.......Las cifras no mienten.......MVerdugo.
En la segunda gota de datos entregados por Mideplán, respecto a los resultados obtenidos de la última aplicación de la encuesta Casen, la ciudadanía pudo encontrar sustento numérico a esa sensación de malestar y descontento que anida en las grandes mayorías desde hace ya un tiempo.
Efectivamente, los datos indican que casi cuatro millones de trabajadores perciben menos de lo que el presidente de la Conferencia Episcopal, Alejandro Goic, llamó “sueldo ético”, esto es 250 mil pesos mensuales.
Pero las malas noticias van más allá. La encuesta arroja también que más de un millón de estos chilenos ganan menos del sueldo mínimo legal (108 mil pesos mensuales) y que el 80% de éstos son trabajadores dependientes, es decir tienen contrato.
Y, como corolario, el informe indica que la brecha entre quienes ganan más y los que perciben menos ingresos aumento en los últimos 16 años. Es así como en 1990 las diferencias entre el quintil más rico y el quintil más pobre eran de 9,7 veces. Hoy día esa diferencia aumento a 10,2 veces.
Este es el resultado económico de “la más exitosa coalición gobernante” de la historia del país, es decir de la Concertación.
¡Qué pena no habernos equivocado cuando afirmábamos que no bastaba con súper carreteras de pago, edificios de lujo e inteligentes, barrios lindos, tiendas que ofrecen zapatos de 800 mil pesos, carteras de un millón 400, restoranes de lujo, utilidades escandalosas de las empresas, especialmente de las AFP que retienen mes a mes nuestros ahorros obligados sin que se nos permita decidir sobre ellos, ni menos vigilar su administración!
Claro que no bastaba. Todo lo relatado es para uso y goce del famoso quintil que vive mejor a expensas del sudor de estos millones de chilenos que ven pasar la modernidad por la vereda del frente.
Así ¿cuál es el éxito del que debe enorgullecernos? ¿El éxito de los dueños de campos, viñedos que exportan y se hacen ricos pagando sueldos miserables? ¿De los dueños de bosques que mantienen a sus trabajadores en condiciones indignas? ¿De los dueños de los famosos “retails” que obligan al desempeño de jornadas extenuantes impidiendo así el desarrollo y mejor comunicación en las familias?
Las cifras, como decíamos, no mienten. Ahí están mostrando en toda su cruda realidad el porqué el pueblo chileno alimenta día a día un descontento; un rechazo al mundo político que se desenvuelve entre sus claras y amplias oficinas, Borderío, Casapiedra y las comunas donde la GCU vive. Ojalá sean capaces de entenderlas, y de... rectificar el modelo.
Efectivamente, los datos indican que casi cuatro millones de trabajadores perciben menos de lo que el presidente de la Conferencia Episcopal, Alejandro Goic, llamó “sueldo ético”, esto es 250 mil pesos mensuales.
Pero las malas noticias van más allá. La encuesta arroja también que más de un millón de estos chilenos ganan menos del sueldo mínimo legal (108 mil pesos mensuales) y que el 80% de éstos son trabajadores dependientes, es decir tienen contrato.
Y, como corolario, el informe indica que la brecha entre quienes ganan más y los que perciben menos ingresos aumento en los últimos 16 años. Es así como en 1990 las diferencias entre el quintil más rico y el quintil más pobre eran de 9,7 veces. Hoy día esa diferencia aumento a 10,2 veces.
Este es el resultado económico de “la más exitosa coalición gobernante” de la historia del país, es decir de la Concertación.
¡Qué pena no habernos equivocado cuando afirmábamos que no bastaba con súper carreteras de pago, edificios de lujo e inteligentes, barrios lindos, tiendas que ofrecen zapatos de 800 mil pesos, carteras de un millón 400, restoranes de lujo, utilidades escandalosas de las empresas, especialmente de las AFP que retienen mes a mes nuestros ahorros obligados sin que se nos permita decidir sobre ellos, ni menos vigilar su administración!
Claro que no bastaba. Todo lo relatado es para uso y goce del famoso quintil que vive mejor a expensas del sudor de estos millones de chilenos que ven pasar la modernidad por la vereda del frente.
Así ¿cuál es el éxito del que debe enorgullecernos? ¿El éxito de los dueños de campos, viñedos que exportan y se hacen ricos pagando sueldos miserables? ¿De los dueños de bosques que mantienen a sus trabajadores en condiciones indignas? ¿De los dueños de los famosos “retails” que obligan al desempeño de jornadas extenuantes impidiendo así el desarrollo y mejor comunicación en las familias?
Las cifras, como decíamos, no mienten. Ahí están mostrando en toda su cruda realidad el porqué el pueblo chileno alimenta día a día un descontento; un rechazo al mundo político que se desenvuelve entre sus claras y amplias oficinas, Borderío, Casapiedra y las comunas donde la GCU vive. Ojalá sean capaces de entenderlas, y de... rectificar el modelo.
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