miércoles, septiembre 12, 2007

El rol de los trabajadores en el Chile de hoy.....Myriam Verdugo

Ayer, organizada por la Fundación Cultura y Trabajo, entidad fundada en 1993, se realizó una jornada en homenaje a Raúl Cardenal Silva Henríquez, de quien se recuerda este 27 de septiembre el centenario de su nacimiento.En el encuentro, invitado principal fue el recordado Vicario de la pastoral Obrera, Monseñor Alfonso Baeza, quien con emoción, chispa y su compromiso de siempre con la Iglesia y los desposeídos recordó al Cardenal, su labor y su decidido apoyo a los trabajadores de este país.Hizo un recorrido desde los años 60, en sus inicios de “cura”, cuando tuvo la suerte dijo, de conocer a quien sería su “compadre”, José Aguilera quien le acompañara como secretario ejecutivo de la Vicaría Pastoral Obrera, y al que culpa de su vocación por el mundo social, por el mundo de los trabajadores.Contó de la sorpresa que fue para muchos la designación de Silva Henríquez como Cardenal. Su candidato era otro. A Silva Henríquez le veían como un empresario y a punto estuvieron de firmar listas pidiendo otro nombramiento. No fue así, y, tal como Silva Henríquez aprendió de curas como Baeza y de fieles como Aguilera, éstos últimos aprendieron de ese gran Cardenal otra forma de hacer las cosas. El cardenal ponía ejecutividad, donde otros ponían sólo los diagnósticos y las denuncias. Así, conformaron un equipo histórico.Histórico por asumir la voz de los perseguidos, de los silencionados, de los reprimidos; histórico por enfrentar desde el Evangelio la maldad de un régimen criminal; histórico por colaborar con fuerza en la entrega a hombres y mujeres de trabajo de herramientas para luchar por su liberación; histórico por visualizar desde el día uno lo que significaría la dictadura militar e histórico por asumir esta tarea con sabiduría.Se emocionó Baeza al tratar de leer las frases que Silva Henríquez dirigió a más treinta mil chilenos presos en el Estadio Nacional; exhibió un sano orgullo al declarar la confianza que éste depositó en él, en sus acciones y su criterio; sonrió al recordar anécdotas del largo camino que recorrieron juntos.Recordó Baeza que una de las primeras acciones del régimen militar fue disolver la CUT y luego emitir el decreto 198, que prohibió las reuniones sindicales, las elecciones y por supuesto las negociaciones.Este último recuerdo hizo más patente que nunca la negra herencia de la dictadura militar. La dictadura recogió todos los miedos del empresariado y la derecha y, por lo mismo, persiguió y demonizó al mundo del trabajo organizado. En el imaginario derechista, las palabras sindicato, dirigentes, organización sindical, movilizaciones, huelgas, paros, demandas, representan todo lo perverso que amenaza su mundo ideal.Esa concepción es la misma que reina hoy entre gran parte del empresariado chileno y sus representantes políticos: los partidos de la Alianza. Y, lamentablemente, en la Concertación no existe interés ni vocación para fortalecer al cuerpo social. Y, el cuerpo social, en especial el mundo del trabajo, no ha dado ni señales ni ha mostrado la fuerza ni sapiencia que le permita ganar un mejor y mayor espacio. Al contrario, se mueve entre la desidia, la inoperancia, el egoísmo, las descalificaciones y las odiosidades. ¡Un regalo para la derecha y la elite tecnocrática!Dentro de pocos días se cumplirán 8 años desde la muerte del primer presidente de la Central Unitaria de Trabajadores, Manuel Bustos. Ese día estarán casi todos. Políticos que estiman “deben estar y mostrarse”, dirigentes sindicales que sienten la obligación de recordarlo y de paso provocar un “hito comunicacional”, si es que los medios se interesan y si es que asiste alguien a quien sacarle alguna “cuña respuesta” de la polémica de la semana. ¡Qué lastima!Nada queda de esa vocación de servicio que tenían los dirigentes sindicales y que con tanta visión apoyaran Silva Henríquez, Baeza y Aguilera, entre otros. Hoy, el incipiente movimiento sindical que se fortalece en los sectores más desprotegidos -el mundo de la subcontratación- parece mostrar la fuerza que otros no tienen. Es de esperar que esa fuerza, motivación y razón sea puesta al servicio de los trabajadores y no de un partido político. Y ojalá, el próximo año cuando quienes reconocemos y amamos el recuerdo de gente como el Cardenal, Manuel Bustos, Héctor Cuevas, Humberto Soto, Clotario Blest, Tucapel Jiménez, nos aprontemos a recordar otro aniversario de sus vidas y partidas, podamos sentir que sus ejemplos están de nuevo vigentes y se hacen carne en otros y otras representantes del mundo del trabajo chileno.

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Myriam: como siempre tus comentarios muy acertados.

Gabriel de Pujadas

14 septiembre, 2007 23:02  

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