Más democracia y participación. Marcelo Trivelli.
Ha llegado el momento de dar vuelta la hoja y tener esperanza de que Chile progresará con valores y produciremos un cambio de verdad, en donde las personas sean las protagonistas.
Ya es un hecho. La Concertación tendrá dos listas separadas de concejales para las elecciones municipales de este año. Ninguno de los llamados a tener una lista única de la Concertación surtió efecto en la negociación, y el bloque compuesto por el PR-PPD decidió llevar una lista propia para así aumentar considerablemente su número de candidatos.
En una coalición política la notificación o imposición no ayuda a la convivencia cívica, sino que genera roces y conflictos que son perfectamente evitables. En democracia, el diálogo y el respeto deben primar a la hora de relacionarnos los unos con los otros. A mi juicio, esta discusión muestra nítidamente la falta de democracia interna que tienen los partidos de la Concertación. Observamos cómo cada partido busca imponer un mecanismo que le asegure obtener un buen resultado en las municipales sobre la base de una regulación del mercado político electoral y así mantener sus cuotas de poder intactas.
Hoy, en la Concertación existe una pobreza de ideas y de visión de futuro, porque cuando se carece de un proyecto político que convoque a la ciudadanía, la ingeniería electoral lo reemplaza y se convierte en el centro del debate. Por ello, si queremos ganar las elecciones municipales y presidenciales tenemos que volver a los valores que fundaron la Concertación. Porque cuando se tiene un proyecto político que interpreta a los chilenos y chilenas, no se le tiene miedo a la democracia y a la competencia. Atrevámonos a competir y a que sea la ciudadanía quien decida. Los chilenos han dicho no más. La encuesta CEP donde 91% manifiesta tenerles "poca o nada confianza" a los partidos políticos es una señal que nos da fuerza para seguir adelante en nuestra campaña presidencial. Ha llegado el momento de decirles a todos los políticos de la transición que piensan que su poder e influencia es más poderosa que las voces de toda la ciudadanía, que ellos no son dueños de los cargos que poseen, sino que son de la sociedad y que es hora de que vuelvan a ella.
Me la estoy jugando por tener mecanismos estables que perduren en el tiempo que aseguren participación y competencia. Por eso he dicho atrevámonos a definir en primarias abiertas todos los candidatos a elección popular y que sea la ciudadanía la que elija a los mejores. Así existiría una posibilidad real de renovación de caras y de proyectos, porque podrían participar todos los líderes locales, jóvenes, mujeres y representantes de los pueblos originarios que así lo desearan.
Hoy nos enfrentamos a un decisión: continuamos siendo manejados por los hipócritas que están en la política o vamos a cambiarla abriendo espacios de participación para entregarle a Chile un proyecto de futuro que convoque a todos. Cuando yo sea presidente me gustaría contar con los mejores, con los jóvenes, hombres y mujeres capaces de entregar su tiempo y profesionalismo al servicio público, porque es irrisorio que en nuestra política sigan los mismos rostros que están hace más de 20 años.
Ha llegado el momento de dar vuelta la hoja y tener esperanza de que Chile progresará con valores y produciremos un cambio de verdad, en donde las personas sean las protagonistas. El llamado es a tener confianza en esta campaña, porque nosotros nos atrevemos a hacer las cosas de manera distinta. Les pido que confíen en ustedes y les pido que confíen en el sueño de que se puede construir entre todos un país mejor. Soy un convencido que los grandes cambios los alcanzaremos, no cuando nos dejemos dominar por los cálculos electorales, sino cuando sigamos nuestros valores, principios y sueños de un país mejor. Cuando detrás de un proyecto inspirado en los valores de la verdad, el esfuerzo, la meritocracia y la transparencia, unamos a Chile por un fin mayor.
Ya es un hecho. La Concertación tendrá dos listas separadas de concejales para las elecciones municipales de este año. Ninguno de los llamados a tener una lista única de la Concertación surtió efecto en la negociación, y el bloque compuesto por el PR-PPD decidió llevar una lista propia para así aumentar considerablemente su número de candidatos.
En una coalición política la notificación o imposición no ayuda a la convivencia cívica, sino que genera roces y conflictos que son perfectamente evitables. En democracia, el diálogo y el respeto deben primar a la hora de relacionarnos los unos con los otros. A mi juicio, esta discusión muestra nítidamente la falta de democracia interna que tienen los partidos de la Concertación. Observamos cómo cada partido busca imponer un mecanismo que le asegure obtener un buen resultado en las municipales sobre la base de una regulación del mercado político electoral y así mantener sus cuotas de poder intactas.
Hoy, en la Concertación existe una pobreza de ideas y de visión de futuro, porque cuando se carece de un proyecto político que convoque a la ciudadanía, la ingeniería electoral lo reemplaza y se convierte en el centro del debate. Por ello, si queremos ganar las elecciones municipales y presidenciales tenemos que volver a los valores que fundaron la Concertación. Porque cuando se tiene un proyecto político que interpreta a los chilenos y chilenas, no se le tiene miedo a la democracia y a la competencia. Atrevámonos a competir y a que sea la ciudadanía quien decida. Los chilenos han dicho no más. La encuesta CEP donde 91% manifiesta tenerles "poca o nada confianza" a los partidos políticos es una señal que nos da fuerza para seguir adelante en nuestra campaña presidencial. Ha llegado el momento de decirles a todos los políticos de la transición que piensan que su poder e influencia es más poderosa que las voces de toda la ciudadanía, que ellos no son dueños de los cargos que poseen, sino que son de la sociedad y que es hora de que vuelvan a ella.
Me la estoy jugando por tener mecanismos estables que perduren en el tiempo que aseguren participación y competencia. Por eso he dicho atrevámonos a definir en primarias abiertas todos los candidatos a elección popular y que sea la ciudadanía la que elija a los mejores. Así existiría una posibilidad real de renovación de caras y de proyectos, porque podrían participar todos los líderes locales, jóvenes, mujeres y representantes de los pueblos originarios que así lo desearan.
Hoy nos enfrentamos a un decisión: continuamos siendo manejados por los hipócritas que están en la política o vamos a cambiarla abriendo espacios de participación para entregarle a Chile un proyecto de futuro que convoque a todos. Cuando yo sea presidente me gustaría contar con los mejores, con los jóvenes, hombres y mujeres capaces de entregar su tiempo y profesionalismo al servicio público, porque es irrisorio que en nuestra política sigan los mismos rostros que están hace más de 20 años.
Ha llegado el momento de dar vuelta la hoja y tener esperanza de que Chile progresará con valores y produciremos un cambio de verdad, en donde las personas sean las protagonistas. El llamado es a tener confianza en esta campaña, porque nosotros nos atrevemos a hacer las cosas de manera distinta. Les pido que confíen en ustedes y les pido que confíen en el sueño de que se puede construir entre todos un país mejor. Soy un convencido que los grandes cambios los alcanzaremos, no cuando nos dejemos dominar por los cálculos electorales, sino cuando sigamos nuestros valores, principios y sueños de un país mejor. Cuando detrás de un proyecto inspirado en los valores de la verdad, el esfuerzo, la meritocracia y la transparencia, unamos a Chile por un fin mayor.
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