martes, enero 26, 2010

LOS PRIMEROS PASOS. Andres Rojo

Si la forma en que la Concertación encarará su nuevo rol opositor es lo que han estado haciendo los últimos días los partidos que integran este pacto, las noticias son muy malas para el país y Piñera tendrá la cancha despejada para hacer lo que quiera durante su mandato.
Los radicales hacen pacto en la mañana con la Alianza, tal cual lo hizo la Concertación hace un par de años, pero esta vez sus socios se les van encima y los amenazan incluso con sacarlos del gobierno “antes del almuerzo” (sin saber que los almuerzos radicales son los más largos), por lo que en la tarde los radicales dicen que no dijeron nunca lo que dijeron y vuelve el presidente renunciado de ese partido.
Al día siguiente renuncian Escalona y Latorre, con un mes de retraso: Escalona es substituido por uno de sus más firmes adversarios y se va diciendo que es más socialista que nunca; Latorre hace una finta y el Consejo Nacional DC ¡por unanimidad! le rechaza la renuncia y acepta su petición de pasar al Tribunal Supremo a Gabriel Valdés y Rafael Moreno por el delito de haber hecho propaganda a favor de Alejandra Sepúlveda, la contrincante en las elecciones del secretario nacional de la DC Moisés Valenzuela, sin siquiera mencionar a quienes hicieron lo mismo en otras zonas del país. Además se convoca a elecciones para fines de abril para las autoridades nacionales y para junio para las territoriales, sin asumir una sola cuota de responsabilidad y se llama a que la militancia exprese sus opiniones, cuando es evidente que ya están funcionando las máquinas internas para que las comunas elijan la gente que apoye a los habituales caciques.Por su lado, en el PPD, donde se hizo la salida de los responsables de las elecciones en forma civilizada, se anuncia en términos concretos que se opondrán a todo lo que proponga Piñera para defender la agenda “progresista” de la Concertación y proponen desde ya a Carolina Tohá como candidata presidencial para cuatro años más.
No hay autocríticas a los errores cometidos no sólo en la campaña reciente sino desde hace varios años, no se asumen en plenitud las responsabilidades, cada partido hace lo que le viene en gana sin un atisbo de coordinación entre ellos, no se abren espacios para la renovación de dirigentes ni para la participación de sus propios militantes y mucho menos para el resto de al ciudadanía.
De esta forma, la Concertación está dilapidando en pocos días el capital de seriedad que tenía por haber mantenido su unidad por más de veinte años, como fruto de las comprensibles pasiones desatadas por la derrota y no se dan cuenta siquiera cómo se debilita su capacidad para hacer oposición y volver aglutinar a las personas que se identifican con el “progresismo”. De seguir así, el nuevo gobierno podría darse el gusto de modificar el sistema binominal para mejorar sus propias opciones electorales y perjudicar las de la Concertación que sólo permanecería unida por el interés electoral al que la obliga el binominal.
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