jueves, febrero 25, 2010

La renovación de los liderazgos. Moisés Oyarzo Osses. Magallanes

Curiosa la discusión que se ha instalado el último tiempo en nuestro país respecto de la renovación de los liderazgos y que proviene, también, en una vertiente, de algunos sectores concertacionistas.(Es válido recalcar que es un tema que no todos los dias está en análisis y discusión, como lo son también los que se vinculan a la concentración de los medios de comunicación, las grandes utilidades de la industria minera privada o los miles de millones de dolares en pérdidas de las AFP).-
Para nadie resultó indiferente el discurso de Lagos el dia de la derrota presidencial, cuando se refiere al rol de las generaciones más jovenes en el nuevo escenario nacional.Pero no basta con señalar ni hacer llamados o mostrarse inclusivo en términos de discursos, cuando las prácticas y accionar políticos, amén del marco institucional y jurídico,no han facilitado, mas bien han retardado el ingreso, o, derechamente,mandado para la casa a un par de generaciones.
A esta discusión que me refiero le ha faltado vitalidad y profundidad, por cuanto carece de las herramientas que otorga la ciencia política y la sociología, por ejemplo, para definir los conceptos y la problemática en cuestión, otra cosa sería dejar el asunto en manos de los mismos políticos y que ellos mismos nos hablaran de ellos …

El tema en discusión, la renovación de los liderazgos, creo que está ligado a otro mayor y es el que se refiere a las elites, este es el punto de partida y determinante en la situacion chilena, y para tener una claridad mínima tendríamos que partir por comprender de qué fenómeno hablamos,conocer la conformación y génesis histórica de las elites en Chile -¿o elite?- de dónde provienen, cuáles son sus inserciones en la vida nacional, su desarrollo hasta los dias de hoy.
Por otra parte, sería interesante indagar qué conceptos de democracia porta esta elite política y los discursos que maneja para su adecuación táctico- estratégica respecto de la masa, el pueblo, la sociedad o como quiera llamársele.

Más interesante se torna el asunto cuando se amplía la indagación respecto de otras elites, digamos la empresarial, preguntándose igual que con la elite política respecto de los conceptos de democracia que porta -cómo entiende la democracia- y los discursos que maneja para su adecuación táctico-estratégica respecto de la masa, el pueblo, la sociedad o como quiera llamársele.
Otro tema a indagar sería el de interacción de la elite politica chilena con otras elites de la vida nacional, qué tipos de intercambios se dan, qué tipos de proximidades y connivencias, qué formas de cooperación o competencias,etc.

Antaño la educación se convirtió en una herramienta de ascenso social innegable, pero también facilitó la constitución y formación de elites, por ejemplo, vinculadas al estado o gobierno,por una parte y, por otra, tambien vehiculó lo que Pierre Bourdieu llama reconversión de capital económico en capital cultural, de las clases acomodadas dueñas de la tierra, por ejemplo,a los hijo herederos con profesiones liberales.
Hoy por hoy pienso en el ámbito municipal- en los cargos de elección popular-, donde cambian los abolengos, el color de pelo y los patrimonios, y donde ha sido posible verificar una cierta “movilidad social” del mundo político,pero en términos muy acotados , porque en lo que se refiere a la dirigencia nacional de los partidos es posible constatar, con una certeza casi cientifica, que es la misma clase la que va reproduciéndose por más de treinta años (descontando algunas bajas naturales y otras deserciones).

Respecto de la renovacion de los liderazgos desde la Concertación o el nuevo referente post-Concertación, sería interesante indagar qué tanto se quiere avanzar en la apertura de nuevos espacios y nuevos roles por parte de las generaciones más jovenes, por que a estas alturas la renovacion de los liderazgos también es un tema de supervivencia.Esto quedó meridianamente claro con el resultado electoral del 17 de enero donde por lo menos una parte de la dirigencia concertacionista -siendo optimistas - quedo out.Sin embargo, también están los frenos impuestos por estos mismos, en el sentido de las cuotas de poder existentes vinculadas con el parlamento, municipios y a nivel partidario.
Un parentesis.En nuestro partido existe toda una generación de sólidos principios cristianos y formada en el servicio público, que puede asumir un rol protagónico de cara a los desafíos del nuevo escenario nacional y a las demandas permanentes por mayor participación, igualdad y equidad, que valga recalcar, muestra avances significativos e innegables en los períodos de la Concertacion, pero, también, baches, deudas y falencias imposibles de soslayar.-

En este sentido me gusta más un PDC que habla de un proyecto histórico, que reconoce tradición y su historia, que un PDC que se acomoda reactivamente a los escenarios sin un horizonte claro.
Por ello se abre una interrogante respecto del futuro y destino de las demandas por mayor inserción y participación, por un lado, y, por otro, el cambio en los “estilos de hacer política”.En el caso de nuestro partido debiera darse un proceso de discusión de mayor amplitud que incorpore a todos los actores posibles y que defina y determine los grandes lineamientos politicos de los próximos años por los cuales orientará su accionar.Conjuntamente con ello será determinante la próxima renovación democrática de las estructuras partidarias.

Para finalizar,en un sentido amplio y general, las elites gobernantes no han escuchado -¿escuchan las elites?- la demanda societaria y democrática en el sentido de profundizar y ampliar la democracia chilena -¿escucharán?-, por que no basta con concurrir o no a votar cada cuatro años.El sistema político nuestro está cuestionado de fondo, tanto institucional como jurídicamente , pero la sociedad chilena está cambiando, hoy por hoy son otros los actores sociales, políticos y culturales -sociedad multiplural- los que más allá de llamados interesados o no,están tomando las riendas de defensa y promoción de los derechos ciudadanos y de participación democrática.Quedarse a la vera de este movimiento y encapsularse, es una imbecilidad mayor.
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