martes, mayo 26, 2009

¿Marco o Frei?. Camila Benado, concejala del Partido Socialista


Creo que Eduardo Frei, pese a ser la cara “repetida” en esta campaña, tiene una gran ventaja para estos buenos cambios. Ya fue Presidente, por tanto, tiene la distancia para ver lo que le faltó por hacer y lo que sin duda se debe corregir.
Hoy día muchos ponen a Marco Enríquez-Ominami como el portador del recambio en política y lo es, pero no cómo queremos y no cómo esperábamos. Lo digo no sólo por estar en desacuerdo con la idea de privatizar un porcentaje de Codelco y otras empresas públicas. Tampoco lo digo por el lenguaje agresivo que ya se hace cada vez más común cuando habla y la forma en que se refiere a los demás, incluso a las personas de su partido, sino porque de él no se ve nada más.

La verdad es que al principio sentimos simpatía no sólo generacional, sino que en su decisión de llegar hasta diciembre muchos vimos en su postulación la valentía que en política siempre se agradece. Pero al igual que en los pololeos, al principio cuando te estás conociendo todo te parece lindo, pero cuando se profundiza la relación, te das cuenta de que no hay por dónde. En este bombardeo mediático conocimos todas las facetas de Marco, los ángulos públicos y privados, a toda su familia, sus amigos poderosos, sus atributos varoniles descritos hasta el cansancio por su esposa, su "equipo de campaña" y -sobre todo- sus aliados políticos.
¿Queremos cambios? ¡Sí!, pero desde la coherencia, escuchando las demandas sociales, escuchando a la gente desde el mundo local para hacer efectivas las políticas públicas que nos signifiquen lograr lo principal que nos une: disminuir la desigualdad. Y eso hay que hacerlo con la convicción colectiva que siempre ha tenido la Concertación, y sobre todas las cosas dando garantías de estabilidad, coherencia, sensatez y sin demagogias.

Marco puede ser lo más novedoso de esta temporada otoño-invierno, pero claramente queremos un Presidente con el que podamos resolver los problemas de seguridad, de crecimiento, de integración social, de crecimiento urbano, de inflación o deflación, de infancia, de protección social, de salud, vivienda, del campo, del medio ambiente, en fin, todo lo que incluye un país y eso va más allá de la televisión.

Al igual que Marco queremos cambiar muchas cosas, y concuerdo con él en que el equipo de nuestro mundo concertacionista hay que renovarlo, y no basta con que se ponga de moda un "semillero", se llame Expansiva o Un Techo para Chile o cualquier otro. Claramente hoy el maquillaje y la farándula a todos nos entretiene un rato. Sin embargo, nada de esto nos da garantías de cambios reales, y sobre todo de buenos cambios.

Creo que Eduardo Frei, pese a ser la cara "repetida" en esta campaña, tiene una gran ventaja para estos buenos cambios. Ya fue Presidente, por tanto, tiene la distancia para ver lo que le faltó por hacer y lo que sin duda se debe corregir. Ahora bien, y tal como lo saben sus asesores y nuestros ciudadanos, el candidato ya es conocido, por lo que no hay magia mediática. Todos conocemos a su familia, su historia, su vida y hobbies y efectivamente no vende como Enríquez-Ominami. Pero Frei tiene lo que Marco no: la experiencia. El candidato sabe que es hora de abrir el juego y mostrar cómo se representa en otros nuestra propuesta de Gobierno. Cómo se llega al ciudadano con la fuerza y la satisfacción de haber gobernado por 20 años de manera exitosa y todo lo pendiente.

Lo primero y más importante es que el comité ejecutivo de campaña debe enterarse de que hay mujeres en política, que la Presidenta Bachelet no es un símbolo, es la representación de que Chile es mucho más amplio, que hay que saber escuchar a la gente, que los ciudadanos son variados y activos, que no queremos peleas por las puras y que se puede gobernar sin perder la sonrisa y los valores.

También debe saber que en este país tan largo como diverso, en todos sus rincones hay muchos Bowen que trabajan por su comunidad, ya sea desde el voluntariado o desde la parroquia, desde el centro de alumnos, desde la militancia o bien están aquéllos que sin tener nada siempre están trabajando para construir barrios más tranquilos. Esto incluye a los que buscan oportunidades, y a los que las quieren dar; los que quieren estudiar y todavía no pueden. Creo que generar los espacios para ellos en las sedes de campaña hay que hacerlo ¡ya! Y no basta con las intenciones señores: hechos son amores.
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