lunes, marzo 01, 2010

Un terremoto de prioridades y un maremoto de urgencias. Manuel L. Rodriguez

¿el gobierno de Piñera entregará a unas cuantas empresas privadas el gigantesco y lucrativo negocio de la reconstrucción de carreteras, puentes y otras tantas obras públicas tal como el negocio de las licitaciones y concesiones (inventado por la Concertación) enriqueció a unas cuantas empresas chilenas y extranjeras? O sea, con plata de todos los chilenos, ¿unas pocas empresas constructoras se harán aun mas millonarias y poderosas?
¿Se puede hablar de política cuando un país está desvastado por un sismo de grado 8.º y un maremoto enorme?
Si, porque las decisiones que tienen que tomarse son decisiones políticas y quienes las tienen que tomar son políticos.
Si, porque el impacto del sismo y del maremoto repercuten hoy y repercutirán despues del 11 de marzo sobre el conjunto de la gestión de gobierno y del Estado. Las dimensiones humanas y materiales del desastre aun no terminan de cuantificarse (se habla de 30 mil millones de dolares y aumentando…) y el sufrimiento de casi dos millones de compatriotas no alcanza a ser medido por los reportajes de la televisión y los medios de prensa........No es aventurado decir que el país ha retrocedido por lo menos 10 años en su desarrollo, dada la magnitud de la destrucción de infraestructura, de edificios publicos y privados, de viviendas, carreteras, puentes, calzadas.

Pero tambien hay que decir que la pobreza (esa pobreza profunda que las cifras dicen que ha estado disminuyendo) ha quedado al descubierto nuevamente (a la faz del mundo y ante nuestros ojos), porque los territorios y sectores sociales mas golpeados por el sismo y el maremoto son los pobres, las poblaciones pobres, las comunas pobres, las caletas pobres, los barrios pobres.
Cada vez que la naturaleza se pone insolente con los chilenos, queda al desnudo la insolencia de la pobreza en que viven muchos chilenos.

Este desastre necesariamente obligará a redefinir las prioridades del proximo gobierno, reorientando recursos a la necesaria reconstrucción, aunque ya sabemos la receta neoliberal que se aplicó en Irak despues que EEUU destruyó la infraestructura pública irakí (aunque la metáfora pueda resultar forzada): los invasores estadounidenses trajeron empresas estadounidenses, para que hagan el negocio de la reconstrucción en el país desvastado por los bombardeos estadounidenses…
La receta neoliberal es siempre la única receta que se les ocurre a los políticos y gobiernos que tienen en la mente el mercado, pero que olvidan al Estado y a la ciudadanía a la hora de resolver problemas reales.

Negocio redondo es el que se hizo en Irak y el que podría hacerse en Chile: ¿el gobierno de Piñera entregará a unas cuantas empresas privadas el gigantesco y lucrativo negocio de la reconstrucción de carreteras, puentes y otras tantas obras públicas tal como el negocio de las licitaciones y concesiones (inventado por la Concertación) enriqueció a unas cuantas empresas chilenas y extranjeras? O sea, con plata de todos los chilenos, ¿unas pocas empresas constructoras se harán aun mas millonarias y poderosas?

Y aprovechando la necesidad de trabajo y los recursos fiscales disponibles, el futuro gobierno ¿nos va a sorprender con empleos precarios tipo PEM y POJH pagados a 100 “lucas” mensuales, con tal de llenar las cifras oficiales de empleo del INE y así mostrar que se “cumplieron las metas”? ¿Y nos dirá Piñera y sus equipos empresariales, que no hay presupuesto ni reajuste para los sueldos y salarios de los trabajadores, trabajadores que serán precisamente los que con su trabajo van a reconstruir Chile?

Mientras tanto, caletas pesqueras completas han quedado arrasadas por un maremoto o tsunami que la Armada de Chile fue incapaz de prever ni de anticipar; mientras poblaciones, obras publicas y edificios han quedado inhabitables e inutilizables porque las empresas constructoras lucraron con la pobreza de la gente y los recursos fiscales, y los servicios públicos hicieron la vista gorda complice con las autorizaciones para construir edificios, puentes, carreteras y pasarelas que parecen hoy de cartulina o de cartón. ¿Alguien podría afirmar hoy decentemente, que el “modelo de concesiones” ha resultado un exito?

Se nos viene un terremoto en las prioridades gubernamentales (el gobierno proximo seguramente usará la reconstrucción como argumento para justificar restricciones, tal como Pinochet justificó la represión bajo el argumento de su reconstrucción) y se nos viene un maremoto de urgencias (empleo, viviendas, escuelas, medicamentos, puentes, aumentos de sueldos, reajustes, calles, deudas históricas, veredas, muelles, caminos, carreteras…).

Manuel Luis Rodríguez U.
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