Irrupción de Enríquez-Ominami.EUGENIO SALINAS
La fuerte irrupción de Marco Enríquez-Ominami no es por azar. Es la respuesta para los ciegos y sordos que no han querido escuchar durante estos años de democracia que los chilenos ya no queremos más de lo mismo.
Somos una generación entre los 25 y los 50 que tenemos otra concepción de la vida y otros valores que distan de los que propugnan los políticos y conglomerados tradicionales. Somos parte de una oleada más atrevida, creativa, transparente y menos falsa, que es capaz de enfrentarse con la realidad.
Aquella que no quiere escuchar más a un ex Presidente alzarse como mesías, negarse a declarar en el mayor de los foros democráticos cuando su gobierno se investiga por casos de corrupción y negligencias y luego verlo asegurar que sólo se robaron unos pesos aquí y allá.
Somos parte de un rebaño que estamos dispuestos a discutir valóricamente sobre el matrimonio, el aborto (porque aunque lo reconocemos inhumano, sabemos que en la práctica existe a todo nivel), los matrimonios gay (porque aunque a algunos no nos guste, sabemos que hay derechos civiles en juego) y el sistema binominal.
Incluso, el uso de drogas y sus perniciosos efectos. No por el discurso cliché, sino porque muchos en nuestras reuniones de amigos nos encontramos con que un alto porcentaje las probó y supo de sus nefastas consecuencias. Pero claro, por el "falsismo" que impera gracias a quienes nos vienen dirigiendo en el tiempo, nadie lo habla públicamente.
Enríquez-Ominami aún no es mi candidato, pero por las anteriores razones evalúo dejar el "menos peor" que, como la mayoría de los chilenos, había escogido.
Ahora se pone entretenida la política en Chile.
EUGENIO SALINAS
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