Análisis Político-electoral de Encuesta CEP Mayo-Junio 2009. Democracia Cristiana y Frei R-T: El problema está en el Centro Político. G.Wielandt
La desafección política por los grandes conglomerados políticos chilenos se mantiene aún alrededor del 50% de los ciudadanos. Simultáneamente, la descripción política de centro, denominada propiamente como tal, representa sólo un 13% de los encuestados en dicotomía con quienes respondieron centro-derecha o centro-izquierda, al ser agrupados en lo que corresponde propiamente tal a derecha o izquierda como descripción política, lo que dificulta una interpretación más exhaustiva de la posición de centro político en el sistema de partidos a partir de esta encuesta CEP. Al ponderar la posición política de acuerdo al gusto por un político, el centro se concentra en Piñera con un 32% y en Frei con un 25%. Curiosamente la opción de Enríquez-Ominami alcanza un 11%. Seguidamente en la pregunta que intenta situar al encuestado en una actitud neutral, la posición de centro se concentra con más fuerza en la candidatura de Sebastián Piñera, alcanzando un 51% de dicha tendencia, lo que permite ya efectivamente deducir que la derecha, a través de la candidatura de Sebastián Piñera, logra apoderarse de la mayoría de los ciudadanos autodenominados como pertenecientes al centro político, lo que representa para la candidatura concertacionista y en particular para el propio Frei Ruiz-Tagle un desafío político crucial de lograr, en primer lugar, redimirse como opción de centro-político y, en segundo lugar, de captar la sensibilidad social del centro. Para ello es importante acudir al paradigma histórico de centro que representa la democracia cristiana, sintetizado en el V Congreso a través del círculo articulado del deseo de la voluntad general de “Seguridad y Democracia”. Fortalecer el discurso de seguridad es fundamental para recuperar el centro político en esta elección. Seguridad social, seguridad ambiental, Seguridad ciudadana, Seguridad vecinal y comunitaria, Seguridad laboral entre otros, conforman el discurso para cautivar a aquellos que históricamente han sido de la democracia cristiana y ahora no nos tienen confianza. El discurso de la seguridad articulado con el de democracia es la perfecta síntesis para el centro político que necesitamos recuperar. “Una Constitución del Bicentenario que dé más seguridad al pueblo de Chile”. Por cierto, seguridad democrática. Además de la construcción del discurso adecuada para reconquistar el centro, es imprescindible recomponer el centro político histórico. Esto significa recomponer a la democracia cristiana, para lo que se requiere un acercamiento de Frei con Adolfo Zaldívar de tal modo de incorporar al PRI al pacto parlamentario, ofreciendo a Zaldívar mínimas garantías de representación. Liberar así a Frei y a la democracia cristiana con el eventual candidato presidencial Enríquez-Ominami y trasladar el eje de conflicto entre este último y Adolfo Zaldívar. El acercamiento a Adolfo Zaldívar más que un impacto electoral en sí significaría un impacto simbólico político con efectos sinérgicos en lo político y electoral, por cuanto el electorado de centro premia la seguridad, la estabilidad y la reconciliación. Este lineamiento de orientación política se justifica aún más cuando ante la pregunta por la posibilidad de dar el voto se equipara la disputa por este electorado entre Piñera y Frei, lo que se expresa por el 26% para el primero y 24% para el segundo. Es decir, sólo 2 puntos porcentuales de diferencia y no 13% cuando se trata de la pregunta por la independencia o la neutralidad que se le solicitado al encuestado. Más relevante lo anterior se torna cuando ante la pregunta por las elecciones, situándolas el próximo domingo – correspondiente al total de la muestra – y el centro político se pronuncia en un 35% por Piñera y un 30% por Frei, sorprendiendo sin embargo el 16% que registra Enríquez-Ominami, lo que demuestra que hay un importante electorado de centro descontento con la concertación o bien ideológicamente liberal, o por último, porque Enríquez-Ominami interpreta mejor la opción de cambio.
En una línea de análisis complementario, la evaluación de los personajes políticos (34 nombres) resulta muy ilustrativa para describir y entender el escenario actual. El único presidente de partido de la concertación bien evaluado es José Antonio Gómez (13avo lugar). Los otros tres se posicionan en los últimos lugares, destacando lamentablemente el último lugar de nuestro camarada presidente Juan Carlos Latorre (34avo). Si comparamos este resultado con el tercer lugar de Marco Enríquez-Ominami y el doceavo lugar de su padre, el Senador, Carlos Ominami, resulta que la ciudadanía premia a la familia Ominami y castiga al grueso de la dirigencia concertacionista. Esto nos indica que la familia, los valores y la afectividad está por sobre la política y la ciudadanía castiga, por lo tanto, la crítica de la concertación al apoyo que Carlos Ominami brinda como padre a su hijo Marco. El centro político, en este caso, premia a los Ominami, pudiendo explicar el interesante porcentaje de centro que reúne el joven aspirante Enríquez-Ominami.
Por último, cabe decir que del 13% de la ciudadanía que se declara de centro es prácticamente el mismo porcentaje del que obtuvo la democracia cristiana en las elecciones municipales, lo que supone pensar que de los que se mencionan de centro-izquierda no son electores de la democracia cristiana. Cabe, entonces, preguntarse si Frei no logra propender más a la izquierda, podrá propender al centro histórico, hoy en su mayoría posicionado a favor de Piñera según la encuesta CEP. Estimo que la democracia cristiana mientras más de vanguardia es, más electorado de centro conquista, ya que la interpretación y representación del deseo de la voluntad general, sintetizado por la seguridad y la democracia, no puede ser descuidado para que la derecha se lo apropie por errores, descuidos e irresponsabilidades nuestras. Volver a ser vanguardia es, entonces, el desafío de la democracia cristiana, luchando por y para el pueblo, junto con Frei R-T, por más seguridad y democracia para Chile. En resumen, un partido y un candidato cuyo fin es “Chile, una comunidad de derechos.”
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En una línea de análisis complementario, la evaluación de los personajes políticos (34 nombres) resulta muy ilustrativa para describir y entender el escenario actual. El único presidente de partido de la concertación bien evaluado es José Antonio Gómez (13avo lugar). Los otros tres se posicionan en los últimos lugares, destacando lamentablemente el último lugar de nuestro camarada presidente Juan Carlos Latorre (34avo). Si comparamos este resultado con el tercer lugar de Marco Enríquez-Ominami y el doceavo lugar de su padre, el Senador, Carlos Ominami, resulta que la ciudadanía premia a la familia Ominami y castiga al grueso de la dirigencia concertacionista. Esto nos indica que la familia, los valores y la afectividad está por sobre la política y la ciudadanía castiga, por lo tanto, la crítica de la concertación al apoyo que Carlos Ominami brinda como padre a su hijo Marco. El centro político, en este caso, premia a los Ominami, pudiendo explicar el interesante porcentaje de centro que reúne el joven aspirante Enríquez-Ominami.
Por último, cabe decir que del 13% de la ciudadanía que se declara de centro es prácticamente el mismo porcentaje del que obtuvo la democracia cristiana en las elecciones municipales, lo que supone pensar que de los que se mencionan de centro-izquierda no son electores de la democracia cristiana. Cabe, entonces, preguntarse si Frei no logra propender más a la izquierda, podrá propender al centro histórico, hoy en su mayoría posicionado a favor de Piñera según la encuesta CEP. Estimo que la democracia cristiana mientras más de vanguardia es, más electorado de centro conquista, ya que la interpretación y representación del deseo de la voluntad general, sintetizado por la seguridad y la democracia, no puede ser descuidado para que la derecha se lo apropie por errores, descuidos e irresponsabilidades nuestras. Volver a ser vanguardia es, entonces, el desafío de la democracia cristiana, luchando por y para el pueblo, junto con Frei R-T, por más seguridad y democracia para Chile. En resumen, un partido y un candidato cuyo fin es “Chile, una comunidad de derechos.”
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