jueves, abril 01, 2010

OPINION EQUIPO PROGRESISTA. PDC

Refundar la Democracia Cristiana y reinventar la centro izquierda: las tareas políticas y los desafíos éticos de la renovación
1. Los chilenos nos encontramos al inicio de un período cargado de desafíos y oportunidades que marcarán el futuro de nuestro país. El triunfo de la derecha en la elección presidencial y su destacada performance en la elección parlamentaria significan un cambio en el centro de gravedad de la política chilena. Encabezados valientemente por nuestro camarada Eduardo Frei, realizamos una campaña desigual que se saldó en nuestra contra por un margen estrecho. Perdimos de manera muy honorable y dejamos el gobierno por la puerta ancha. Sin embargo, sería del todo irresponsable
ver en la situación actual un simple y pasajero traspié electoral. Lo real es que nos encontramos ante un proceso prolongado de pérdida de capacidad política de la Concertación Democrática, que afecta a todos sus integrantes y del cual todos hemos sido responsables. El desenlace de este proceso es la constitución en Chile de una nueva mayoría política de centroderecha que ha comenzado a gobernar. Para nosotros, la democracia significa que el pueblo es el único dueño del poder y el pueblo soberanamente decidió hacernos pasar a la oposición. Asumimos serenamente que ese será el lugar para el PDC y la coalición de centroizquierda en los próximos años......
2. El balance de 20 años de gobiernos de la Concertación Democrática aparece como claramente exitoso. Incluso nuestros adversarios de la derecha reconocen que hemos logrado construir una democracia inclusiva y que los desafíos históricos de superar la pobreza y transformarnos en un país desarrollado, aparecen hoy como objetivos posibles de alcanzar en un período cercano.
Sin embargo, la decisión popular de enviarnos a la oposición muestra claramente que ha terminado el ciclo político que iniciamos derrotando a la dictadura. Tenemos legítimos argumentos para enorgullecernos de lo que hemos hecho, aunque también estamos conscientes de nuestros fracasos y sabemos que nos aguardan tiempos difíciles. Tenemos un gran desafío por delante: refundarnos como democratacristianos y reinventarnos como centroizquierda. No será fácil, pero nos apasiona el futuro de Chile y confiamos en que el pueblo volverá a entregarnos su apoyo cuando estemos en condiciones de ofrecerle una alternativa renovada y transformadora.
3. Tras una década de descenso electoral y crisis internas, el PDC afronta un desafío crucial que determinará su lugar en la política chilena en los próximos años. Siempre nos queda la posibilidad de protegernos tras explicaciones anestésicas o declaraciones auto–afirmativas, pero la verdad es que nuestras derrotas son consistentes con nuestro desempeño político. La señal que la DC ha recibido en los últimos años es clara y transparente: la sociedad chilena exige definiciones de futuro y no extraña ni añora nuestros aportes del pasado. Nuestras mejores y más dignas jornadas, la Revolución en Libertad, la lucha contra la dictadura y la transición democrática, corresponden a grandes páginas de la historia de Chile, pero no representan tareas políticamente vigentes en la actualidad. Para nadie es un misterio que la sociedad chilena que vio nacer a la DC en los años ’50, y que luego la llevó al poder en los años ’60 para realizar una Revolución en Libertad, dejó de existir hace mucho tiempo y nosotros contribuimos decisivamente a transformarla.
Con la misma transparencia debemos asumir ahora que la sociedad chilena que reconoció el liderazgo de la DC en la lucha contra la dictadura en los años ’80 y que la llevó al poder para construir una Patria para Todos en los ’90, se ha transformado radicalmente. Fuimos nosotros los que en los años ’60 y en los años ’80 del siglo pasado desafiamos a la sociedad chilena a cambiar. Y el resultado salta a la vista: la sociedad chilena ya completó su transición cultural al siglo XXI y no vuelve la vista nostálgica hacia el pasado. Los chilenos no extrañan nostálgicamente a nadie y no van a detenerse a esperarnos. Es totalmente inútil comunicarse hoy con la sociedad apelando a nuestras glorias pasadas o al carácter supuestamente infalible e inmutable de nuestra doctrina. Si el PDC quiere evitar que la derrota y la declinación se conviertan en su normalidad, debe introducir cambios radicales en la forma de comprenderse a sí mismo y de relacionarse con su entorno. A la vez, debe generar nuevas estructuras congruentes con estos cambios y potenciar a los nuevos liderazgos emergentes que reflejan esta nueva sociedad. El PDC debe realizar su propia transición política y cultural a las realidades del siglo XXI o resignarse a ser sólo un protagonista de las mejores páginas de los libros de historia del siglo XX.
4. Los partidos políticos modernos son instrumentos que se transforman en el tiempo, acompañando a la sociedad en la que se despliegan y a la que intentan transformar. Nuestro partido ya ha vivido al menos 2 procesos de refundación que han marcado su historia: la propia fundación del PDC en los años ’50, que supuso la superación positiva de la Falange Nacional, y de nuevo durante la dictadura, en el proceso que desembocó en la constitución de la Concertación Democrática. Nos encontramos en la actualidad nuevamente ante el desafío de refundar la Democracia Cristiana y configurar un nuevo trato con la sociedad chilena, en el que se articule lo que hemos sido y lo que queremos ser: un partido popular con vocación de liderazgo nacional, un movimiento cultural de inspiración cristiana y comunitaria, un instrumento eficaz para todos los chilenos dispuestos a trabajar por la construcción de una sociedad más democrática, más libre, más solidaria y más justa.
5. Para la definición de nuestras coordenadas políticas y nuestra auto–comprensión como partido, el dato más importante del pasado reciente fue la superación de la estrategia del “camino propio” en los años ’80 y la constitución de una alianza de centroizquierda que hizo converger a las fuerzas populares, democráticas y progresistas en una coalición, la Concertación Democrática, reconocida por todos los sectores como la más exitosa de la historia de Chile. Como consecuencia de esta definición estratégica, madurada al calor de la lucha común contra la dictadura, resulta hoy imposible pensar a la DC sin hacer alusión al espacio político, social y cultural que conforma la centroizquierda y que se articuló en la Concertación Democrática. Ese es nuestro espacio político estratégico, nuestra representación social y nuestra referencia cultural. Ese es nuestro mundo y desde ahí pensamos nuestro futuro.
6. Tenemos que refundar la DC para hacerla viable, sacarla de la inercia que la conduce a la declinación y ponerla de nuevo a la ofensiva. Es nuestra responsabilidad para con nuestro partido y con lo que representamos como cultura política. Ese debe ser nuestro primer aporte a la construcción del futuro de Chile. Al mismo tiempo, necesitamos reinventar una alianza de centroizquierda políticamente amplia, socialmente diversa, culturalmente pluralista y con vocación de mayoría. Ambas tareas son mutuamente incluyentes y vinculantes. Debemos enfrentarlas como parte del mismo desafío que definirá nuestro paso por la oposición y alentará el esfuerzo colectivo para volver a constituir un gobierno de centroizquierda liderado por el PDC.
7. Atrevernos a refundar el PDC es un imperativo político y un desafío ético para todos los democratacristianos, sea cual sea nuestra sensibilidad interna, nuestra generación o nuestro ámbito de actividad. Los partidos políticos se justifican por su impacto en la dirección de la sociedad y no por sus procesos internos. Lo peor que podemos hacer en el momento actual es explicar la derrota electoral por razones puramente internas. El foco de atención de la sociedad chilena no descansa ni en el PDC ni en partido político alguno. Es necesario entonces sincerar nuestra relación con la sociedad asumiendo que la gente no tiene tiempo ni interés para detenerse sobre nuestros conflictos y rencillas.
Esos son temas que sólo nos interesan a nosotros… y cada vez menos. Lo que nos exigen los ciudadanos es consistencia política y solidez ética, asociadas a liderazgos renovados y legitimados por los ciudadanos. Por sobre todas las cosas, lo que la sociedad chilena nos demanda es una transformación profunda que nos saque de la retaguardia del cambio sociocultural. Nuestra historia ya está escrita, con sus aciertos y fracasos, sus triunfos y derrotas. Ahora de lo que se trata es del futuro.
Tenemos que exponernos al difícil camino de hacer cambiar a la DC de cara a la sociedad chilena actual. Nuestra tarea ahora consiste en trasladar al partido desde una posición de espaldas o sobre la sociedad chilena, para ponerlo como un actor que evoluciona y avanza con la sociedad chilena. No va a ser un proceso fácil. Significa dejar de lado formas políticas, liderazgos tradicionales y mensajes ideológicos
a los que estamos acostumbrados. Es necesario comenzar a actuar y pensar de otra manera.
Nuestra realidad es el siglo XXI y una sociedad chilena radicalmente transformada. No nos asustemos ni reneguemos de lo que hemos construido. Abrámonos a la nueva sociedad y ofrezcamos a los chilenos un PDC que sirva como instrumento para construir un futuro mejor para todos. Llegó para nosotros la hora de asumir nuestra actual pobreza de ideas, para repensarnos en serio y para caminar con todos quienes quieran hacerlo hacia la construcción de un nuevo partido nacional y popular con vocación de liderazgo progresista, orgulloso en su inspiración cristiana e innovador en su matriz comunitaria.
8. Tenemos que ser capaces en un primer momento de reconstruir una base institucional que sirva de marco a la refundación del PDC. Esto implica medidas sobre las cuales ya estamos formalmente de acuerdo, pero que nunca implementamos. Aunque sea difícil y conflictivo, debemos avanzar hacia una redefinición de nuestra militancia y debemos asegurar que todos nuestros candidatos deben ser efectivamente electos en elecciones primarias abiertas a la ciudadanía. De la misma manera,debemos generar mecanismos para dar un peso específico relevante en nuestra deliberación interna a la opinión de los ciudadanos y ciudadanas que votan consistentemente por la DC, militen o no en el PDC. Para esto debemos modificar nuestras instituciones de decisión política para hacerlas más dinámicas y asegurar su capacidad deliberante. Son estas instancias las llamadas a construir en un plazo breve la agenda de la refundación del PDC como instrumento de acción política. Así mismo, será necesario convocar un Congreso Nacional del PDC abierto y masivo para definir los parámetros ideológicos y programáticos de la refundación de la Democracia Cristiana. Todas nuestras definiciones institucionales, ideológicas y programáticas deben abrirse al debate con la sociedad para construir un partido democrático de nuevo tipo, un partido del siglo XXI.
9. Es preciso también embarcarnos en un esfuerzo colectivo para reinventar la coalición de centroizquierda. La hegemonía política establecida por la Concertación Democrática, que le permitió gobernar durante 20 años, se basó en una sólida inserción social y cultural en los sectores medios y populares. A partir de esa base social y cultural, que podemos llamar la centroizquierda sociológica,la Concertación puso en juego una exitosa propuesta política dirigida a reorganizar democráticamente nuestra sociedad. El balance es globalmente positivo: hoy la sociedad chilena es una sociedad democrática y moderna, culturalmente diversa y socialmente dinámica. También tenemos que reconocer grandes fracasos, entre los que sobresale nuestra incapacidad para disminuir las brechas socioeconómicas y la diferencia de oportunidades que hacen de Chile uno de los países más desiguales de América Latina. Nos sentimos serenamente orgullosos de nuestros éxitos y nos apenan sinceramente nuestros fracasos. No obstante lo anterior, somos conscientes de que el contrato con la sociedad chilena que sustentó 20 años de gobiernos de centro izquierda llegó a su fin con la derrota en la última elección presidencial. Es la hora entonces de reinventar una coalición de centroizquierda con nuevas ideas y nuevos liderazgos, capaz de superar las falencias que la llevaron a la derrota y de convocar a nuevos actores ciudadanos a un proyecto de transformación social que combine de manera renovada los ejes permanentes que nos movilizan a todos: más democracia, más libertad, mejor calidad de vida para todos y protagonismo popular. Esas serán las banderas que enarbolaremos en la oposición y con ellas volveremos a solicitar el respaldo del pueblo.
10. Para reinventar nuestra coalición, tenemos que ser capaces de innovar en las definiciones estratégicas y redefinir las relaciones políticas que puedan servir de sustento a un nuevo proyecto de centroizquierda.
Es necesario aportar a la reconstitución de las mejores relaciones con todos los partidos de la Concertación, así como también con los movimientos sociales y políticos que quieran concurrir a la reinvención del espacio progresista.Se trata de defender conjuntamente la herencia de los gobiernos de la Concertación Democrática, pero también de avanzar hacia la definición de un nuevo proyecto de centro izquierda con vocación de mayoría.Así mismo, debemos ser capaces de realizar la autocrítica de nuestros errores y fracasos de una manera constructiva que nos permita superarlos.Se trata también,finalmente, de perfilar y potenciar los nuevos liderazgos que emergieron en las últimas elecciones.
Ellos serán la cara pública de una oposición eficaz al gobierno de derecha y los nuevos interlocutores de la coalición de centroizquierda. Con partidos renovados, un proyecto común sustentable e innovador y con liderazgos legitimados por el apoyo ciudadano, podremos aspirar serenamente a ganar las elecciones del 2012 y el 2013. No falta mucho tiempo, tenemos que comenzar desde ahora.
11. Si tenemos una voluntad seria para enfrentar nuestros problemas y estamos dispuestos a asumir las consecuencias de cambiar, entonces es la hora de apurar la marcha y comenzar a hacernos las preguntas de fondo en serio. Estos son nuestros anhelos, nuestras propuestas y nuestros proyectos.
La renovación de la mesa directiva y de los órganos de deliberación política del PDC en los próximos meses constituye la primera estación en el camino de la refundación. Aspiramos a formar parte de una nueva mayoría que asuma el liderazgo del PDC con estas ideas y con esta voluntad de cambiar.
Instamos a todos los actores partidarios a transparentar cuáles sus posiciones políticas respecto del futuro de la DC y de la coalición de centroizquierda. Llamamos también a transparentar liderazgos y proyectos. Lo que el país nos pide es honestidad política y audacia estratégica. Estamos cerrando un ciclo y sólo nos queda mirar al futuro. Queremos construir entre todos y con todos, pero sobre todo queremos apostar a un proyecto claro y consistente: refundar la DC como un proyecto político construido sobre una perspectiva comunitaria de la política y reinventar la centroizquierda de cara a la sociedad chilena del siglo XXI.
Una gran esperanza nos alienta a emprender la marcha.
Ignacio Montiglio-Osvaldo Aravena-Edmundo Bustos-Nolberto Díaz-José Andrés Isla- Yerko Ljubetic-Cecilia Valdés-Eduardo Abedrapo-Osvaldo Badenier-Rodrigo Rivera- Pablo Badenier
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