacionamiento de la gobernación. Eso fue un acto brillante, que es coherente con los archivos que obliga la ley de Transparencia. Ni siquiera me referiré a la camioneta institucional roja, la que chocaste en una infinidad de oportunidades, con absoluta irresponsabilidad. Total pagaba el Ministerio…
Fuiste coordinador de los PMG, y mientras lo fuiste, siempre los perdimos, perjudicándonos económicamente, porque no sabías nada, pese a tu calidad de Administrador Público, claro que te las arreglabas para culpar a medio mundo para ocultar tu impericia, pero cuando los funcionarios decidimos hacernos cargos del tema, prescindiendo de ti, los ganamos y así hasta el día de hoy, lo que por añadidura te brindó un beneficio económico.
Luego, en lo que fue un “arreglín”, te designaron Gobernador. La misma Marcela Labraña lo reconoce y no sólo eso, sino que asegura que ese fue el peor error de su vida. Ya en el cargo, no buscaste a nadie idóneo para la función de jefe de gabinete que querías llenar, simplemente llamaste a Soto, a un amigo, que poco o ningún interés tuvo en la gobernación. Más se preocupó de sus estudios, de escuchar música, llegar a la hora que le venía en gana, ausentarse los viernes y de usar la camioneta institucional los fines de semana, en los casos en que tú no te la llevabas para lo mismo. El “carrete” era su norte, no el trabajo, del que poco sabía, aunque él, con la soberbia que los identificó, crea lo contrario. Pero, por añadidura, ahora chocaste tres veces más la camioneta nueva que reemplazó a la roja, porque la corrías al máximo, a lo que diera. Claro, no era tuya, era fiscal, y daba lo mismo. Nuevamente el Ministerio haciéndose cargo de tus errores.
Al principio de tu designación como Gobernador todo pareció normal, pero a poco andar pusiste a Oscar, para que fuera jefe de administración y finanzas. Organizaste el concurso y lo instalaste en el cargo, sin que tuvieras idea de lo que era ese cargo, ya que si refrescas la memoria, cuando diste el examen para asumir ese mismo cargo, en la época de Marcela, lo reprobaste. Es decir, sin ninguna competencia impusiste a Oscar y tres meses después lo desvinculaste del servicio, causándole a él y a su familia un mal tremendo y obviamente también a la Gobernación. Tampoco debes olvidar que lo tuviste trabajando gratis tres meses y cuando él quiso cobrar dicho período el Ministerio se lo negó por razones reglamentarias, las que eran de tu conocimiento. Sin embargo, al ingresar tu amigo Soto a la Gobernación, no ocurrió lo mismo, le pagaron todo, inclusive lo anterior a su nombramiento ¿curioso, no? En ese momento, al irse Oscar, Juanita Fredes, la misma funcionaria que habías denostado y denigrado ante quien quiso escucharte, se transformó en la salvadora, pero no por eso dejaste de “pelarla”, lo seguiste haciendo con recurrencia.
¿Recuerdas la verdadera razón por la que desvinculaste a Tamara, pero la verdadera? Más vale no comentarlo…
En el Ministerio, nos descalificaste a todos, inventaste una historia de cada uno para perjudicarnos y dar la idea de que tú y Soto eran los únicos idóneos y capacitados. Poco duró tu credibilidad en el Ministerio, eso lo garantizo. Te acuerdas cuando querías deshacerte de José Madrid, la Rosita Vásquez, Victoria Núñez y Rosario Morales, con mil invenciones y maledicencias. Te enfermaste de rabia y envidia cuando Victoria organizó el festival de cueca con los adultos mayores en Pirque, porque salió perfecto y tú odias que la gente se destaque, sientes que te hacen sombra, entonces nunca le reconociste el logro, simplemente la menoscabaste en cada ocasión en que pudiste. Pero, además “pelaste” a Ana María Palominos (un abogado tuyo investigaba al médico que le daba licencias por enfermedad), y a Marcil, y a ambas las acusaste de hacer negocios con las visas de extranjería. ¡Canalla! ¿Con qué autoridad moral ensuciaste a ambas funcionarias de destacada trayectoria? Supe los detalles de eso, cuando ya no estaba en la gobernación, de lo contrario te habría denunciado (Pero logré documentar tu calumniosa aseveración) “Pelaste” a la Sra. Alicia, considerando desvincularla del servicio, porque tenía muchas licencias médicas por la grave enfermedad que sufre en sus manos. “Pelaste” a Guillermo porque se negó adulterar la bitácora de la camioneta cuando te la llevabas a tu casa todos los días y los fines de semana y así lo tuvo que declarar él ante la funcionaria de la Contraloría General de la República y, al enterarte, juraste, en público, reventarlo, haciéndolo trabajar 24 horas si era posible. Luego, intentaron lo mismo, cuando Soto chocó la camioneta en un día festivo, luego de tenerla cuatro días en su poder y a tiempo completo (fin de semana largo del 12 de octubre), y nuevamente querían que Guillermo adulterara la bitácora. Tengo copia de un correo de Soto (el día que hicimos en Pirque la capacitación-almuerzo para los funcionarios públicos que participarían en la transmisión de los datos de la elección) en que reclama estar aburrido y sin la camioneta para salir. Ingenuos, la Sra. Patricia, de la Contraloría había fotocopiado la bitácora. A propósito de la Contraloría. Leíste bien el informe final... El 85% de las faltas, irregularidades e incumplimientos, te tienen por causa. Por qué crees que el informe detalla tan minuciosamente lo del choque de la camioneta, o que gastaste más del 50% de la caja chica en taxi, en circunstancias que usabas la camioneta institucional, tienes automóvil propio y hay Metro; que pagaste combustible con la tarjeta Falabella y se la cobraste a la Gob.; que hay gastos de bencina en circunstancias que la camioneta institucional es petrolera, etc. etc. “Pelaste” en innumerables oportunidades a Juan Cepeda y en enero, Soto amenazó con desvincularlo del servicio, porque al formatear su note book le borró un documento privado (no estaba dentro de los deberes de Juan hacer ese trabajo). Durante la época de la Marcela quisiste deshacerte de Marcos, simplemente porque te desagradaba su presencia. Descalificaste una y mil veces a Joaquín. “Pelaste” a Osvaldo Gallardo, Jefe de Administración y Finanzas del Ministerio y despotricaste contra él ante quien quisiera oírte, acusándolos de mil barbaridades; tampoco te olvidaste de Pamela Figueroa, Jefe del Servicio Interior, del Subsecretario y su Jefe de Gabinete; “pelaste” a los tres alcaldes de la Provincia, a Jaime Escudero, ex alcalde de Pirque y de todo eso tengo las pruebas, porque las fui juntando una a una. Traicionaste a Marcela Labraña, desacreditándola por doquier, acusándola de todos los males del servicio, sin perjuicio de que deslizaste otros comentarios personales de pésimo gusto y poca caballerosidad, lo que también hiciste con Tamara y Cristina. “Pelaste” a Osvaldo Andrade, y ¡de qué manera tan baja!, hoy diputado con la primera mayoría en el Distrito y ex ministro, pero también “pelaste” al candidato Walter Oliva, del PDC, es decir, no se te escapó nadie.
Recuerdas cuanto llevaste a la gobernación a tu otro amigo, Raúl Morales y lo presentante ante todos los funcionarios como tu jefe de gabinete Político (¿?). Pero Raúl es hombre inteligente y poco demoró en comprender lo que Soto y tu hacían, y Uds., poco tardaron en saber (los espías funcionaron bien) que Raúl era una persona con ideas propias, leal, pero pensante y con bastante ética en su proceder. De inmediato le restaron atribuciones y le dieron el trabajo más desagradable e ingrato posible. Como no soportabas a Victoria que era la Coordinadora Electoral Comunal de Puente Alto, mandaste a Raúl al norte para que se capacitara en el procedimiento de la transmisión de datos para la elección, querías que fuera el Coordinador Electoral Comunal de Puente Alto y sacarla a ella, mostrarle tu repudio, por las verdades que ella te decía y porque es inteligente y eficiente. Te advertí que no lo hicieras porque el trabajo de Raúl era político y los que trabajaríamos en la transmisión de datos debíamos abstenernos de participar en política, pero te dio lo mismo, esos “detalles” no te interesaban, aunque todo el sistema se desprestigiara, no te importó. Pero, luego en un acto propio de tu personalidad, por desavenencias personales, lo apartaste, inclusive le prohibiste ir a la Gobernación el día de la elección. Es decir, todo lo que el Ministerio gastó en capacitar a Raúl, lo desperdiciaste, dañando de nuevo los recursos fiscales; luego, fuiste aún más lejos, quisiste desvincularlo del servicio, me lo dijiste a mi y yo se lo conté a él y finalmente, porque no era tu “incondicional” ni de Soto, y rechazaba muchas de sus actuaciones, que de por sí eran reprochables, lo pre-calificaste como – desleal con la autoridad – es decir, contigo. Jamás te harás cargo de este otro dañino y falaz absurdo.
Después de todo eso, ¿cómo te atreves a hablar de hombría y a cuestionar a otros? Analiza tus acciones y actitudes antes de opinar y calificar a otros. ¿Cómo pudiste llegar a semejantes incongruencias, inconsistencias y malignidades? Eres el perfecto hijo de la dictadura y del apagón cultural, pero dudo que comprendas lo que estoy diciendo. No eres responsable de lo anterior, pero desgraciadamente eres su efecto, su consecuencia y eso nos lesionó a todos.
En la época de la elección presidencial quisiste quebrar el comando de Frei, que dirigía el Concejal Fernando Madrid, también lo deprestigiaste, con mil mentiras. Deseabas ser el protagonista, por lo que optaste por desmerecer su sacrificado trabajo y dejarlo mal parado ante quien te quisiera escuchar, los que al final fueron bastante pocos, por suerte. Te enfurecía que te opacaran o que otro mostrara ser más inteligente que tu.
Que bochornoso fue cuando pediste a la PDI que te escoltara a votar a Vitacura el día de la elección presidencial, mal gastando recursos fiscales y funcionarios que debían cumplir ese día con importantes labores. Nada te importaba sólo querías figurar y a cualquier precio.
Para qué hablar del día de la elección en la que en vez de hacer presencia en la Provincia, como era tu deber, conseguiste que el Intendente te subiera al helicóptero para recorrer Santiago o, cuando en la semana anterior, te la pasaste regalándole galvanos a los militares en la Provincia de Maipo, en vez de cumplir con tu deber en Cordillera.
Te acuerdas cuando en la Gobernación hiciste una reunión en que estábamos todos los demócrata cristianos y dijiste – que te importaba un bledo Puente Alto y que te daba lo mismo lo que ahí pasara - …. Y eras el Gobernador…. ¿Cómo eres tan caradura y cómo no renunciaste después de semejante aberración? Aún así, le mentías a la gente de Puente Alto y ahí teníamos que ir los funcionarios a componer tus desaguisados y promesas que jamás cumplirías, porque eran imposible, como la que hiciste a los deudores hipotecarios. Ni la Presidenta pudo solucionarles completamente el problema de sus deudas y tú te comprometiste a remediarlo y me hostigabas para que hiciera un absurdo trabajo que no conduciría a nada. Seguramente, comprendiste o alguien te insinuó la magnitud de tu error y pretendías trasladarme tu responsabilidad, costumbre a la que en tu vida te apegas con vehemencia y de forma asidua. Por fin, tuve que ir a una reunión con más de doscientas personas y aclarar que lo que tú decías eran “buenas intenciones” y luego volver a la oficina y hacer unos oficios a Interior, Vivienda, el Serviu, para que la gente viera que algo hiciste y morigerar tu engaño.
Tienes en cuenta los millones que gastaste en promocionarte para el caso que la elección presidencial la ganara el Senador Frei. Pagaste inserciones millonarias en el diario de San José de Maipo y de Puente Alto, todas costeadas con dineros de la difusión de la estrategia de seguridad pública. Nada de eso promocionaste en forma debida, sólo aparecías tu, en artículos redactados por tus amigos y que poco de verdad y realidad tenían y por fin, como corolario del despilfarro, mandaste a hacer 1.500 libretitas en las que una vez más aparecías tú, derrochando otra millonada. Ahí tenías material para mostrar en caso que ganara Frei y así conseguirte otra pega mejor, aunque hubieras malgastado el dinero del Estado y fueras un funcionario nefasto, pero bien publicitado.
Para qué vamos a hablar cuando te hice la cita con mi amigo el diputado Montes, en la que me dejaste afuera. Le plagiaste algunas de sus ideas sobre seguridad ciudadana y después fuiste a la Intendencia y al Ministerio a mostrarlas como propias. ¿Qué pretendías? Que el Ministro o el Subsecretario del Interior fueran a Puente Alto para promocionarte y mostrar “tu obra”. Tampoco lo conseguiste y entonces abandonaste las ideas que habías plagiado y dejaste el tema a medio camino. Ya no te convenía.
Haz memoria sobre la reunión que hiciste con los funcionarios de la gobernación después de la primera vuelta electoral. Amenazaste a los funcionarios que no trabajaran en política, diciendo que al Gobernador que te sucediera le darías un minucioso informe sobre cada uno para que adoptara las medidas pertinentes. Amenaza abierta y no velada. Aunque, una vez más, me ganaba tu odiosidad, tuve que cruzarme en tu camino, porque tus coacciones eran inaceptables. Ahí, en esa misma reunión, manifesté que si la elección la ganaba Piñera, yo renunciaría, no sé por qué después hiciste tanto escándalo y escarnio de mi persona, si todos los funcionarios oyeron lo que dije. Insidia y ultraje: nutrientes para tu iniquidad...
Sólo te interesaba el trabajo político de los funcionarios y el triunfo de Frei para intentar escalar nuevas posiciones, nunca te interesó el proyecto político, el que además desconocías, sólo aspirabas a consolidar tu proyecto personal para el próximo gobierno. Lo mismo hiciste antes, por ahí por el mes de septiembre. En esa ocasión te burlaste de los funcionarios, asegurando que tu y Soto – profesionales jóvenes - no tendrían problemas laborales si ganaba Piñera, porque ya estaban preparados para dedicarse a otra actividad en el ámbito privado, en cambio nosotros, funcionarios ya desgastados, viejos y fatigados seríamos desvinculados del servicio. Mírate ahora y recuerda esa frasecita. … ¿Qué tienes para ganarte la vida en los próximos años?... No te deseo mal en este aspecto, pero creo que la amenacita se te devolvió.
¿Te acuerdas de las reuniones de seguridad, policía, comunidad y gobierno? No fuiste a casi ninguna, y las dos o tres veces que asististe se armó tal alboroto por tus desafortunadas intervenciones, que era mejor recibida tu ausencia. Pero, esos días te quedabas en la oficina. … ¿Qué hacías?... ¡Nunca fuiste a una actividad del Gobierno Más Cerca! Sólo hacías aquello que te diera figuración, la que casi nunca lograste, ya que debiste pagar inserciones en la prensa para que se supiera de ti.
A mi me “pelaste” hasta que te cansaste, inventando mil infamias para desprestigiarme, pero eres tan poco inteligente que en la mayoría de las ocasiones, lo hacías con mis amigos o personas que me conocían y respetaban, y rápidamente me enteraba de tus fábulas, las que siempre fueron de gran bajeza. Recuerdas la oportunidad en que dos personas me esperaban y no los pude atender porque estaba avocado a preparar el trabajo de las elecciones, como Coordinador Electoral Provincial, y tú, solapadamente, les dijiste que hicieran un reclamo contra mi en la OIRS. Pobre Fernández, a esas personas les estaba haciendo un favor, ajeno a mis deberes funcionarios, pero no te importó, primaron tus bajos instintos y ese odio contra mí, que no es más que envidia, celos. Parte de tu rabia contra mí, fue y es, porque siempre supiste que soy mucho más que tú, porque tengo más experiencia, más preparación, más cultura y más inteligencia. ¡Ahora es bueno que lo asumas! Quizá te haga madurar y puedas entender que el mundo no gira ni girará en torno tuyo. No eres el centro de nada y, aunque no lo creas, cuando se comprende esta elemental premisa, se adquiere mayor humanidad, más humildad, abandonándose el egocentrismo. ¿Podrás?...
Pero, además, hijo de puta, pelaste con infamias y falsedades a mi hija y los pormenores lo supe recién. Te recomiendo que si me ves en la calle o a alguien de mi familia, cruza o arranca, porque te daremos el escarmiento que mereces, por cobarde y mentiroso. Lo mismo debería hacer tu novia o pareja, porque también la pelaste, pero siempre para conseguir algo… Tal vez sería bueno que ella lo supiera para que tenga una visión real de su pareja… Esa era y es tu siniestra estrategia: chismorrea, inventa, desprestigia para obtener lo que quieres, miente porque siempre va a quedar algo… Por fortuna tu nivel de desprestigio es tan alto y está tan difundido, que ya no eres creíble. Hasta tu amigo Soto confesó en una ocasión, que desde chico habías sido un mentiroso.
Nunca supiste mucho qué era una gobernación, sólo te gustaba el título: Gobernador y experimentar esa sensación de – autoridad -. Que malo para el servicio, el país, la provincia, los funcionarios, los usuarios y el Gobierno.
Para el trabajo que realicé en las dos elecciones: municipal y presidencial y parlamentaria, en cumplimiento de lo que decía la ley 18.300, nunca supiste qué era y para qué servía, además que nunca te interesó. ¿Qué te interesa, salvo tu persona, tu ego? Rememoro que en una ocasión me llamaste por teléfono celular para decirme que los vocales de las mesas de votación, tenían en San José de Maipo un desorden inmenso y que yo debería actuar porque el trabajo se estaba haciendo mal. Precisamente yo venía de allá, porque fui a votar y a revisar y, por cierto, nada de lo que decías era verdad, pero seguramente intentabas impresionar a alguien que te acompañaba en la camioneta (grabé esa conversación en el celular). Pobre ignorante, los vocales dependían y dependerán de la Junta Electoral y nosotros sólo nos ocupábamos de transmitir el resultado de la votación. Aún así, pagaste otra inserción en el periódico para publicitar el perfecto trabajo que habías realizado en la transmisión de datos. ¿Qué hiciste, si ni siquiera sabías qué trabajo realizábamos?
Creo que la Gobernación Cordillera es la única Gobernación del país que durante tu período, no necesitó de un Gobernador para funcionar. Nos bastábamos solos. Tú presencia, tus correos y tus órdenes, eran siempre desacertadas, inconducentes, arbitrarias, abusivas. Hicimos el trabajo que correspondía y algunos de los funcionarios fueron mucho más allá del deber, quedándose hasta las 10 de la noche o trabajando los festivos, sin nada a cambio, ni siquiera un reconocimiento. Administrabas las horas extraordinarias, junto a Soto, al capricho, según gustos, estados anímicos y preferencias personales. Pero algo muy importante y trascendente ganaron los funcionarios. Fuiste tan mal Gobernador y tan mala persona, que cualquiera que llegue en el futuro será mejor que tu, un mejor Gobernador que el que tuvimos y por ende mejor para los funcionarios; sin ti, se habrá dado un paso adelante, no sólo para los funcionarios, también para las personas y necesidades de la Provincia.
Tú eras el que te ufanabas públicamente de ser muy malo y que cuando querías, eras lo peor. ¿Te acuerdas? Pero no sólo fuiste malo como persona, también lo fuiste como gestor y como Gobernador. ¿Sabes por qué? Porque eres un mediocre, un audaz, una persona sin base ni conocimientos. Uno del montón, que gracias a un “arreglín” logró un cargo de cierta relevancia. Eres tan insignificante, que no haber sido por el cargo, no te verías. Tú y otros como tú, demostraron que el cambio generacional que se intentó tanto en el Gobierno, como en el Comando Presidencial, fue un fracaso. No supieron qué hacer, no sabían de política, desconocían para qué servía el cargo que desempeñaban, a excepción de que se servían del mismo para proyectos personales, fueron simplemente unos malos improvisadores, con resultados obvios, que están a la vista. La gente como tú, sumados algunos corruptos e ineptos, llevaron a que la ciudadanía optara por un cambio total. Claro que de eso, tú ni Soto tienen conciencia. Buscan a otros responsables, a los funcionarios, al candidato, a Bowen, a personas como la ex gobernadora Marcela Labraña y a quién se les venga a la mente. Pero no es así, fueron Uds.: las caras visibles, los que tomaban la palabra, los que se mostraban, los que se equivocaban, los que hacían muy poco, los que mentían demagógicamente, los que amenazaban, los que eran arbitrarios, déspotas y abusadores, abandonando el proyecto de Gobierno, el espíritu de servicio público con el que hacías gárgaras y con todo aquello que era importante, útil y necesario para la gente.
Querías que supieras lo anterior. Sé, perfectamente bien, que luego de leer este texto no habrá reflexión alguna, sólo ira, ánimos de venganza, bajezas y qué sé yo que más. No importa, estoy alerta y preparado, porque tengo muchas, pero muchas cuentas que cobrarte y tengo las pruebas de cada una de mis aseveraciones.
Y ten cuidado, dañaste a demasiadas personas y estamos alerta.
Tal como le dije a Soto, tu Jefe de Gabinete, que en el futuro te vaya, como lo mereces...
Pedro Pablo

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