CONCIENCIA SOCIAL. Santiago Robles

Hace un tiempo atrás, me tocó ir a recibir al Aeropuerto Pudahuel a un francés, que por supuesto, venía de Francia. Como parloteo francés, en corto tiempo nos entendimos con el tipo. Alto, rubio, ojos claros, para nosotros, un típico gringo. Este gringo, venía enviado por una ONG francesa, para obtener información destinada al financiamiento de proyectos sociales, en Chile. Traía en su mente una serie de indicadores, tales como PIB, Ingreso Neto, Desarrollo Sustentable, y otros mas. Según él, Chile estaba muy bien posicionado, a nivel internacional; mas aún, la Concertación y el gobierno socialista de la Bachelet, haría fácil su trabajo como observador del desarrollo social chileno. Como pude, mientras conducía, traté de explicarle que había un serio problema con la distribución del ingreso. “Ah, si, pero ese es un problema menor, me contestó”. Al ingresar a Santiago, a orillas del río Mapocho, le señalé una “vivienda” hecha con géneros sacados de no sé donde. “Mira, le dije, ahí viven familias, con niños”. La sorpresa en su cara fue evidente. Después le señalé otras viviendas hechas con materiales ligeros. “Para, me gritó”. Arriesgando un parte, paré el vehículo, sacó su súper cámara fotográfica digital, y tomó algunas fotos. Su cara se veía descompuesta. “¡Cómo pueden Uds. permitir esto!”, me dijo con voz fuerte, molesto. Se subió al auto, y quiso sacar algunas otras fotos. Le expliqué que no era bueno hacerlo en ese momento, y que posteriormente yo lo podía acompañar a otros lugares para que sacara sus fotos. No hubo problemas. Así, en otras ocasiones, lo llevé a poblaciones tales como La Victoria, La Legua, San Gregorio, para que viera cómo vivían allí las gentes. Se fue a Francia, realmente impactado, prometiendo volver. En su país, no tenían idea del trabajo que él presentaría.

Me dolió lo que me dijo el gringo: ¡Cómo pueden Uds. permitir esto!.

En realidad, para los chilenos, la marginación social en que vive buena parte de la población, no nos extraña. La gran cantidad de gente sin casa, sobreviviendo en “ranchos” de madera, de palos, de trapos, de barro, tampoco nos extraña. Hemos crecido con ese problema, y no nos hemos preocupado de él. Nos preocupamos mas del acontecer político contingente, que la forma como viven nuestros conciudadanos, que no han tenido la suerte de nosotros. Sucede que lo que nos falta es una verdadera ”conciencia social”.

El gobierno de la Concertación, entiende por conciencia social, repartir plata, a lo Farkas, a la gente que la necesita, en un año de elecciones; repartir también Note Books, los que con seguridad aumentarán los stocks de estos artículos en las ferias persas de Santiago. El candidato DC, Sr. Frei, encuentra que esto es poco, y que se debe seguir repartiendo más; pero como en Chile con discursos se soluciona todo, se toman medidas que demuestran que lo que realmente le interesa al gobierno, es la popularidad, pero no enfrentar en forma decidida, los reales problemas sociales de la población.

Estamos fallos en la conciencia social. Esto se ve claramente en el despelote del TRANSANTIAGO. No interesan los problemas de la gente que lo usa; lo que interesa es mantener en el gobierno a un Ministro que fracasó en este tema; también lo vemos en el Metro: gente sentada en el piso de los carros, que hacen caso omiso de los avisos del conductor del tren; si vemos que alguno da el asiento a quien lo necesite, es como para ir a comprarse un boleto de polla o de kino; es nuestro día de suerte. El gobierno muestra orgulloso el Programa de Superación de la Pobreza, pero aterricemos,¿qué es lo que realmente han hecho?

Pero, hermano, me dirá alguno, y el Hogar de Cristo, yo soy socio de él; las Damas de Rojo, las Damas de Verde, y otras damas mas que se desempeñan en los hospitales; la Cruz Roja Internacional; los bomberos, los diversos tipos de voluntarios de ONG que procuran asistencia social, en fin y muchas otras organizaciones mas. Si, está bien, pero no nos olvidemos del tema central, ¿tenemos realmente conciencia social, o la sacamos a relucir sólo cuando llega la Teletón, y echamos la mano al bolsillo, y esperamos hasta la próxima Teletón?. Cuando la conciencia social existe, actúa, en ese momento; cuando no existe, da una serie de explicaciones o se manda grandes discursos.

Recordemos la frase del gringo, ¡Cómo pueden Uds. permitir esto!. Esta frase no va dirigida al gobierno y al éxito o fracaso de sus programas sociales. Va dirigida a los chilenos. ¿Por qué en 20 años de Concertación, hemos permitido que existan esta desigualdades tan grandes?. ¿En qué hemos fallado?. Algunos dirán: es que la derecha...; otros dirán: es que la izquierda... Explicaciones no nos faltan, y los problemas siguen ahí mismo. Quizás no nos hemos dado el tiempo necesario para reflexionar sobre la conciencia social. No nos ha interesado que muchos chilenos, niños incluidos, subsistan en el submundo que les hemos creado con nuestra indiferencia. Consulta: ¿qué candidato a presidente de la república se ha preocupado de esta incómoda conciencia social? Me parece que ninguno, andan en otra. Les interesan mas los votos. Salimos a la calle a protestar por las alzas, por el desempleo, por la LEG, pero, ¿hemos salido a la calle a protestar por la falta de conciencia social del gobierno y de nosotros mismos? De acuerdo con los artículos publicados en este blog, la DC ya está saliendo a la calle a trabajar por el Sr. Frei. Está bien, pero y salir a la calle a trabajar por la conciencia social, ¿cuándo saldremos?.

¿Cómo llegar a crear esta conciencia social en Chile?. Ejemplos tenemos en los grandes chilenos que se han preocupado de sacudir nuestra conciencia con los problemas sociales de nuestra patria. Pero eso, por nuestra indiferencia, eso no ha llegado a cada uno de nosotros.

Difícil tarea nos espera, si realmente queremos llegar a tener conciencia social, ¿verdad?. Sin embargo, intentaré dar a conocer mi humilde opinión acerca de lo que yo personalmente entiendo por conciencia social.

Para mí, la conciencia social, es un derivado del amor. Según los especialistas (Eric Fromm), “el amor es una fuerza interna que supera nuestro egoísmo, y que se traspasa al ser amado, para fundirse con él”. Este amor lo orientamos a Dios, amor divino; a nuestros hijos, amor filial; amor al prójimo, sólo como para dar algunos ejemplos de la orientación de nuestro amor. Mi religión cristiana, nos enseña que la base fundamental del cristianismo está “en amar a Dios sobre todas las cosas, y al prójimo como a mi mismo.” El amor a Dios, es un problema personal, y cada uno lo define y orienta de acuerdo a su formación y a lo que piensa y actúa. El amor al prójimo se demuestra con la “solidaridad”. Para mí, la solidaridad consiste en apretar con fuerza una mano que se nos tiende, buscando otra mano que la apriete. Así lo hizo el Padre Hurtado y montones de chilenos que entendieron lo de la solidaridad. Quizás, por allí haya un sendero que nos conduzca a la conciencia social. Pero la conciencia social no se queda sólo en los conceptos, sino que va a la práctica, y allí es donde fallamos. Estamos muy ocupados, no tenemos tiempo, o bien “no faltará alguien que lo haga”. Seguramente habrá otras personas mas preparadas que yo, profesionales que entiendan los problemas y les den una solución; pero estos profesionales están mas ocupados que yo, y los problemas sociales seguirán donde están. A las finales sólo algunos pocos hacen algo, y los demás nos vamos para la casa a ver el fútbol, a ver una película o a disfrutar con la familia. En resumen, indiferencia. Mientras no nos metamos en la cabeza que cada uno de nosotros, tal como somos, podemos hacer algo, no tendremos conciencia social. Todos tenemos un inquilino dentro de nosotros que nos aprueba cuando actuamos bien, y que se disgusta cuando actuamos mal. Imposible engañarlo. Tratemos de tenerlo contento. A este inquilino, le llamamos “conciencia”, pero nos falta actuar, para que logremos llegar a la conciencia social. Mientras no lo hagamos, sigue dando vueltas con fuerza la exclamación del gringo: Cómo pueden Uds. permitir esto!

Ojalá, esto sirva de algo a alguien que lea este artículo.

SANTIAGO ROBLES VALENCIA.
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